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¿Cómo se relacionan el estrés y la disfunción eréctil?

El estrés causa problemas físicos, incluso, puede llegar a interferir en el proceso de erección. El ritmo de vida actual ha producido padecimientos mentales como estrés postraumático, ansiedad, depresión, fatiga extrema o disfunción eréctil psicológica. ¿Cómo se relacionan el estrés y la disfunción eréctil? De muchas maneras, ya que es un círculo vicioso que es difícil de romper sin ayuda profesional. ¡Acompáñanos en este artículo donde los expertos te orientan sobre este tema que aqueja a millones de hombres en todo el mundo!

¿Qué hace el estrés en tu cuerpo?

El estrés es la respuesta física o mental a una causa externa, que puede ser repentina y desaparecer pronto o prolongarse por mucho tiempo.

Cuando se presentan situaciones que percibimos como una amenaza (sea real o no) lo que podemos experimentar es una sensación de ansiedad, temor, inquietud, etc.

Cuando esa ansiedad no desaparece, afecta tu salud física y mental, y por supuesto tu vida a todos los niveles. Se puede empezar a tener problemas para dormir, hipertensión, desajustes del sistema inmune y hormonal, mala digestión, aumento del riesgo de problemas cardíacos y por supuesto fallas en la erección. 

Al percibir una situación como un “peligro”, el hipotálamo activa el sistema de alarma del cuerpo, enviando señales nerviosas y hormonales; este sistema incita a las glándulas suprarrenales a liberar una oleada de hormonas como adrenalina y cortisol.

La adrenalina en momentos estresantes, aumenta la frecuencia cardíaca, eleva la presión arterial y los suministros de energía, es decir, nos prepara para “huir o defendernos del peligro”.

El cortisol, por su parte, es la principal hormona del estrés. Esta sustancia eleva la glucosa en la sangre para optimizar su uso en el cerebro y aumenta la disponibilidad de sustancias que reparan los tejidos.

Sin embargo, explica Mayo Clinic, “el cortisol también limita las funciones que serían no esenciales o perjudiciales en una situación de lucha o huida. Altera las respuestas del sistema inmunitario y suprime el sistema digestivo, el sistema reproductor y los procesos de crecimiento. Este complejo sistema de alarma natural también se comunica con las regiones del cerebro que controlan el estado de ánimo, la motivación y el miedo.”

Todo esto es normal. Una vez pasada la “amenaza”, las hormonas y neurotransmisores vuelven a sus niveles habituales y nuestros sistemas corporales reanudan sus funciones regulares.

Pero cuando el estrés no sólo no disminuye, sino que aumenta, alimentado por nuestros propios pensamientos, las alarmas permanecen encendidas y suenan cada vez más fuerte.

Según la misma institución médica, la activación a largo plazo del sistema de respuesta al estrés y la sobreexposición al cortisol y otras hormonas, pueden alterar casi todos los procesos del cuerpo, incrementando el riesgo de padecer:

  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Problemas digestivos.
  • Dolores de cabeza.
  • Tensión y dolor muscular.
  • Enfermedad cardíaca, ataque cardíaco, presión arterial alta y accidente cerebrovascular.
  • Problemas de sueño.
  • Aumento de peso.
  • Deterioro de la memoria y de la concentración.
  • Y desde luego, trastornos sexuales como disfunción eréctil, eyaculación precoz o falta de apetito sexual.

El sistema de respuesta al estrés suele ser autolimitante. 

Habrás oído hablar de la disfunción eréctil psicológica. Los pensamientos, las preocupaciones del día a día, el temor a ser rechazado o a “no cumplir” pueden impedir que se logre la erección.

Estrés y respuesta sexual masculina

Cuando el hombre está muy estresado, suele bloquearse mentalmente, y ese bloqueo mental puede ser la causa de problemas de erección, eyaculación precoz o ausencia de deseo.

Lo hemos dicho muchas veces: el órgano sexual más importante es el cerebro. Es ahí donde se producen las reacciones químicas que dan lugar a la erección.

Al recibir un estímulo, ya sea físico o mental, los neurotransmisores responsables de despertar el deseo sexual, la testosterona (hormona sexual masculina) y otras hormonas, se activan, enviando señales eléctricas a través de la médula espinal. 

Esas señales llegan a los órganos genitales. Se libera óxido nítrico para que el flujo sanguíneo corra con más fuerza y presión para llenar los cuerpos cavernosos del pene y producir la erección. Pero si el proceso cerebral se ve interrumpido por algo como el estrés, la reacción en cadena no se produce. Puedes leer más en: Fases de la excitación masculina

Disfunción eréctil psicológica

Cuando la imposibilidad de alcanzar o mantener la erección es causada por una alteración de las emociones, se reconoce como disfunción eréctil psicológica, pues está directamente ligada al estado emocional y mental de quien la padece. 

El estrés, la ansiedad, la depresión, fobias, miedo, tristeza, baja autoestima o experiencias traumáticas, imposibilitan las erecciones o éstas son muy débiles. 

Pero más allá del estado anímico, el estado mental alterado -en este caso, el estrés- puede causar también problemas fisiológicos. Es posible que, a pesar de sentir el deseo de tener relaciones sexuales, un factor no orgánico sea el que impida responder a los estímulos. Es por eso que la disfunción eréctil psicológica debe abordarse desde todos los ángulos.

El ritmo de vida actual ha alterado los patrones de sueño, de alimentación, de descanso adecuado. El cerebro permanece en alerta todo el tiempo (el teléfono celular es el peor enemigo de la tranquilidad) centramos nuestra atención en lo que no está ocurriendo: el pasado o el futuro. Obviamente, esto modifica nuestro humor y hasta la química cerebral.

El estrés afecta a todo el cuerpo, incluidos los órganos sexuales. La presión por satisfacer las necesidades económicas, emocionales o sexuales de otros, genera ansiedad. 

Así se inicia un círculo vicioso: tras varios episodios de pérdida de la erección, surge el sentimiento de inseguridad, el miedo anticipado a fallar…y el resultado es la imposibilidad de alcanzar la erección; y será necesario buscar ayuda profesional.

El primer paso será descartar un problema físico (vascular, hormonal, alguna enfermedad asociada, uso de medicamentos, etc.) y posteriormente, abordar lo que está generando estrés o ansiedad. 

La terapia psicológica es indispensable para solucionar no sólo el problema de origen y disminuir el estrés, sino para solucionar las consecuencias de éste como puede ser la disfunción eréctil psicológica. Si quieres leer más visita este enlace: Impotencia psicológica. ¿Cómo reconocerla y tratarla?

¿Cómo se relacionan el estrés y la disfunción eréctil?

Ya explicamos a grandes rasgos cómo influye el estrés en las relaciones sexuales.

El estrés reduce de manera drástica los niveles de andrógenos, provocando inapetencia, baja concentración, insomnio, cansancio y desde luego, falta de apetito sexual, así como erecciones débiles.

Por otra parte, el aumento de cortisol y prolactina disminuyen la testosterona, lo que a su vez eleva la adrenalina y contrae las arterias, incluidas las del pene. 

Así es como podríamos resumir cómo se relacionan el estrés y la disfunción eréctil. Pero este problema es mucho más complejo, ya que no sólo se manifiesta a nivel físico.

El especialista deberá, además, ahondar en aspectos personales e íntimos de la vida del paciente, sus relaciones de pareja, tipo de prácticas sexuales, experiencias del pasado, etc., para poder determinar qué es lo que le está causando tanto estrés.

El Centro Nascia (España), institución especializada en el tratamiento del estrés y la ansiedad, llevó a cabo un estudio sobre sexo y estrés. Los especialistas evaluaron a 1.000 parejas y descubrieron que 70% de las relaciones sexuales que mantenían estos individuos bajo los efectos del estrés “son poco o nada satisfactorias”. 

Raquel San Martín, directora del Centro Nascia en Pozuelo, Madrid, afirmó que el estrés “se refleja a nivel físico, psicológico y fisiológico”.

  • 40% de los participantes manifestaron dolores de cabeza; 80%, cansancio generalizado y 50%, tensión muscular, síntomas que “influyen en el descenso de la libido”. 
  • El estudio demostró también que el estrés puede producir “insuficiencia de erección”, ausencia de secreción vaginal y eyaculación precoz. 

Por otro lado, explica San Martín, “la falta de concentración y la poca atención en el transcurso de la relación, hace que la experiencia sea muy poco satisfactoria”. 

Sabemos que los hombres con altos puestos de responsabilidad profesional, en la mediana edad (40 y 50 años), con familias (hijos y padres mayores de los que muchas veces, hay que hacerse cargo) y relaciones de pareja de mucho tiempo, son más proclives a padecer altos niveles de estrés.

Pero a veces ocurre también a los jóvenes y adolescentes que, por su edad y características generacionales, tienden a sentirse más deprimidos y ansiosos que adultos de la generación X, por ejemplo.

El miedo paraliza, priva de la capacidad de distinguir entre la realidad y los pensamientos al grado de bloquearnos mentalmente.

Es necesario buscar apoyo médico y psicológico pues, como ya vimos, las emociones negativas son capaces de producir desde disfunción eréctil hasta infartos.

Vale la pena recordar algunos de los factores de estrés que pueden causar disfunción eréctil:

  • Miedo al desempeño. Los hombres creen erróneamente que deben ser infalibles en la cama. Cuando no son capaces de cumplir con sus propias expectativas, la ansiedad se apodera de ellos y las señales de los estímulos no llegan al sistema límbico, que regula las emociones, la memoria, el hambre y los instintos sexuales.
  • Baja autoestima. La autoestima determina la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás, especialmente con quien nos atrae físicamente. 

Los problemas de autoestima pueden tener su origen en una mala experiencia pasada, el no sentirse apreciado por los padres o valorado por la pareja, no considerarse exitoso o incluso, características físicas como el peso corporal o el tamaño del pene. 

Cuando una persona no se considera atractiva o valiosa, debe hacer un importante trabajo terapéutico para descubrir de dónde viene esa concepción errónea de sí mismo. Tal vez éste sea uno de los bloqueos mentales más comunes que causan disfunción eréctil.

  • Traumas del pasado. Explica la psicóloga y sexóloga Claudia Isabel Villegas (Madrid, España) “De los tres a los seis años es cuando se forma el cimiento de la sexualidad de los seres humanos. Si alguien ha sido vulnerado va a tener problemas de sexualidad en la adultez. Es necesario trabajar a nivel terapéutico esas afectaciones, para evitar que los recuerdos aparezcan en el momento del acto e inhiban el funcionamiento de la mente y por ende la del cuerpo.”
  • Autoexigencia. La autoevaluación es algo que debería evitarse en las relaciones sexuales. No son un examen. Las preguntas “¿cómo estuve?”, “¿te gustó?”, “¿soy buen amante?” son una necesidad de confirmación de ellos mismos. Esa necesidad de aprobación genera tensión, angustia y ansiedad. 

Los hombres suelen recibir una educación basada en la competencia: debes ser el mejor. Eso es mucha presión y acaba afectando hasta en el sexo.

El sexo: el mejor remedio contra el estrés

Indica el Dr. Jesús Ignacio Rodríguez, director del Instituto Sexológico Murciano, “las relaciones sexuales o, en su caso, la masturbación, son un factor de protección ante el estrés ya que actúan como un ansiolítico natural”.

Sin embargo, existen casos en los que el sexo resulta ser un motivo más de estrés. De ser así, es preferible no añadir más carga negativa y no intentar tener relaciones sin mejorar la situación antes, opina el Dr. Rodríguez.

El sexo puede ser de gran ayuda para aliviar tensiones y conectar con la pareja a un nivel más profundo e íntimo, siempre y cuando no se vea como una obligación.

Conclusiones

En conclusión, si el estrés está siendo causa de disfunción eréctil, lo aconsejable -y urgente- es buscar ayuda profesional para solucionar ambos problemas. 

El sexo es una de las muchas manifestaciones de una vida plena y puede ser muy benéfico por todo lo que sucede a nivel cerebral. 

Es importante que, más que la cantidad, se procure una buena calidad en las relaciones sexuales. 

¡Gracias por tu lectura!

Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.

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