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Ejercicios para superar el bloqueo mental y las emociones que provocan disfunción eréctil

La mente es muy poderosa, puede llevarnos a lograr cosas que creíamos imposibles o convertirse en nuestro peor enemigo. El bloqueo mental puede ser la causa de problemas de erección, eyaculación precoz, ausencia de deseo, ansiedad, incapacidad para concentrarse o para recordar. El ritmo de vida actual, agravado por la pandemia de COVID-19, ha incrementado los casos de padecimientos mentales como estrés postraumático, ansiedad, depresión, fatiga extrema o disfunción eréctil de origen psicológico. Además de consultar con un experto en salud sexual masculina, puede ser de gran ayuda realizar algunos ejercicios para superar el bloqueo mental y las emociones que provocan disfunción eréctil. ¡Toma nota a lo que sigue que puede servirte!

Hablar de disfunción eréctil es vincularla con nuestro estado mental

Cuando hablamos de disfunción eréctil, es importante comprender el estrecho vínculo que existe entre nuestro estado mental y las reacciones del cuerpo. Pongamos un ejemplo un poco más banal para entender a qué nos referimos.

Supongamos que vas a presentar un examen para el que has estudiado mucho. Dominas el tema a la perfección, pero a la hora de mirar las preguntas en la hoja, los nervios te traicionan y tu mente se queda en blanco. Por más que te esfuerzas en recordar todo eso que sabías de memoria, no sale a la luz. Empiezas a pensar en todos los exámenes que no fuiste capaz de aprobar y sientes ansiedad, sudas, el corazón te late aceleradamente, ¿ubicas esa sensación? Eso es un bloqueo mental. Tus conocimientos son suficientes, tu cerebro funciona perfectamente, pero no eres capaz de ejecutar la acción -llenar el examen- con tus manos. 

Exactamente lo mismo pasa con el pene cuando un bloqueo mental y las emociones, provocan disfunción eréctil.

Un bloqueo mental es como una máquina que se paraliza. Al darnos cuenta de ello, nos invade un torrente de emociones negativas: ansiedad, miedo, angustia y desasosiego y más nos bloqueamos.

El bloqueo mental va de la mano con las emociones, es decir, detrás de un bloqueo mental hay siempre una seria dificultad para reconocer, expresar y controlar nuestras emociones. Bloqueo mental es igual a bloqueo emocional. Aprendiendo a manejar ambos, es posible superarlos. 

Ansiedad, traumas del pasado, baja autoestima, miedo a no cumplir con las expectativas, prejuicios o una deficiente educación sexual, son condicionamientos que pueden influir negativamente en nuestras emociones y por lo tanto, en las relaciones sexuales. Esos bloqueos mentales pueden ser causa de disfunción eréctil de origen psicológico. 

Es necesario identificar los bloqueos que se somatizan en una reacción física como la impotencia sexual masculina. Son muy pocas las personas que logran superar solas las emociones negativas. Por lo general, se requiere la ayuda de un terapeuta.

Vale la pena repasar un poco las causas de la disfunción eréctil psicológica.

Se considera impotencia sexual psicológica cuando, a pesar de no tener ningún problema físico, el hombre no es capaz de lograr o mantener una erección.

Explican los expertos de Boston Medical Group de México que la disfunción eréctil de este tipo, suele ir acompañada de ansiedad, que a su vez surge de la inseguridad o el temor de no poder lograr una erección. Cuantos más problemas sexuales, mayor es la ansiedad. Así se crea un círculo vicioso que afecta todos los demás aspectos en la vida de una persona, empezando por la práctica sexual.

Siendo un poco más específicos, muchas veces la disfunción eréctil no es causada por un problema físico: la circulación sanguínea es adecuada, no hay algún medicamento que interfiera con la función sexual, ni se padece alguna otra enfermedad. Se trata de un problema que está en la mente del individuo y por lo tanto, el abordaje debe ser psicológico. Entendiendo el problema de fondo, es decir, indagando en cuáles son esos bloqueos mentales que impiden la erección, la solución puede llegar sin requerir mayor intervención del médico experto.

Afirman los especialistas que en la mayoría de casos de disfunción eréctil psicológica, el paciente sufre un episodio de estrés total. Los motivos pueden estar en cualquiera de los aspectos de su vida: situación laboral compleja, problemas de familia, económicos, de salud o con la pareja.

Es importante aclarar que, si bien la disfunción eréctil por bloqueo mental puede solucionarse “tranquilizando” la mente y el cuerpo, esta disfunción no se cura sólo practicando meditación o yoga. Algunas técnicas de relajación ayudan, pero la disfunción eréctil es algo más complejo.

Cabe recordar que el órgano sexual más importante es el cerebro. Este órgano produce una serie de reacciones químicas cuando recibe estímulos, ya sean físicos, visuales, auditivos o incluso, producto de la imaginación o la memoria. Estos estímulos activan los neurotransmisores responsables de despertar el deseo sexual, las señales llegan a los órganos genitales produciendo la erección. 

Cuando este proceso se ve interrumpido -o sencillamente no se inicia- por una interferencia emocional, la reacción en cadena no se produce. No hay erección.

Si la disfunción eréctil es causada por una alteración de las emociones, el proceso de recuperación es más complejo, ya que habrá que indagar en esos rincones íntimos y a veces inaccesibles del paciente, para saber qué es lo que le está impidiendo vivir su sexualidad con normalidad.

Bloqueo mental y emociones que provocan disfunción eréctil

Hablar de bloqueos mentales y emociones negativas puede resultar muy ambiguo o hasta inverosímil, si en lo que repercute es en un problema físico como la disfunción eréctil. 

Para comprender mejor qué tipo de condicionamientos pueden llegar a estar tan arraigados o qué emociones pueden ser tan profundas para impedir un acto reflejo como es la erección, pongamos algunos ejemplos.

El miedo al desempeño. En pleno siglo XXI, la era de las “nuevas masculinidades”, los hombres aún pensamos que debemos ser infalibles en la cama; dar muestras repetidas de nuestra virilidad, competir en tamaño con otros varones, durar toda la noche, etc. Al no ser capaces de cumplir con nuestras propias expectativas, la ansiedad se apodera de nosotros. ¿Y qué ocurre? Las señales de los estímulos no llegan al sistema límbico, esta parte del cerebro (incluido tálamo, hipotálamo y amígdala cerebral) que regula las emociones, la memoria, el hambre y los instintos sexuales.

Baja autoestima. La autoestima determina la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás, especialmente con quien nos atrae físicamente. Los problemas de autopercepción pueden tener muchos orígenes, desde una mala experiencia pasada hasta la infancia remota, al no sentirnos apreciados o valorados por los padres. Otro motivo de baja autoestima e inseguridad en los hombres es el tamaño del pene, ya hemos publicado varios artículos al respecto. Cuando una persona no se considera atractiva o valiosa, debe hacer un importante trabajo terapéutico para descubrir de dónde viene esa concepción errónea de sí mismo. Tal vez éste sea uno de los bloqueos mentales más comunes que causan disfunción eréctil.

Traumas del pasado. No necesariamente debe tratarse de algo tan traumático como abuso sexual. Cualquier experiencia negativa puede convertirse en un bloqueo mental o mecanismo de defensa. Una vez más, la terapia psicológica será necesaria para hallar y solucionar ese problema. Como explica la psicóloga y sexóloga Claudia Isabel Villegas (Madrid, España) “De los tres a los seis años es cuando se forma el cimiento de la sexualidad de los seres humanos. Si alguien ha sido vulnerado va a tener problemas de sexualidad en la adultez. Es necesario trabajar a nivel terapéutico esas afectaciones, para evitar que los recuerdos aparezcan en el momento del acto e inhiban el funcionamiento de la mente y por ende la del cuerpo.”

Exceso de autocrítica. La autoevaluación es algo que debería evitarse en las relaciones sexuales. No son un examen, no estamos compitiendo con los ex amantes de nuestra pareja. Las preguntas “¿cómo estuve?”, “¿te gustó?”, “¿soy buen amante?” son más que una cortesía o el genuino deseo de satisfacer a la pareja. Son una imperiosa necesidad de confirmación de nosotros mismos. Esa necesidad de aprobación genera tensión, angustia, ansiedad. Si este autosaboteo ocurre frecuentemente, habrá que indagar las causas. Los hombres suelen recibir una educación basada en la competencia: debes ser el mejor, tienes que ganarle a los demás. Eso es mucha presión y acaba afectando hasta en el sexo.

Prejuicios y creencias. Para muchas culturas y religiones, el sexo es un tabú. El placer se asocia a la inmoralidad o al pecado, lo que impide a la persona disfrutar libremente de la práctica sexual. Si recibimos esos condicionamientos de nuestros padres o abuelos, habrá que revisar nuestro sistema de creencias e informarnos un poco más. El sexo no es sólo reproductivo, es goce, es salud, es fuente de felicidad, ¡es vida! La asesoría sexológica puede ayudar mucho a derribar estas barreras.

Si no hay coito, no fue sexo. Ni las mujeres necesitan la penetración para tener un orgasmo, ni los hombres tienen que penetrar para sentir que tuvieron relaciones sexuales. Pensar que el falo es el centro de todo es un terrible error, ya que nos limita el disfrute de un amplísimo universo erótico.

El sexo es sucio. La higiene se da por sentada, pero cuando este tema sobrepasa los límites de la normalidad, puede ser un trastorno que demande tratamiento. Si después de un encuentro sexual corres a bañarte, a lavarte los dientes y a cambiar las sábanas; o peor aún, antes de tener relaciones sexuales, pides al compañero que se unte todo el cuerpo con gel antibacterial, la espontaneidad se anula. Algunas personas sienten vergüenza, pudor o asco de los olores. El cuerpo tiene un olor sui géneris, es naturaleza humana. Rechazar este hecho de forma exagerada, puede producir bloqueo mental que impida el contacto íntimo.

Bloquear nuestras emociones no tiene otro fin que el de protegernos de una situación que nos rebasa. El problema es que también nos perdemos de experimentar emociones positivas. La recomendación, como ya hemos dicho, es acudir con un profesional de la salud mental que nos guíe para encontrar el origen del problema y poco a poco, abrir la mente, el corazón y los vasos sanguíneos del pene que producen la erección.

Aquí tienes algunos ejercicios para superar el bloqueo mental y las emociones que provocan disfunción eréctil.

  1. Los pensamientos no son realidades. Detén esa cascada de pensamientos que están en tu cabeza y trata de ver las cosas desde otra realidad. Hechos concretos, palpables, reales. Seguramente te darás cuenta de que te estabas torturando gratuitamente y que la realidad es mucho más alentadora de lo que creías.
  2. Sé paciente contigo mismo. Algunos cambios en tu rutina, incorporar el ejercicio físico o rodearte de personas positivas y amorosas, pueden ayudar a que te sientas mejor y eventualmente -al mejorar tu estado de ánimo- logres retomar la actividad sexual. De cualquier forma, considera buscar una opinión profesional. Un psicólogo podrá ayudar a pasar más rápido el proceso, brindará las herramientas para aceptar las circunstancias y superarlas, así como a determinar si hay algo más profundo que se deba abordar.
  3. Involucra a tu pareja. Las conversaciones incómodas a veces son necesarias para hallar soluciones. Ella es la persona con la que debe haber más confianza; sincerarse de manera abierta y sin miedo no sólo ayuda a desahogarse, sino a encontrar comprensión y apoyo para dar el paso hacía un cambio positivo, o bien, acudir a terapia.
  4. Ejercicios de relajación. Si lo que te causa tanta ansiedad o angustia es una situación emocional compleja, hay que tratar de calmar el cuerpo y la mente. Además de trabajar con un terapeuta en esas emociones que se encuentran desequilibradas, los ejercicios de relajación diarios ayudan notablemente a recuperar el equilibrio. El yoga y las técnicas de meditación son muy útiles para este fin. Si no te ves sentado en flor de loto y con las palmas hacia arriba, busca otras disciplinas como la meditación dinámica, excelente para sacar altos niveles de estrés.
  5. No descartes ir al médico. Además del psicólogo, un médico experto en salud sexual masculina podrá orientarte acerca de tu estado de salud en general, como la posible falta de vitaminas o de elementos químicos que afecten a tu cerebro. En algunos casos de disfunción eréctil psicológica, se pueden recetar algunos fármacos para solucionar la deficiencia.
  6. Revisa tus hábitos sexuales. Reflexiona sobre la forma en que has vivido las relaciones sexuales, si se han vuelto tediosas, si hay algún prejuicio que te esté estorbando o qué temas siguen siendo tabú para ti. Tal vez sea el momento de hablar con el sexólogo. Él puede guiarlos a ti y a tu pareja para experimentar y ejercitar técnicas que ayuden a la relajación del acto sexual. 

Conclusiones

Lo más importante es entender que no hay nada malo en ti. Somos humanos y pasamos por momentos altos y bajos en la vida. Situaciones difíciles y dolorosas como la pérdida de un ser querido, de un empleo, una ruptura amorosa o problemas económicos, naturalmente repercutirán en el apetito sexual. 

La confianza en tu pareja es fundamental para que juntos puedan llevar a la práctica estos ejercicios para superar el bloqueo mental y las emociones que provocan disfunción eréctil.

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Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.

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