Desde 1997, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra cada 11 de abril el #DíaMundialDelParkinson. Es una buena oportunidad para desmitificar viejas creencias sobre las personas que padecen esta enfermedad, como el que no les es posible mantener relaciones sexuales plenas. Si bien hay que adaptarse a ciertas circunstancias, la vida sexual en personas con Parkinson puede ser muy satisfactoria si se cuenta con la medicación adecuada y un tratamiento integral.
¡Te invitamos a que continúes con la lectura que sigue, en el artículo de hoy te explicaremos cómo puede ser la vida sexual de personas con Parkinson!
Un poco de antecedentes
El 11 de abril de 1755 nace James Parkinson, médico neurólogo que identificó la “parálisis agitante” como un trastorno del sistema nervioso que afecta la capacidad motriz, es decir, el control de los movimientos. En honor a este destacado médico, se llamó a esta patología “mal de Parkinson”.
¿Qué es el Parkinson?
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, la segunda más frecuente de este tipo, después de la enfermedad de Alzhéimer.
La Federación Española de Parkinson (FEP) es el organismo oficial que agrupa a todas las asociaciones de Parkinson en España y nace con el objetivo de reconocer y representar a pacientes, familiares, cuidadores, profesionales dedicados e investigadores que conviven día a día con esta enfermedad.
Este año, la FEP conmemora el Día Mundial del Parkinson 2023 con el lema “Dame mi Tiempo”, que se refiere a: “…relaciones sociales que respeten los tiempos de las personas con Parkinson, con el objetivo de avanzar hacia una sociedad más sensibilizada que incorpore una imagen ajustada a la realidad de estos pacientes y, en consecuencia, que repercuta de manera positiva en su día a día”.
Calidad de vida en personas con Parkinson
El desconocimiento de los síntomas y la progresión del Parkinson, causa gran desconcierto tanto en pacientes como en el círculo que les rodea, muy particularmente en lo que se refiere a su vida sexual.
Sensibilizar sobre lo que experimentan los pacientes con Parkinson en su día a día, puede ayudar a “darles su tiempo” y manejar con más asertividad, paciencia y amor, la lentitud y bloqueo de los movimientos, alteraciones de la voz, rigidez facial, temblores e hipersexualidad -esta última, generada por los medicamentos- y contribuir a una mejor calidad de vida, relaciones sociales y vida sexual de las personas con Parkinson.
Partiendo de que la enfermedad de Parkinson hasta hoy no tiene cura, las investigaciones se han enfocado en el diagnóstico temprano, tipos de terapia y la observación de factores que más impactan en la calidad de vida de los pacientes.
La revista Parkinsonism & Related Disorders publicó recientemente los resultados del estudio COPPADIS.
Aquí un resumen de la Fundación Degén dedicada a la investigación de enfermedades neurodegenerativas
- “Participaron 692 pacientes, además de 206 controles evaluados en 35 centros hospitalarios de toda España. La edad promedio fue de 62 años con un tiempo medio de duración de la enfermedad de 5 años y medio.”
- “Se consideraron dos tipos de calidad de vida: relacionada con la enfermedad (escala PDQ-39) y calidad de vida global (escala PQ-10 y la escala EUROHIS-QOL8).”
- “Se observó una clara relación entre el estado de ánimo y la calidad de vida, de tal forma que, a mayor grado de alteración del estado de ánimo, peor calidad de vida.”
- “Igualmente, se observó que cuanto mayor era la cantidad y severidad de síntomas no motores, midiendo la percepción subjetiva del paciente referente a síntomas cardiovasculares, sueño/fatiga, estado de ánimo, cognición, alteraciones de la percepción, síntomas gastrointestinales, urinarios, dolor y disfunción sexual, entre otros, peor era la calidad de vida.”
El estado de ánimo, la carga de síntomas no motores y las alteraciones de la marcha, fueron las variables que parecen afectar más a los pacientes.
El estudio concluye que, en personas que padecen la enfermedad de Parkinson, es fundamental identificar síntomas de depresión, síntomas no motores y alteraciones motoras.
Atender con prontitud estos signos, repercute en todos los demás aspectos de vida del paciente, ya que permite aplicar tratamiento específico para estos síntomas y con ello, la calidad de vida en general.
¿Cómo afecta la enfermedad de Parkinson la vida sexual de los pacientes?
Como ya lo hemos explicado en otros artículos de este blog, la enfermedad de Parkinson está directamente asociada a los niveles anormalmente bajos del neurotransmisor dopamina.
En personas con Parkinson, parte de las neuronas que producen dopamina se desconectan o mueren de forma degenerativa. Este químico cerebral se relaciona con el movimiento y las sensaciones de gratificación y placer, además de ser indispensable para las erecciones, ya que estimula la liberación de óxido nítrico, entre muchas otras funciones.
Cuando los niveles de dopamina son insuficientes, la persona experimenta desgano, depresión, dificultad para controlar la función motriz (movimiento), ausencia de deseo sexual y disfunción eréctil.
Sumado a la distribución deficiente de dicho neurotransmisor, está el estado anímico generado por un diagnóstico de una enfermedad devastadora. La depresión y los cambios de humor son frecuentes ante la noticia de un padecimiento degenerativo y discapacitante que nos cambiará la vida.
La ayuda psiquiátrica será indispensable
La ayuda psiquiátrica será indispensable para lidiar con las consecuencias emocionales, no sólo del paciente, sino de su círculo cercano, especialmente, la pareja.
La ansiedad por la enfermedad en sí, además de los medicamentos para aumentar los niveles de dopamina, pueden producir otro trastorno sexual: eyaculación precoz (falta de control eyaculatorio).
La vida sexual de las personas con Parkinson
En conclusión, el Parkinson y su tratamiento pueden derivar en las 3 disfunciones sexuales más importantes en el varón; un panorama muy desalentador para la vida sexual de las personas con Parkinson.
Afirma Lidia López, portavoz del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología: “además de los problemas físicos, los pacientes se enfrentan a otros problemas relacionados con la propia enfermedad o con efectos adversos de los fármacos. Un hombre puede tener la enfermedad de Parkinson y un problema de próstata, por ejemplo, sin que necesariamente estén relacionados. Por lo que, ante los problemas en la esfera urológica, se deben hacer revisiones como cualquier otra persona que no tenga Parkinson.”
Es por esto que el uroandrólogo debe formar parte del equipo de atención del paciente con Parkinson.
Otros cambios generados por esta enfermedad que complican la esfera sexual, son los posibles problemas urinarios como la incontinencia o la dificultad para orinar (los músculos del cuello vesical o esfínter urinario, se debilitan); hipotensión ortostática (la presión arterial disminuye de golpe), cansancio, baja de energía, dolor corporal o falta de control en los movimientos, que pueden ser un impedimento para mantener relaciones sexuales.
Puedes leer más aquí: Conoce cómo la enfermedad de Parkinson trae complicaciones en la vida sexual masculina
Hipersexualidad, efecto secundario del tratamiento con dopamina
Además de las limitantes sexuales de la enfermedad de Parkinson que ya mencionamos (dificultad para ejecutar el coito, disfunción eréctil, eyaculación precoz o deseo sexual hipoactivo), está una complicación no menor llamada hipersexualidad, causada por los medicamentos dopaminérgicos para controlar los síntomas motores y algunos psicológicos.
Se trata de fármacos que incrementan o sustituyen la generación natural de dopamina en el cerebro. Aunque estos medicamentos mejoran considerablemente los síntomas, con el tiempo, los beneficios disminuyen -el Parkinson es una enfermedad degenerativa-, y como todos los químicos sintéticos, tienen efectos secundarios adversos.
Entre los efectos secundarios que más afectan a las personas con Parkinson, está la hipersexualidad o falta de control de los impulsos sexuales.
Como su nombre lo indica, es un aumento exacerbado de la libido que puede llevar a comportamientos socialmente inapropiados como el consumo de prostitución, de pornografía o masturbación excesiva.
Cabe aclarar que no a todos los pacientes les pasa, ni con la misma intensidad. Según la Parkinson’s Foundation “los comportamientos impulsivos seriamente discapacitantes pueden ocurrirle a entre el 3 y el 5% de los pacientes con enfermedad de Parkinson, independientemente de la etapa en la que se encuentren.”
Este comportamiento compulsivo por tener relaciones sexuales -ya sea con la pareja u otras personas-, puede suponer un problema muy grave a nivel personal, familiar y social, por lo que se debe informar al médico sin sentir vergüenza.
Se sabe que algunos medicamentos dopaminérgicos contribuyen o causan el desarrollo de trastornos del control de impulsos. El médico tratante debe informar de esta posibilidad al paciente, sus cuidadores y familiares.
La dopamina y la sensación de gratificación inmediata que produce, bloquean la capacidad de resistirse a un impulso. Aun cuando existe conciencia de lo dañina que puede ser una conducta como la hipersexualidad, al paciente le es casi imposible contenerla. Lo cual no es justificación para dar rienda suelta al sexo.
No olvidemos que este es un comportamiento anormal motivado por la búsqueda de estas sensaciones, pero también causan daños colaterales importantes.
Las personas con Parkinson medicadas con altas dosis de dopamina, suelen buscar la gratificación en conductas expansivas como el sexo, los juegos de azar, la comida o la adicción (abuso) a sus propios medicamentos.
Explica la Parkinson’s Foundation que, con frecuencia, se presenta más de un trastorno del control de impulsos a la vez, además de síntomas psicóticos como alucinaciones, delirios, cambios bruscos en el estado de ánimo (depresión o ansiedad) e incluso, pensamientos suicidas.
La hipersexualidad, concretamente, puede manifestarse con pensamientos impertinentes, comentarios inoportunos de tipo sexual o comportamientos sexuales explícitos.
También puede haber una mayor exigencia de actividad sexual con la pareja o con otras personas y hábitos que antes no existían, como la adicción a la pornografía, pagar por sexo, sexo virtual o parafilias como exhibicionismo, travestismo o sadomasoquismo.
La hipersexualidad suele ir acompañada de otras conductas perturbadoras como irritabilidad, ira, inestabilidad del ánimo e interrupción del sueño.
En casos severos de trastornos del control de impulsos, la solución podría ser retirar el medicamento progresivamente o probar tratamientos alternativos.
Conoce más en este enlace: Efectos secundarios al tomar dopamina. ¿Cómo influye en la vida sexual masculina?
Vida sexual en personas con Parkinson
Ninguna enfermedad, transitoria o de por vida, tiene por qué privarnos de un aspecto inherente al ser humano como es la sexualidad plena.
Un estudio publicado en el European Journal of Neurology, revela que el sexo en hombres con primeros síntomas de Parkinson, puede mejorar su calidad de vida e incluso, reducir o retrasar la discapacidad.
Si bien se requieren más datos e investigaciones para confirmar estos hallazgos, sí es un hecho comprobado que existe una relación estrecha entre la salud sexual y la salud general.
Explica el Dr. José Benítez, director médico de Boston Medical Group: “Las personas que se encuentran bajo tratamiento médico deben revisar si (los fármacos que toma) afectan su vida sexual, y si es así, deben consultar a un especialista sin abandonar dichos tratamientos”.
El sexo es conocido como “el mejor antidepresivo natural”, ya que:
- Afecta positivamente el estado de ánimo (debido a las endorfinas)
- Ayuda a combatir el insomnio.
- Las hormonas sexuales regulan el estrés.
- Tiene un efecto analgésico.
- Los juegos previos ayudan a la conexión íntima en la pareja. Las caricias, los abrazos y los besos tienen un efecto calmante.
- Puede ayudar a tener un comportamiento más optimista al ser una actividad divertida.
- Ayuda a sentirse amado, comprendido.
Conclusiones
La vida sexual en personas con Parkinson es un reto más que se puede superar con el apoyo de los familiares, los médicos, la información y la voluntad del paciente.
Son de vital importancia:
- La comunicación con la pareja y círculo cercano. No tengas miedo de expresar lo que sientes y comunicar tus necesidades.
- Apóyate en tu equipo médico: neurólogo, psicólogo/psiquiatra y urólogo, que ayudará a resolver las dificultades sexuales que conlleva el Parkinson.
- Terapia de pareja, ya que la enfermedad afectará tanto al paciente como a quien convive con él todos los días.
El vínculo amoroso, la comprensión, la paciencia y la empatía, son el pilar sobre el cual habrá de construirse una nueva vida sexual adaptada a las circunstancias.
¡Gracias por tu lectura!
Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.
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