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Suplementos sexuales para mejorar el desempeño. ¿Cuáles funcionan y cuáles no, según los expertos?

Muchos de nuestros lectores nos han demostrado interés y están volcando su atención hacia los vigorizantes sexuales, ¿quiere decir que están causando efectos notorios en los consumidores, para bien…o para mal? Suplementos sexuales para mejorar el desempeño. ¿Cuáles sí funcionan y cuáles no, según expertos? ¡Quédate aquí para conocer la respuesta!

Suplementos sexuales: ¿remedio natural o fenómeno de marketing?

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha buscado mejorar su desempeño sexual, ya sea por padecer alguna disfunción o simplemente porque los humanos somos inconformes por naturaleza y siempre queremos más.

La herbolaria y el reino animal han sido las fuentes de la eterna juventud sexual más explotadas antes de que la medicina nos diera mejores soluciones. Pero a pesar de los avances médicos, los caballeros siguen buscando en los suplementos sexuales ese milagro que les devuelva el vigor y les proporcione un pene más grande o sensaciones de placer más intensas a las conocidas; obviamente sin tener que pasar por el consultorio médico.

Precisamente eso es lo que prometen los miles de pastillas, ungüentos, aceites, polvos o inyecciones de ingredientes naturales que se anuncian para mejorar la vida sexual.

Como hemos comentado en otras ocasiones, la mayoría de estos preparados no han sido investigados científicamente como para avalar sus resultados. La mayoría se basan en creencias populares o las propiedades nutricionales de ciertos alimentos para venderse como “medicamentos sin efectos secundarios”.

La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) en el caso de México, son responsables de aprobar la distribución de cualquier producto farmacéutico, alimenticio o de higiene; de revisar y controlar los procesos de producción, así como sus componentes. Sin embargo, esta regulación no aplica para los suplementos de ningún tipo. 

Esto da carta abierta a que cualquier empresa, sin restricción ni ética alguna, produzca, importe o distribuya cualquier mejunje que se le antoje argumentando que están hechos sólo de ingredientes naturales -que se podrían comprar en cualquier mercado- y por lo tanto, no son perjudiciales para la salud. En todo caso, el responsable sanitario (FDA o COFEPRIS) es quien tendrá que investigar y demostrar si el producto es nocivo para la salud o pone en peligro la vida del consumidor; de lo contrario, no hay razón para limitar la venta. 

Con reglas tan laxas para la comercialización de suplementos sexuales, para adelgazar, para el rendimiento físico o lo que se nos ocurra, la responsabilidad de ingerirlo cae directamente en el consumidor. Si te hace daño, olvídate de demandar a la empresa o de que te devuelvan tu dinero. No habrá manera de demostrar que ese producto en particular fue el que te hizo daño o fue lo que cenaste ayer.

¿Qué opinan los expertos de los suplementos sexuales?

El doctor Michael O’Leary, urólogo del Hospital Brigham and Women’s, afiliado a Harvard, asegura: “con algunas excepciones, la mayoría de los suplementos para la función sexual no se han estudiado científicamente. Podrías estar comprando sólo un poco de marketing. La mayoría son una enorme pérdida de dinero. En el mejor de los casos, los suplementos para mejorar la vida sexual tienen un efecto placebo, es decir, un resultado beneficioso de un tratamiento inactivo.”

Por su parte, el Dr. Jesse Jarrod Jiménez de Boston Medical Group México, opina que “existen productos naturales que se pueden usar como complemento en el tratamiento de la disfunción eréctil, pero ninguno ha demostrado por sí solo curar o tratar de forma efectiva esta disfunción… Es importante mencionar que la principal limitación de los tratamientos naturales u homeopáticos, es que carecen de fundamentación científica y por lo tanto, no podrían indicarse de forma segura a todos los pacientes.” En lo referente a los suplementos naturales como la pastilla negra, Penirium y otros vigorizantes sexuales populares, comenta: “la mayoría sólo mejora brevemente más por un efecto placebo o expectativas del paciente de encontrar la solución. Cada tratamiento médico debería ser adaptado de manera personalizada, es por eso que de inmediato sabemos, se trata de productos fraudulentos que juegan con la imperiosa necesidad del paciente para resolver su problema sexual.”

Cuando dos incuestionables autoridades en la materia opinan lo mismo, no hay mucho más que agregar.

Suplementos sexuales vs. Fármacos

¿En qué radica entonces el éxito de estos productos? 

Hace algunos años, se le preguntó a la entonces directora de una famosa revista de modas, si era ético o no incluir anuncios de “productos milagro” en sus publicaciones -de la cual la revista estaba plagada en sus últimas páginas-; a lo que ella respondió: “vendemos ilusiones, lo que el público quiere ver, con lo que sueña, lo que le distrae de la difícil realidad en la que vive”. 

Dicen los publicistas: si quieres que alguien te crea, dile lo que quiere oír. Es cierto, no hay nada más esperanzador que un producto para adelgazar sin dejar de comer, desarrollar músculo sin hacer ejercicio o mejorar la vida sexual sin tener que visitar al médico.

Tal como decía la editora de la revista, la gente compra cualquier cosa que le prometa ser más feliz sin ningún esfuerzo.

Decía Aristóteles, quien definió la felicidad como “la adquisición de la excelencia del carácter y de las facultades intelectivas”, que la máxima aspiración de todo ser humano, es la felicidad. El problema está en cómo encontrarla. 

El sociólogo William Davies en su ensayo “La industria de la felicidad” hace un profundo análisis sobre ¿por qué se han invertido incalculables sumas de dinero y de esfuerzo para llevar la noción de felicidad a todos los públicos? Por un lado, porque la infelicidad representa enormes pérdidas económicas para las empresas y los gobiernos (enfermedad, ausentismo laboral, estrés, apatía o falta de compromiso). Por el otro, los “productos para ser feliz” (medicamentos, suplementos, cursos, libros de autoayuda, entretenimiento, moda, etc.) han resultado ser negocios millonarios que mueven la economía como nunca antes se había visto. La industria de la felicidad es la respuesta del capitalismo a uno de los mayores cuestionamientos filosóficos del hombre: ¿dónde está la felicidad? 

Un hombre no busca en realidad una pastilla para tener mejores erecciones. Lo  que todos queremos es ser más felices. Bajo esta premisa, podríamos decir que la eficacia de los suplementos sexuales no está en los genitales, sino en el cerebro.

Esto coincide con lo que afirman los investigadores y expertos en salud sexual masculina: el órgano sexual más importante es el cerebro. 

En 2014, British Airways realizó un experimento con un producto denominado “la manta de la felicidad”. La frazada monitoreaba el estado de ánimo (neuronal) de los pasajeros. Mientras más relajados se encontraban la manta iba cambiando de color rojo a azul, lo que se suponía era un indicador de el nivel de satisfacción de sus clientes. Así, los sobrecargos se acercaban a aquellos con manta “en rojo” para asegurarse de que estaban siendo bien atendidos.

Es el cerebro el que responde a los estímulos, no el pene. El órgano sexual masculino reacciona según las señales eléctricas que emite el sistema nervioso central. Es por eso que las pastillas para disfunción eréctil, no funcionan de forma automática apenas tomarlas, debe existir estimulación sexual de por medio. También es el cerebro el que controla el orgasmo y la eyaculación, lo que explica la disfunción eréctil de origen psicológico, que puede ocurrir a hombres con una función vascular normal.

 De la misma forma que la frazada hace sentir cómodos a los pasajeros de la línea aérea, los suplementos sexuales hacen sentir cómodos y seguros de sí mismos a quienes los consumen, sin saber que tendría el mismo efecto cambiar sus hábitos alimenticios, hacer una rutina de ejercicio y dejar la adicción al tabaco o al alcohol. 

Problemas de erección

La mayor parte de los pacientes con problemas de erección, lo son por deficiencias en el aparato circulatorio o porque padecen enfermedades asociadas a éstos: hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia o anomalías cardiacas.

También puede ser causa de una baja de deseo o poco rendimiento sexual, el efecto de algunos medicamentos para la presión alta, para controlar la ansiedad o ¡para la depresión! Si estamos deprimidos, ¿cómo vamos a echarle todas las ganas al sexo?

Recordemos aquel anuncio de la tienda departamental que decía “un psicólogo jamás entenderá el poder curativo de un vestido nuevo.” Con los suplementos sexuales pasa exactamente lo mismo. Nos venden lo que queremos oír: “con Prinex tu pene será más grande.” “Toma Peniruim por 21 días y sentirás mucho más placer.” “La pastilla negra te devuelve el vigor sexual sin efectos secundarios”.

Lo que no nos dicen estos anuncios, es que los suplementos sexuales también pueden representar un peligro para la salud, ya sea porque se retrasa la obligatoria consulta con el médico o porque, según el estudio de Harvard, “algunos suplementos para la función sexual pueden contener impurezas potencialmente peligrosas o pequeñas cantidades de medicamentos ocultos, como trazas de inhibidores de la PDE5, medicamentos de la misma clase que incluyen los recetados para la disfunción eréctil como Viagra. También es probable que estos preparados incluyan una mezcla de ingredientes como dehidroepiandrosterona (DHEA), una hormona suprarrenal).”

Por otro lado, los extractos de plantas como ginkgo biloba, ginseng, guaraná, maca, tribulus, muira puama, catuaba; las vitaminas B y C o minerales como el zinc, no ayudarán a mejorar la vida sexual, aunque se ingieren en grandes cantidades. Esto es un hecho comprobado científicamente.

Mención aparte merece la L-Arginina. Al ser un librador de óxido nítrico, puede ayudar a relajar los vasos sanguíneos del pene. Sin embargo, como también afirman los expertos de Boston Medical Group de México, no se ha demostrado que sintetizar este aminoácido que produce el cuerpo en un comprimido, solucione por sí solo la disfunción eréctil o produzca mejores erecciones. Esta sustancia está aún en fase de investigación. Además, tiene algunas contraindicaciones que el consumidor desconoce y pueden poner en peligro su salud.

La yohimbina, por otro lado, se sabe que, “promueve el flujo sanguíneo del pene, pero no hay manera de saber si los suplementos que la contienen, incluyen demasiada cantidad (peligrosa) o muy poca (inocua)”, afirma el doctor Michael O’Leary.

El fenómeno de los suplementos o vigorizantes sexuales es un reflejo de lo que está pasando con la salud sexual de los hombres: 

 

  • El número de jóvenes con problemas de erección va en aumento.
  • El estilo de vida actual está provocando disfunciones sexuales como impotencia sexual o eyaculación precoz.
  • Las personas no se sienten satisfechas con sus vidas, por eso buscan en los suplementos un posible camino a la felicidad o al menos, a la gratificación inmediata.
  • Los hombres con problemas de erección siguen sintiendo vergüenza o miedo de hablar al respecto con su médico.

Consideraciones finales

Los suplementos sexuales para mejorar el desempeño son una falacia, una ilusión. Ya te hemos dicho cuáles sí funcionan y cuáles no, según expertos. La decisión de tomarlos o no, depende de cada quién. Pero la recomendación tanto de los especialistas en salud sexual masculina como de los investigadores es, ante la sospecha de padecer disfunción eréctil, lo más sensato es consultar al médico.

No pierdas tiempo, dinero ni pongas en riesgo tu salud. Haz una cita en una clínica de salud sexual y cambia tus hábitos de vida. Esa es la única forma de mejorar tu desempeño sexual.

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¡Hasta pronto!

 

Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.

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