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Hipertensión del epidídimo o “síndrome de los testículos azules”. El dolor en los testículos, ¿es grave?

El nombre correcto es hipertensión del epidídimo o epididimaria, pero lo habrás escuchado como síndrome de los testículos azules, Blue Balls o “cojonera”. Los términos, bolas azules o hipertensión epididimaria no son usados con frecuencia en la práctica médica, ya que se considera una condición no patológica asociada a la excitación sexual que no culmina en la eyaculación. Aunque es una dolencia benigna, es muy molesta. Sin embargo, si el dolor en los testículos permanece, puede tratarse de algo más que “bolas azules”, expresión más conocida por las personas.  En este caso, sí será necesario visitar al médico. 

¡Sigue leyendo para saber si el dolor en los testículos es un problema de salud masculina grave!

¿Qué es la hipertensión del epidídimo o epididimaria?

La hipertensión del epidídimo o epididimaria no es otra cosa que una condición de dolor agudo en la próstata y los testículos debido a la vasocongestión, es decir, retención de líquido en las gónadas. Se atribuye a la excitación prolongada donde la sangre que llena los genitales en la erección (fase de excitación masculina) y el semen, no se liberan en el orgasmo, cuando el pene vuelve a su fase de reposo y los testículos, a su tamaño normal.

De acuerdo con el portal Wikipedia, es posible que el término coloquial –Blue Balls– se haya originado en los Estados Unidos en 1916 (Dalzell, Tom; Victor, Terry, “Sex Slang”. 2007). El término hipertensión del epidídimo surgió muchos años después para explicar esta dolencia de forma científica.

¿Qué es el epidídimo?

Se trata de una estructura enrollada que se conecta con los testículos y donde se almacenan los espermatozoides inmaduros provenientes de los testículos, es ahí donde terminan de madurar los gametos o células sexuales masculinas. En la eyaculación, el semen es expulsado desde una extremidad del epidídimo hacia el conducto deferente, el semen se desplaza a través de este conducto hacia el cordón espermático; allí, el vaso deferente se une con la vesícula seminal para formar el conducto eyaculatorio, el cual atraviesa la próstata y se vacía por la uretra. Son los movimientos musculares rítmicos del orgasmo los que impulsan el esperma hacia adelante.

Cuando ocurre una sobreestimulación de los genitales, ya sea en los juegos previos a la relación sexual o en la llamada tumescencia peneal nocturna que no culmina en eyaculación, los fluidos acumulados no se expulsan (linfa, sangre y semen), lo que produce una distensión y congestión de los conductos deferentes, las vesículas seminales y conductos prostáticos. 

Te habrá pasado alguna vez que, al estar dormido, tienes un sueño erótico y te despiertas con una erección que, de no liberarse a través de la masturbación o acto sexual, te deja una sensación de dolor en los testículos. Cabe aclarar que las erecciones espontáneas no suelen despertarnos ni causar dolor. De ser así, viviríamos con un síndrome de testículos azules permanente. La tumescencia peneal nocturna es un reflejo normal del organismo en hombres sanos, es decir, sin disfunción eréctil, que ocurre entre tres y cinco veces durante la noche en la fase de sueño REM. Estas erecciones suelen durar entre 15 y 40 minutos, pero no las percibimos pues estamos profundamente dormidos. 

Síntomas de hipertensión del epidídimo

Al excitarse sexualmente el hombre, el sistema nervioso parasimpático aumenta su actividad y envía impulsos a los tejidos genitales, lo que da lugar a un aumento del flujo sanguíneo hacia los testículos, la próstata y el pene. Los testículos se tornan de un color levemente azulado debido a la acumulación de sangre, así es como surge el nombre de testículos azules o blue balls; término por demás curioso, ya que la palabra “blue”, también significa “triste” en idioma inglés. 

El síndrome de los testículos azules suele ser más común en adolescentes, que se excitan con más rapidez y aún no han aprendido a controlar las sensaciones de las fases de excitación -el estado de excitación es prolongado-; o bien, se encuentran en situaciones poco propicias para “descargar sus fluidos”.  

La hipertensión del epidídimo se caracteriza por:

  • Dolor temporal (que mejora cuando la presión sanguínea en los testículos vuelve a la normalidad).
  • Sensación de pesadez en uno o ambos testículos.
  • Tonalidad azul tenue en el escroto.
  • No suele asociarse a la hinchazón, aunque el tamaño de los testículos puede aumentar hasta un 50% en la fase de excitación.

Otros efectos secundarios del síndrome de los testículos azules, podrían ser ocasionalmente dolor de cabeza leve y momentáneo, dolores musculares o mal humor -lo cual es entendible-.

Según Wikipedia, “se ha sabido de hombres que sufren dolores de estómago intensos y dolor agudo al orinar”, aunque esto no es un signo que se adjudique de forma general a la hipertensión epididimaria.

A ellas también les pasa

Obviamente no podemos llamarlo “síndrome de testículos azules”, ya que las mujeres no tienen testículos. Este fenómeno femenino se conoce como vulva azul o congestión pélvica y se produce por las mismas razones: aumento del flujo sanguíneo hacia el clítoris y la vulva durante la excitación, con contracción de las venas para disminuir el retorno venoso. Se manifiesta por sensación de dolor o pesadez alrededor del clítoris, la vulva y en el vientre bajo (a la altura de los ovarios). Esta sensación desaparece con el orgasmo o al bajar la excitación.

¿Hipertensión epididimaria o epididimitis?

No se deben confundir estos términos. El primero es el conocido síndrome de los testículos azules y no representa ningún riesgo de salud sexual ni problema permanente en los testículos.

La epididimitis, por otra parte, es una inflamación del epidídimo causada por una infección de las vías urinarias o de la próstata que pueden expandirse hasta el epidídimo, por infecciones de transmisión sexual, como gonorrea y clamidia o por infecciones virales como paperas. Otras causas son epididimitis química (orina en el epidídimo). Este trastorno aparece cuando la orina se retrae hacia el epidídimo; ocurre posiblemente por haber levantado cosas pesadas o haber hecho demasiado esfuerzo; traumatismos y en muy raras ocasiones, tuberculosis.

Los factores de riesgo cuando la epididimitis no es causada por una ETS, pueden ser:

  • Antecedentes de infecciones de próstata o de las vías urinarias.
  • Procedimientos médicos que afectan las vías urinarias (sonda urinaria o endoscopio en el pene).
  • Pene sin circuncidar o anomalías anatómicas en las vías urinarias.
  • Agrandamiento de próstata, que aumenta el riesgo de infecciones de vejiga y epididimitis.

Esta sí es una afección de salud sexual que requiere atención médica.

Los síntomas suelen ser:

  • Escroto hinchado, enrojecido o caliente.
  • Dolor de testículo y sensibilidad, generalmente de un lado, que suele aparecer en forma gradual.
  • Dolor al orinar o necesidad urgente o frecuente de orinar.
  • Secreción del pene.
  • Dolor o molestia en la parte inferior del abdomen o en la zona pélvica.
  • Sangre en el semen.
  • Con menos frecuencia, fiebre.

Si la epididimitis dura más de seis semanas o si vuelve a aparecer, se considera crónica. 

Esta afección en su forma bacteriana suele tratarse con antibióticos. Si la causa de la infección es una ETS, la pareja debe tomar el tratamiento. Es probable que el médico recomiende descansar, sujetar el escroto con un suspensorio, aplicar compresas de hielo y tomar analgésicos para aliviar las molestias, así como una consulta de seguimiento para verificar que la infección haya desaparecido.

Cómo curar el síndrome de los testículos azules

Te tranquilizará saber que la hipertensión del epidídimo no representa ningún riesgo para la fertilidad, para tu pene ni para tu salud en general. Sólo es una molestia transitoria que debería desaparecer una vez que pasa la excitación sexual o tengas un orgasmo.

Los síntomas desaparecen más o menos en unos cuantos minutos o podrían durar hasta 12 horas luego de que se produce la eyaculación, Si estás seguro de que se trata de este síndrome, no te preocupes, no necesitas acudir al médico.

Si las condiciones no son favorables para eyacular, puedes intentar poner compresas frías, distraerte en otras tareas, respirar o caminar un poco. Somos adultos, y debe haber autocontrol.

Lo que no debes hacer, es presionar a tu pareja para que te lleve al orgasmo. Aunque parezca increíble, aún hay hombres que piensan de esta forma. Tu pareja puede estar cansada o haber perdido la excitación sexual. 

La frustración que llega a sentir un hombre al no alcanzar el orgasmo, puede aumentar su percepción del malestar testicular.

Por otra parte, si el no poder alcanzar el orgasmo es una situación frecuente, debes consultar con un profesional en salud sexual masculina, ya que, además de afectar tu vida de pareja, este problema puede ser indicio de una patología subyacente que necesite atención médica.

Otras causas de dolor en los testículos

Sin duda sabrás reconocer un dolor causado por hipertensión del epidídimo, pues éste se alivia tan pronto eyacules o al paso de unas horas. Sin embargo, debes estar atento si el dolor no desaparece, es intenso -incluso incapacitante-, no está asociado a la excitación, es recurrente o afecta tu desempeño sexual.

Un dolor constante puede ser síntoma de trastornos como:

  • Epididimitis.
  • Trauma testicular.
  • Cálculos en la uretra.
  • Cáncer testicular.
  • Orquitis.
  • Varicocele.
  • Hernia inguinal.
  • Torsión testicular. Esta condición sí hace que los testículos se tornen azules por falta de circulación, producto del giro del cordón espermático que suministra sangre a los testículos. Es una emergencia médica.

Los síntomas de cáncer testicular pueden ser, en principio, parecidos a los de la hipertensión epididimaria, pues se manifiesta por dolor sordo y persistente (aquí una diferencia), acompañado de pesadez en los testículos y, sobre todo, la presencia de bultos. El pronóstico es bueno cuando se diagnostica a tiempo. No ignores estos síntomas.

Los testículos son, sin duda, la parte más importante de la anatomía genital masculina, ya que es ahí donde se genera la testosterona; de estas glándulas dependen el desarrollo del varón, la reproducción y en gran parte, la salud sexual.

Si detectas cualquier problema que no identifiques como síndrome de los testículos azules, debes consultar al urólogo. Al igual que ocurre con el corazón o la dentadura, los hombres deberían hacerse una revisión al menos cada año, especialmente después de los 40, cuando aumentan las probabilidades de disfunción eréctil o cáncer de próstata.

Ya viste que la hipertensión del epidídimo o síndrome de los testículos azules no es un problema de salud sexual serio, pero el dolor en los testículos, sí puede ser indicador de algo grave.

A veces es desagradable -y doloroso- quedarse con las ganas, pero fuera de esa molestia pasajera, el sexo es maravilloso y una parte fundamental del bienestar del ser humano.

El sexo libera endorfinas, dopamina, oxitocina y otros químicos que producen sensaciones de recompensa y felicidad, por eso se dice que las relaciones sexuales funcionan como un “analgésico natural”.

También mejora el sistema inmunológico, alivia el estrés, estimula la circulación de la sangre, es un excelente remedio contra el insomnio, estrecha los lazos de pareja y mantiene tu pene en buena condición física”.

Esperamos que este artículo haya sido esclarecedor. Si necesitas ayuda no dudes en solicitar asesoría experta en el tema, podemos ayudarte con mucho gusto. Clic aquí

¡Hasta pronto!

 

Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.

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