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Problemas de erección a los 60 años

Los problemas de erección pueden ocurrir a cualquier edad, pero las probabilidades aumentan al llegar a los 60 años. Según estadísticas, a partir de los 60 años, el 35% de la población masculina presentará algún grado de disfunción eréctil. Este porcentaje se incrementa hasta el 53% después de los 70. El envejecimiento del cuerpo es un proceso normal por el que todos vamos a pasar. Sin embargo, esto no es una sentencia para cancelar nuestra vida sexual. Lo único que pasa en realidad, es que el cuerpo responderá de forma diferente a los estímulos. Así que ¡ánimo! Los problemas de erección a los 60, tienen mejoría.

¡Sexo es vida! Por eso, a partir de cierta edad, hay que agradecer y disfrutar cada día a tope, incluyendo el sexo. Claro que podemos tener una vida sexual activa al entrar en la tercera edad, pero ésta será más satisfactoria en la medida que entendamos cómo funciona nuestro cuerpo y tomemos las medidas de prevención necesarias. La edad no tiene por qué ser una limitante.

¿Qué le pasa a nuestro cuerpo a los 60?

Pues nos pasa la factura, nada menos. Cualquier enfermedad hereditaria o padecimientos adquiridos debido a nuestro estilo de vida, como haberse alimentado mal, la falta de ejercicio, los excesos de todo, el sobrepeso, etc., a los 60 ya se habrán manifestado y con ellos, la mengua de nuestras capacidades amatorias.

Como sabemos, el envejecimiento es una de las principales causas de disfunción eréctil. Los niveles hormonales disminuyen por la famosa andropausia, que equivale a la menopausia en las mujeres. Con la baja en los niveles de testosterona, el deseo es menos intenso, ya no se produce la misma cantidad de espermatozoides ni de semen, las erecciones mañaneras son menos frecuentes y la respuesta a los estímulos no es tan inmediata como en la juventud. En ocasiones, pasará que las erecciones se pierdan durante el coito o que el tiempo de recuperación de un orgasmo, sea de toda la noche. 

Hablábamos de enfermedades hereditarias o adquiridas. Nos referimos a la hipertensión, diabetes, colesterol o triglicéridos altos, afecciones cardiacas y problemas circulatorios en general. Todas ellas están asociadas directamente a la disfunción eréctil. En México por ejemplo, las enfermedades cardíacas y la diabetes figuran en los primeros lugares de casos de muerte en varones. Ni qué decir de la calidad de vida, que se ve seriamente disminuida por una enfermedad progresiva si no se le controla.

Y hablando de eso, los medicamentos para controlar la presión alta o para problemas del corazón, también son causa de disfunción eréctil, ya que algunos de estos fármacos inciden en la circulación sanguínea (la hacen más lenta) y entre sus efectos secundarios están, lógicamente, las fallas en la función eréctil.

¿Fumas? ¿Desde hace cuántos años? Ah, pues ahí tenemos otro enorme factor de riesgo para la disfunción eréctil.

Los problemas de erección no aparecen solos y “de la nada”. Además de la edad, todo lo mencionado es causa de problemas de erección a los 60

¿Has oído hablar de disfunción endotelial? El término médico quizá no suene familiar, pero es la causa de padecimientos como la aterosclerosis, trombosis, accidentes cerebrovasculares, infartos y disfunción eréctil.

Tratemos de explicarlo más claramente. La disfunción eréctil es la incapacidad de lograr o mantener una erección. Las causas pueden ser muchas, pero en el 90% de los casos, son fisiológicas. De ese 90%, aproximadamente el 60% se debe a problemas vasculares, es decir, un mal funcionamiento en las arterias, venas y/o vasos capilares: disfunción endotelial.

Cuando el flujo sanguíneo no corre adecuadamente, puede verse reflejado en muchos aspectos de la salud, incluyendo la capacidad de erección. Si el pene no recibe la suficiente cantidad de sangre y con la presión necesaria, sencillamente no hay erección o ésta será débil.

El endotelio es la capa de células que se encuentran dentro de las arterias, las venas y los vasos capilares. Su función es permitir la vasodilatación y la vasoconstricción (dilatar y contraer) las paredes de las arterias para regular el paso de la sangre y así, evitar que se formen coágulos, óxido o que los vasos sanguíneos se inflamen. 

Cuando hay disfunción endotelial, predomina la función vasoconstrictora, es decir, las arterias y/o venas se cierran y no permiten el libre paso de la sangre. Esto puede representar un problema muy grave si no se controla o derivar en problemas como la disfunción eréctil, que afecta la vida de muchos hombres al impedirles disfrutar de una vida sexual plena.

Esta explicación es necesaria, ya que la disfunción eréctil de origen vascular es la más común en hombres de 60 años o más. 

Cabe recordar que los problemas de erección, muchas veces son el primer síntoma de una enfermedad no diagnosticada. Es por eso que, a los pacientes con disfunción eréctil, debe realizárseles una revisión minuciosa de su historia clínica familiar (muchas de estas enfermedades son hereditarias), así como análisis de laboratorio y de hábitos de vida. En caso de que se detecte otra enfermedad además de la disfunción eréctil, habrá que tratar ambas.

Respuesta sexual masculina a los 60

Será que a los 60, ¿bajan las ganas? No necesariamente, pero como decíamos al inicio, el cuerpo responde diferente. La respuesta sexual masculina ocurre en el mismo orden -de sus cuatro fases-, pero quizá con menos intensidad en alguna o cada una de ellas. 

Para que la erección se produzca, deben intervenir una serie de funciones corporales y neurológicas. Si la cadena se rompe, no hay erección. Si el pene no se pone rígido es que alguno de los pasos del ciclo de respuesta sexual, no está funcionando. Esto podría explicar los problemas de erección a los 60.

La llamada respuesta sexual humana “es el conjunto de cambios físicos y hormonales que experimentan los seres humanos ante el estímulo sexual.”

Todo empieza con el deseo, que es lo que desencadena todo. Cuando un hombre experimenta deseo sexual, ya sea activado por su imaginación, por la atracción que siente hacia una persona, por una imagen erótica o porque las hormonas andan alborotadas, los pensamientos se activan a partir de los sentidos (percepciones sensoriales): la vista, el olfato o incluso el oído, estimulan las zonas del cerebro relacionadas con la imaginación. Así, los centros de control hormonal empiezan a trabajar para secretar testosterona y hormona luteinizante. Las hormonas provocan la necesidad de mantener relaciones sexuales o de masturbarse.

A los 60, la cantidad de hormonas que secretan los hombres disminuye moderadamente, es decir, no a niveles tan bajos como para considerarla una patología, pero sí lo suficiente para justificar que el deseo sexual sea menos intenso y la necesidad de tener sexo, menos imperativa que en un hombre de 20. 

Lo que sigue al deseo, son las 4 fases de respuesta sexual humana (Masters y Johnson): excitación, meseta, orgasmo y resolución. 

La primera fase, excitación. Es la manifestación física del organismo como respuesta al deseo más la estimulación. El cuerpo responde con señales físicas preparándose para la relación sexual: aceleración del ritmo cardíaco, respiración agitada, elevación de la presión sanguínea, tensión muscular, genitales inflamados y el pene erecto.

Los problemas de erección a los 60 pueden presentarse si en esta primera fase, el cuerpo tarda más en “activarse”. Después de muchos años con la misma pareja, el sexo puede dejar de parecernos tan emocionante como era al principio. Si no se tiene una vida sexual frecuente y satisfactoria, se pierde la práctica y el organismo se vuelve perezoso. 

La segunda fase se llama meseta. La excitación se intensifica con los estímulos físicos en los genitales y durante la penetración. El ritmo cardiaco y la respiración se aceleran aún más, la presión sanguínea sube, así como la tensión de los músculos, particularmente los pubocoxígeos (piso pélvico). El pene se humedece con los primeros goteos de líquido seminal para ayudar en la lubricación y se agrandan el glande y los testículos. El hombre, si no es eyaculador precoz y tiene un buen estado de salud, debe ser capaz de prolongar esta fase tanto como lo desee. 

Pero resulta que el cuerpo de los 60 no es el mismo que el de los 20. Ya no aguantamos las batallas con la misma gallardía. Hemos perdido buena parte de la masa muscular y de la condición física; los brazos y piernas ya no cargan tan fácilmente los kilos de más. No sería extraño que la erección se perdiera antes de llegar a la meta. 

Tercera fase, el orgasmo. Bienaventurados los que lo consigan siempre o la mayoría de las veces. Esta es la fase más corta pero la más intensa. En el orgasmo se deja salir la tensión acumulada en la meseta. El cerebro libera endorfinas para intensificar la sensación de placer; la frecuencia cardiaca, la respiración y la presión sanguínea alcanzan su máxima potencia y las contracciones musculares son más fuertes, especialmente en la zona pélvica: la uretra, el ano, la próstata y las vesículas seminales, lo que impulsa la salida del semen (eyaculación). 

Al entrar a la tercera edad, si se tiene un buen estado de salud, se llegará al orgasmo la mayoría de las veces. ¿Un segundo round? Ya es más difícil, pues el cuerpo debe descansar por más tiempo para reponerse.

Si se experimentan orgasmos a los 60, claramente no existen problemas de erección, pero sí pueden presentarse otras disfunciones sexuales como la eyaculación precoz.

Durante el orgasmo hay una sensación de pérdida de control en los músculos. En los eyaculadores precoces esto llega mucho antes. Al llegar a cierta edad, la fuerza muscular, incluyendo los músculos pubocoxígeos, disminuye, impidiendo detener la salida del semen. A eso sumemos que tal vez se tengan relaciones sexuales con menos frecuencia. Las ganas acumuladas, van a explotar al menor estímulo.

Y finalmente, la cuarta fase es la resolución. El cuerpo vuelve al estado en que se encontraba antes de la fase de excitación, bajan la erección, el ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea, incluso por debajo de lo normal. El cuerpo entra en un estado de relajación tal, que da sueño. 

Conclusiones

En resumen, los problemas de erección a los 60 pueden presentarse si algún eslabón de la cadena, se rompe. El problema puede estar en la falta de deseo, en el cerebro -que al recibir el estímulo, libera sustancias como serotonina, dopamina, endorfinas y otros químicos del placer que echan a andar las neuronas-; en el aparato circulatorio (que debe llevar la sangre con suficiente fuerza al pene), en la capacidad para controlar la fuerza muscular o en los niveles hormonales.

Si todo funciona bien y el ciclo no se interrumpe, la erección se mantiene hasta alcanzar el orgasmo. Pero, aceptémoslo, al llegar a la sexta década de vida, cualquiera de estos mecanismos puede fallar.

La llamada tercera edad se percibe como algo triste o desagradable porque siempre hemos asociado a la juventud con la belleza y el vigor sexual. Es verdad que algunas capacidades disminuyen y muchos de los cambios fisiológicos que aparecen en la madurez, afectan nuestra vida íntima. Pero ese no es un obstáculo para seguir disfrutando del placer que nos brinda el sexo.

Hay muchos tipos de tratamiento que permiten a millones de hombres solucionar los problemas de erección a los 60. Si tienes algún tipo de duda respecto al estado de tu salud sexual debes acudir a médicos expertos en el tema, ellos realizarán un diagnóstico exacto basado en tu estado de salud.

La tercera edad tendrá sus desventajas, pero trae muchas cosas buenas también.

Es en la madurez cuando ya nos conocemos perfectamente a nosotros mismos, nos aceptamos como somos, hemos cumplido con nuestras responsabilidades y somos completamente libres. Aunque tal vez sea necesario adaptarnos a nuestras nuevas capacidades, reinventar nuestro erotismo y poner en práctica eso que ya hemos aprendido: cada día es un regalo y cada noche de pasión, una batalla ganada. 

Esperamos que este artículo te haya sido útil. 

¡Nos reencontramos en la próxima entrega!

Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.

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