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Distimia y apetito sexual. ¿Cómo afecta a los hombres el trastorno depresivo persistente?

La distimia o trastorno depresivo persistente es una condición con características similares a las de otros trastornos del estado de ánimo, incluida la depresión severa -con la que comparte sintomatología y tratamientos-. La distimia es una forma de depresión a largo plazo en la cual se pierde el interés por las actividades cotidianas. Es un estado de tristeza permanente o desánimo que puede producir, entre varios síntomas, la falta de apetito sexual. ¿Cómo afecta a los hombres el trastorno depresivo persistente? Pérdida del deseo sexual, dificultad para disfrutar de las relaciones sexuales, para alcanzar el orgasmo o disfunción eréctil. Estas disfunciones suelen desaparecer en el momento en que se hace una intervención sobre la causa de la distimia con terapia psicológica y medicamentos. ¡Prepárate para leer mucho sobre este tema, comenzamos!

¿Qué es la distimia?

La distimia se define como un trastorno afectivo crónico que persiste por periodos muy largos, al menos dos años en adultos y un año en adolescentes y niños. 

Según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM IV-TR,) o Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), la distimia se clasifica en dos subtipos:

  • De inicio temprano, antes de los 21 años.
  • De inicio tardío después de los 21 años. 

Antes de los 21 años se puede observar trastornos de conducta, déficit de atención e hiperactividad y algunos síntomas vegetativos. 

En los adultos pueden distinguirse signos físicos y psicológicos como:

  • Melancolía y tristeza constante. 
  • Cansancio y baja actividad. 
  • Alimentación y sueño alterados. 
  • Falta de concentración y memoria. 
  • Baja autoestima y poca interacción social. 
  • Falta de apetito sexual.
  • Pensamientos negativos.
  • Tendencia a las adicciones.

De acuerdo con el portal ELSEVIER (La distimia en el contexto clínico) “La etiología de este padecimiento es compleja y multifactorial, dados los variados mecanismos biológicos, psicológicos y sociales involucrados. Varias hipótesis tratan de explicar la etiología de la distimia; destacan la hipótesis genética que incluye además factores ambientales y la hipótesis aminérgica, que apunta a una deficiencia de serotonina, noradrenalina y dopamina en el sistema nervioso central.”

Su diagnóstico no encaja en el de una depresión severa; se parecen, sí, pero hay puntos que diferencian a una de otra: 

  • En la distimia no suele haber pensamientos suicidas.
  • La distimia no presenta agitación ni lentitud motora.

Al ser un tipo de depresión leve pero continua, puede ser difícil diagnosticarla. La depresión, en cambio, es mucho más visible y, por lo tanto, más fácil de detectar. La distimia se caracteriza por el sentimiento de desesperanza y tristeza prolongada, es por eso que puede llegar a confundirse con la personalidad del individuo “es malhumorado”, de temperamento flemático, muy negativo, etc.

Otra característica de la distimia, como ya mencionamos, es que hay una menor producción de los neurotransmisores serotonina, noradrenalina y dopamina, sustancias que regulan las emociones y el estado de ánimo, el apetito, la temperatura corporal, las sensaciones de placer y gratificación, así como el apetito sexual.

Los sentimientos de tristeza, ansiedad y depresión, suelen asociarse a niveles bajos de serotonina, al igual que la baja autoestima, la actitud negativa, la frustración y el descontento con uno mismo y con la vida. Este químico también incide en la producción de melatonina, necesaria para el sueño reparador. Por eso, las personas con distimia o depresión pueden padecer de insomnio o despertarse antes de lo habitual.

Los pacientes con distimia suelen experimentar “altas y bajas” dentro de un estado melancólico y apático generalizado. También pueden experimentar otras condiciones mentales como ansiedad, trastorno de personalidad, fobia social, bipolaridad o agorafobia. La comorbilidad en la distimia es habitual.

Es importante que para tratarla se vea a un profesional de la salud mental, ya sea psicólogo o psiquiatra. 

¿Cómo afecta a los hombres el trastorno depresivo persistente?

Es común que la distimia esté asociada a la falta de apetito sexual. En un estado de melancolía y desgano permanente, autoestima baja y la sensación de que todo se derrumba a nuestro alrededor, ¿quién tiene ganas de tener sexo? 

En una persona con trastorno depresivo permanente, todos los aspectos de su vida se verán afectados, en el trabajo es posible que dejen de tomarle en cuenta para un ascenso, su círculo social se cierra, la familia también sufre al ver a su ser querido tan triste y con la pareja, surgen problemas al no ser ésta capaz de comprender lo que está pasando. Además, la falta deseo sexual tiende a quebrantar la relación si no se busca ayuda.

Sabemos que la disminución del apetito sexual puede ser consecuencia de problemas psicológicos como distimia, estrés, ansiedad, miedo, presiones, dificultades en la relación de pareja, baja autoestima o depresión severa. Sin embargo, la parte física no se puede descartar sin haber realizado la valoración médica pertinente. El problema podría estar en el sistema nervioso, las hormonas o los vasos sanguíneos, en caso de padecer disfunción eréctil.

Afirma el sexólogo Santiago Frago, codirector del Instituto Amaltea, centro especializado en sexología, en Zaragoza, “los enfermos de depresión tienen el hándicap de que esta enfermedad aún no se la llega a creer todo el mundo. Si uno vive con un paciente de cáncer o cualquier otra patología grave, se entiende perfectamente que la vida sexual de esa persona quede anulada durante el proceso de curación, pero cuando hay depresión o se están tomando antidepresivos, al no haber síntomas externos aparte de la tristeza o la desgana, hay menos tolerancia respecto a estos enfermos. El hombre vive peor la depresión que la mujer. Primero porque es menos resistente al dolor, tanto físico como emocional, y segundo porque muchos antidepresivos pueden provocar problemas de erección, lo que supone un duro golpe a su masculinidad (y al estado anímico)”.

Según el diario El País, se calcula que 20% de la población mundial sufrirá en algún momento de su vida una depresión, debido al ritmo de vida y las crecientes presiones laborales y económicas. “Una depresión bien tratada no debe durar más de un mes o mes y medio”, comenta al mismo medio José Antonio López Rodríguez, psiquiatra con consulta en Madrid y vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada. Pero en el caso de la distimia, además de que los síntomas son más difusos que los de la depresión severa, se suma el hecho de que es crónica. Por lo que el diagnóstico tarda más en llegar y el tratamiento requerirá de la voluntad del paciente.

La distimia tiene cura, sólo que ésta también puede representar un inconveniente para la vida sexual del hombre con trastorno depresivo permanente: el uso de antidepresivos.

López Rodríguez dice al respecto, “lo que ocurre es que se mantiene la medicación durante más tiempo -entre seis meses y año y medio, si es la primera vez- por eso buscamos en los fármacos eficacia y sobre todo tolerancia, ya que habrá que convivir con ellos durante algún tiempo. En este campo se ha avanzado mucho. La mayor parte de los antidepresivos que hoy se recetan son los conocidos como inhibidores de la recaptación de la serotonina, que no provocan tantos efectos secundarios como sus antepasados -sequedad de boca, estreñimiento, mareos, aumento de peso, hipotensión, hipertensión ocular, nerviosismo…- pero el precio que hay que pagar es que todos disminuyen considerablemente la libido. La depresión en sí ya provoca una falta de deseo, que no hace sino agravar la toma de antidepresivos. Existen fármacos que no afectan a la sexualidad, son los que actúan sobre la melatonina, la dopamina y la adrenalina, pero se recetan menos porque tiene más efectos adversos”.

Los antidepresivos son una alternativa eficaz contra la distimia, por eso es necesario considerarlos aun cuando afecten el apetito sexual. La prioridad es que el paciente recupere la salud mental, que mejore su ánimo y poco a poco vayan mejorando los síntomas del trastorno depresivo. Si se cuenta con el apoyo de la pareja, el camino será menos difícil. Además, el tratamiento debe ser integral, sumar a los fármacos otras herramientas terapéuticas que ayuden al paciente a una recuperación total, tanto emocional como sexualmente.

  • El primer paso para luchar contra la distimia es aceptar que se padece este problema y que se necesita ayuda de un profesional. Nadie quiere vivir deprimido, hay que buscar esa chispa de optimismo que queda en algún lugar y hacer lo necesario para ser feliz.
  • Terapia psicológica. De poco sirven los medicamentos si no se soluciona el problema de fondo. La terapia cognitivo-conductual suele ser la más indicada en casos de depresión. Si bien lleva un tiempo, la voluntad del paciente por estar bien, puede acelerar el proceso.

La psicoterapia puede ayudarte a:

  • Adaptarte a una crisis u otra dificultad actual.
  • Identificar problemas que contribuyen a tu depresión y cambiar los comportamientos que la empeoran.
  • Identificar las creencias y conductas negativas y reemplazarlas por otras que sean positivas y saludables.
  • Encontrar mejores formas de enfrentar y solucionar problemas.
  • Explorar relaciones y experiencias y desarrollar interacciones positivas con otros.
  • Recuperar el sentido de satisfacción y control en tu vida y ayudar a aliviar los síntomas de depresión, como la desesperanza y la rabia.
  • Aprender a establecer objetivos realistas para tu vida.

Recomendaciones

  • Un cambio en los hábitos de vida siempre es positivo. Hacer ejercicio, una alimentación sana y disciplinas como el yoga y la meditación, son herramientas muy buenas para liberar el estrés y generar endorfinas.
  • Evita el consumo de alcohol, tabaco y drogas recreativas. Puedes pensar que estas sustancias te ayudan con los síntomas de la depresión, pero, a la larga, los empeoran y hacen que la depresión sea más difícil de tratar. Habla con el médico o terapeuta si necesitas ayuda para lidiar con el alcohol o el consumo de drogas.
  • No te aísles. Trata de participar en actividades sociales y reúnete periódicamente con familiares o amigos. Los grupos de ayuda para personas con depresión pueden ayudarte a conectarte con otras personas que enfrentan problemas similares y compartir experiencias. 
  • En caso de falta de apetito sexual, la asesoría sexológica pude ser un buen complemento para reencontrar el placer de las relaciones sexuales. Aunque no se tengan ganas, siempre es bueno propiciar el encuentro piel a piel, aunque sea de forma diferente y con otro tipo de resultados. Sentir un abrazo, una caricia o un beso, es reconfortante y puede ayudar a aliviar la tristeza.

Consideraciones finales

Los hombres también se deprimen, también les afectan el cansancio, los problemas laborales, las preocupaciones familiares o económicas y las dificultades de pareja. Eso puede hacer que no tengamos ganas de hacer el amor. La creencia popular de que el hombre siempre está disponible para el sexo, hace que en estas situaciones, el varón se sienta doblemente culpable y más presionado con su vida sexual.

Si la falta de apetito sexual te preocupa o está siendo un motivo más de tristeza, acude a un médico experto en salud sexual, ya que se deben descartar problemas físicos como la disminución de testosterona o algún otro problema no detectado. Si físicamente todo está bien, entonces busca un psicólogo especializado en salud sexual masculina.

Muchos hombres que conviven con distimia consiguen llevar una vida sexual plena y normal si se tiene el apoyo adecuado.

Es importante distinguir tempranamente la distimia de otros tipos de depresión, a fin de brindar un tratamiento oportuno que atenúe el impacto continuo de síntomas caracterizados por pobre conciencia del estado de ánimo, pensamiento negativo, baja autoestima y falta de energía, lo que deteriora progresivamente la calidad de vida.

 

¡Hasta el próximo artículo!

 

Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.

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