La vida es mucho más fácil de manejar cuando la reducimos a ecuaciones binarias: blanco o negro, abierto o cerrado, hombre o mujer, gay o “hetero”.
Pero la realidad, nos guste o no, es una infinita gama de matices de gris, de seres que se resisten a encajar dentro de una u otra etiqueta.
En el artículo de hoy hablaremos sobre la diversidad sexual. ¿Por qué poner etiquetas a nuestra sexualidad? ¿Nos acompañas con tu lectura?
Salir de lo habitual en temas de sexualidad
A muchos, especialmente a los mayores de 50 años, les cuesta trabajo salir del método habitual de compresión del mundo. En temas de sexualidad, es aún más difícil. La idea de que alguien pudiera sentirse atraído por toda la gama de personas disponibles y no sólo por el sexo opuesto, todavía resulta demasiado exótico para algunos.
Actualmente, después de muchos años de lucha por la visibilidad de todos los géneros y orientaciones sexuales, aceptamos que existen homosexuales y bisexuales. El resto de las siglas, ya es mucho más complejo:
LGBTQ+: lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual, queer y más. ¿Qué es más? ¿Qué tan amplio es?
Según el doctor en psicología clínica Joshua Klapow, tanto hombres como mujeres bisexuales “pueden llegar a enfrentarse a más dificultades para salir del armario que aquellos que se identifican como hombres gay o lesbianas”.
“Salir del clóset”, es decir, revelar tus preferencias sexuales a tus seres queridos, siempre ha sido un paso delicado y tanto más cuanto menos tolerante es el entorno. Se trata de una decisión que produce mucha ansiedad, pues implica la posibilidad de ser rechazado y en algunos casos, hasta de daño físico.
Puedes seguir leyendo en este enlace: ¿Qué pasa en nuestro cerebro cuándo no sabemos la orientación sexual que tenemos?
En este artículo revisamos un importante hallazgo de un estudio del Pew Research Center: 75% de los hombres gays y lesbianas adultos entrevistados habían comunicado sus preferencias sexuales a “todas o la mayoría de las personas importantes en sus vidas”, menos del 20% de los adultos bisexuales, lo mantenían en secreto.
¿Por qué los bisexuales creen que deben mantener oculta su orientación sexual?
Una posible explicación podría ser la dificultad para reconocer lo binario: la continua negativa a considerar la sexualidad como algo fluido y cambiante, es decir, aún prevalece la idea de que la sexualidad es predefinida, blanca o negra.
La Escala de Kinsey, definida hace alrededor de 70 años, establecía ya que los que se encuentran en la escala de grises, entre el negro más oscuro y el blanco más puro, son demasiados para ser ignorados.
Hay datos reales de que la mayoría de los seres humanos, exploramos en algún momento experiencias sexuales -o al menos platónicas- con personas de nuestro mismo sexo. Somos mucho más bisexuales de lo que solemos admitir.
Sin embargo, la sociedad en general se sigue inclinando por definir la sexualidad de forma binaria.
A decir de muchos psicólogos, muy pocos pueden reconocer de forma temprana su orientación sexual: gay, hetero, bisexual, etc.; pero por alguna razón, todos sentimos la presión de definirnos de una forma u otra.
¿Por qué poner etiquetas a nuestra sexualidad?
Según la psicóloga clínica y doctora en filosofía Julie B. Kaplow, “reconocer y confirmar la propia bisexualidad puede resultar complejo, en parte porque todos los individuos necesitamos tiempo para asegurarnos de nuestras propias emociones, para saber a ciencia cierta hacia quién sentimos una verdadera atracción; si por nuestro mismo sexo o por el sexo opuesto”.
La clave está en la curiosidad, la tolerancia y la paciencia, en darse tiempo y oportunidad de interactuar con individuos del mismo sexo y del opuesto, explorar los sentimientos de atracción sin prejuicios propios o ajenos.
Por otra parte, la diversidad sexual es un concepto mucho más amplio que sólo 3 “etiquetas”: gay, hetero o bisexual. Sigue este enlace para saber más sobre la Pansexualidad ¿Qué significa este término y qué repercusiones tiene en nuestra vida sexual?
Cuestión de identidad
Identificarse con un género y/o referencia y salir del armario, depende enteramente de cada quien. Cada uno tiene su propio ritmo, cosmovisión, convicciones y conocimiento de sí mismo.
La decisión de elegir y compartir su orientación sexual o identidad de género con los demás, es profundamente personal. Hacerlo sólo ocurrirá cuando la persona se sienta cómoda consigo misma.
Para que esto sea posible, es decir, para que todos podamos vivir de acuerdo con quienes somos en realidad, es necesario vivir en un entorno que esté dispuesto a aceptarnos.
Rodearnos de un círculo de amigos y familiares dispuestos a entender y aceptar, contar con el apoyo de un psicoterapeuta calificado para crear un espacio seguro donde podamos verbalizar nuestros sentimientos y explorarlos más profundamente.
Consideraciones finales
Hay que estar preparado también para manejar algunas respuestas negativas -incluso de amigos abiertamente gays-, cuando uno se define de forma más fluida. No te preocupes, porque las buenas reacciones compensarán las malas.
La Dra. Tina B. Tessina, psicoterapeuta y autora de Gay Relationships for Men and Women: How to Find Them, How to Improve Them, How to Make Them Last, afirma: “No creo que tanta gente caiga dentro de categorías rígidas. La historia, los tabúes sociales, la experiencia y la oportunidad juegan un papel importante. Las categorías son sólo para que las conversaciones nos resulten más sencillas”.
Según Tessina, a lo largo de sus décadas de experiencia, ha tenido la ocasión de observar el colapso de estas categorías en primera persona: “Tengo pacientes que empezaron pensando que eran heterosexuales, y después tuvieron relaciones posteriores con gays o lesbianas, y otros que han hecho el mismo viaje, pero en dirección opuesta”.
La diversidad sexual puede ser tan amplia como el número de seres humanos en el mundo. ¿Por qué poner etiquetas a nuestra sexualidad?
No te apresures a “etiquetarte”. No todos encajamos en el mismo molde. La vida está llena de sorpresas y siempre hay que mantenernos abiertos a cambiar de opinión.
Triste sería pensar que ya sabemos todo sobre el sexo y que la vida no nos depara ninguna sorpresa, ningún misterio.
¿Qué opinas al respecto?
Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.
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