Placer sexual: ¿para qué sirve el orgasmo?

Sabemos que, además del placer sexual, el orgasmo es necesario en los hombres para expulsar los espermatozoides en la eyaculación y fecundar. Pero las mujeres no necesitan experimentar un orgasmo para concebir. Entonces, ¿para qué sirve el orgasmo? ¿Es sólo un regalo de la naturaleza? ¿Un estímulo para seguir reproduciéndose? ¿Es un rasgo evolutivo que nos diferencia de los animales? El orgasmo no es sólo por placer sexual. En este artículo te explicamos para qué sirve y por qué es tan importante que tu pareja llegue al clímax. ¡Acompáñanos!

Hombres y mujeres del siglo XXI

Los hombres y mujeres del siglo XXI conservamos muchas de las costumbres sexuales de nuestros antepasados, los homo sapiens.

Pepe Cercera, periodista, biólogo y divulgador científico español, afirmaba que nuestro comportamiento sexual actual no es muy diferente a las conductas de los primeros humanos anatómicamente modernos. El origen de dichas costumbres reproductivas podría radicar en rasgos anatómicos compartidos y condicionamientos evolutivos ocurridos hace millones de años.

La evolución

Al evolucionar hacia el bipedismo (caminar en dos pies) muchas de nuestras conductas sexuales tuvieron que adaptarse. Según este científico, uno de los cambios más importantes fue la posición de la cadera y, por tanto, de la vagina en las mujeres -diferente a la del resto de los primates-.

“Ese giro de la cadera, hacia adelante y hacia abajo, desplazó la vagina e hizo que copular cara a cara se convirtiese en la posición más cómoda y eficaz” explica Cervera, “la postura del misionero ha sido la más utilizada y característica de nuestra especie desde la aparición de los primeros homínidos bípedos, la propia Lucy se apareaba cara a cara”.

Sabemos que, entre los animales, la cópula de frente es poco o nada frecuente. Pero más allá de lo romántico que puede resultar ver a nuestra pareja sexual a los ojos, besar sus labios o pegar los cuerpos al máximo, el coito de frente se practica más por motivos fisiológicos que emocionales.

Teorías

Sin embargo, existen teorías que sí dan mucha importancia al vínculo emocional. Tal es el caso de el zoólogo Desmond Morris (El mono desnudo) quien señala que “la intimidad física refuerza la unión de la pareja y, por lo tanto, favorece la consolidación de la relación, fundamental para que la mujer no sea abandonada y la cría tenga la protección de ambos progenitores, lo que favorecerá su supervivencia.”

Según Morris, el orgasmo en las hembras humanas tiene su razón de ser en los problemas reproductivos que surgieron con la verticalización del humano y, sobre todo, de la vagina.

De no existir el orgasmo femenino, tras realizar la cópula, la mujer se incorporaría de inmediato, provocando que el semen se deslice hacia abajo, lo que disminuye las probabilidades de embarazo. 

El orgasmo deja una sensación de relajación y cansancio que obliga a mujer a permanecer recostada durante un tiempo, aumentando las posibilidades de fecundación. Esta podría ser una de las explicaciones científicas sobre para qué sirve el orgasmo.

Otro dato interesante es el periodo de ovulación en las mujeres. Los animales tienen rasgos visibles de sus momentos de fertilidad, como son los olores de la orina, los genitales hinchados o algunas conductas llamativas. Pero en los humanos, no sólo copulamos en época de celo. 

Explica Cervera que “el estro (época de celo) en homínidos está oculto, el macho no sabe cuándo la hembra se encuentra en su semana fértil, no sabe cuándo está receptiva y por tanto debe estar dispuesto a cualquier hora del día. Los estudios estadísticos sobre mortalidad, natalidad y longevidad de nuestros antepasados sugieren que tuvieron que ser verdaderas máquinas del sexo, puesto que para asegurar una descendencia viable, debían copular varias veces al día”. El orgasmo debe ser un gran motivador para eso.

Diferencias entre orgasmo masculino y femenino

Hablando estrictamente en términos fisiológicos (respuesta sexual humana), el orgasmo es similar en hombres y mujeres. Las señales físicas son las mismas, así como los neurotransmisores que se generan en nuestro cerebro. 

Las diferencias más significativas podrían ser la eyaculación y el periodo refractario, es decir, el tiempo que necesita el cuerpo para recuperarse después de un orgasmo. Para los hombres es indispensable antes de poder tener otra erección. Las mujeres pueden copular una y otra vez sin necesidad de descanso, cuando mucho con ayuda de un lubricante.

Ya hemos hablado en otros artículos sobre el orgasmo masculino. Éste es un proceso diferente al de la eyaculación, aunque normalmente ocurren casi de forma simultánea.

¿Qué es el orgasmo?

El orgasmo es un proceso neurológico que depende del sistema nervioso central. Las sensaciones de placer intenso que se producen, ocurren en el cerebro, generadas por la secreción de dopamina, serotonina, endorfinas y oxitocina, entre otras sustancias que el cerebro interpreta como gratificación y bienestar.

La eyaculación, es una respuesta fisiológica al orgasmo. Al llegar al clímax, aparecen una serie de contracciones principalmente en los músculos del suelo pélvico, lo que impulsa la emisión de semen y esperma hacia la vagina y hacia el útero femenino. Sin orgasmo, no hay eyaculación ni reproducción.

Lee más sobre el orgasmo masculino en Los dos tipos de orgasmo que tienen los hombres

En las mujeres, aparecen las mismas contracciones pélvicas y musculares, aumento de la frecuencia cardíaca y la respiración agitada, entre otros signos. Sin embargo, las mujeres tienen la capacidad de experimentar varios orgasmos continuos o dentro de un periodo breve. 

¿Para qué sirve el orgasmo?

Si nos quedáramos solamente con la función reproductiva del orgasmo, en teoría a las mujeres les daría igual copular con cualquier hombre, siempre y cuando tuviera características físicas atractivas (fuerza, salud aparente, “buenos genes”, juventud) y en cuanto a lo social, cierta solvencia económica. 

Pero no es así. Para los hombres, la capacidad de dar placer es una muestra de virilidad y poderío sexual, que refuerza la seguridad en sí mismos. Ver a la pareja en el momento del orgasmo, eleva el nivel de excitación. 

Con las mujeres que no son capaces de llegar al clímax, pasa todo lo contrario. La llama se apaga y el hombre termina por sentirse insatisfecho y “poco viril”. 

Esto podría indicar que el orgasmo también tiene efectos en la autoestima y que sin duda, repercute en la psique de la pareja y en sus lazos emocionales.

Hacia esto apunta un estudio denominado “Do orgasms give women feedback about mate choice?” (¿Los orgasmos les dan a las mujeres retroalimentación sobre la elección de pareja?) publicado en la National Library of Medicine.2

Este estudio trata de establecer la medida en que el orgasmo femenino funciona para promover buenas elecciones de pareja. Según una encuesta de estudiantes universitarias heterosexuales en relaciones comprometidas, la frecuencia con la que las mujeres experimentaron el orgasmo como resultado de las relaciones sexuales, se relacionó con los ingresos familiares de su pareja, su confianza en sí mismo y lo atractivo que era.

La investigación también indica que, “además de la satisfacción de ellas, los resultados de este análisis en clave evolucionista, explican que tras conseguir el orgasmo femenino, ellos se sentían más confiados en sí mismos y más atractivos.”

Según el diario español El Confidencial, “en el orgasmo se consigue una especie de conexión entre la pareja que puede ser determinante para terminar por escogerse como pareja (especialmente de cara a formar una familia).” 

Por otra parte, Tracy Clark-Flory, periodista, escritora y autora del libro “Want Me: A Sex Writer’s Journey into the Heart of Desire” (Quiéreme: el viaje de un escritor sexual al corazón del deseo) plantea algunos puntos interesantes acerca de para qué sirve el orgasmo femenino. 

Según esta autora, el orgasmo:

• Estimula las ganas tener más sexo. Alcanzar el orgasmo hace que ambos miembros de la pareja se sienten mejor y quieran repetir esa sensación de intimidad y de compartir.
• Ayuda a conciliar el sueño. Como ya mencionamos, tras el orgasmo, el cuerpo entra en un estado de relajación que facilita el sueño. 
• El esperma toma impulso. Las contracciones vaginales que se producen en el orgasmo, “absorben” el esperma, para que entre en el útero.
• Genera sentimientos de conexión e intimidad. Esto se debe a la liberación de neurotransmisores como la oxitocina, conocida como “hormona del amor”, pues estimula la unión entre dos personas.
• Es un “regalo de la evolución”. El estudio antes mencionado plantea que “si los hombres tienen orgasmos con el objetivo de difundir su semilla y promover la especie, las mujeres lo harán con el mismo fin.” 

El placer sexual

Ya sea con fines reproductivos, recreativos o para estrechar lazos, el orgasmo es algo de lo que disfrutamos tanto hombres como mujeres.

Es uno de los placeres físicos más intensos que conocemos, una explosión en el cuerpo donde todos los sentidos participan.

Pero el orgasmo es también una de las manifestaciones de apego a la vida más buscadas por el ser humano, no sólo por ser la forma de preservar la especie, sino porque nos conecta con la esencia del ser humano, lo que filósofos, religiosos y poetas, describen con una palabra: amor.

Consideraciones finales

• Como siempre decimos, el sexo es mucho más que el coito. Existen muchas formas de alcanzar el orgasmo, no sólo a través de la penetración. Lo cual siembra ciertas dudas sobre la teoría de que la función del orgasmo, es asegurar el éxito de la reproducción.

• Cuando algo nos gusta mucho, queremos repetir la experiencia una y otra vez. La dopamina generada en el cerebro nos estimula para intentar obtener esa sensación de recompensa tanto como sea posible.

• Por eso el hombre se ha dado a la tarea de buscar formas cada vez más creativas de tener orgasmos sin que necesariamente haya un embarazo en consecuencia.

• El sexo en solitario, por ejemplo, puede resultar igual de placentero, lo descubrimos a muy temprana edad, y ese placer es la razón de que queramos tener relaciones sexuales toda la vida.

• Berkeley Thomas Laqueur, sexólogo, historiador y profesor estadounidense, afirma en su libro “Solitary Sex: A Cultural History of Masturbation”: «desde la antigüedad hasta el siglo XIX, la asunción general era que las mujeres experimentaban orgasmos al igual que los hombres, pero también que el orgasmo era necesario para la concepción.»

• Si lo primero es absolutamente cierto, lo segundo es incorrecto, contrapone el portal The Conversation, fuente de noticias y análisis escritos por la comunidad académica e investigadora dirigida al público en general.

• Así lo demuestran también los planteamientos de Desmond Morris y los estudios de Masters y Johnson.

• Según este matrimonio de científicos estudiosos del sexo, lo que provoca el orgasmo femenino es la estimulación del clítoris. Un área que no es contactada por el pene durante la copulación y que, por lo tanto, no interviene en el proceso de la inseminación.

Es por eso que algunos teóricos sostienen que el orgasmo femenino es “una especie de accidente evolutivo, ya que el clítoris es el equivalente anatómico del pene (ambos tienen el mismo origen embrionario), sin ninguna función reproductiva.”

• Afirma el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey: “el orgasmo es una función dentro de la relación sexual que se va aprendiendo a dominar con el tiempo, con la práctica y la experiencia”, y agrega, todos podemos llegar a ser “amantes gourmet, desarrollando la capacidad para explotar al máximo los cinco sentidos, explorar nuestras fantasías y despertar el placer por diferentes caminos al potenciar la capacidad creativa.”

Los fanáticos del sexo no podemos estar más de acuerdo. ¿Para qué sirve el orgasmo? ¡Para sentir el placer más intenso del mundo! Un regalo de la naturaleza a la especie humana.

¡Hasta pronto!

Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.