La disfunción eréctil puede tener su origen en diversas causas, la más compleja y por lo mismo, la más difícil de tratar, es la disfunción eréctil psicológica. Sin embargo, esta disfunción es reversible si se cuenta con la ayuda de expertos calificados en salud sexual masculina.
Empecemos por explicar qué es y qué la detona. ¡Acompáñanos!
¿Cómo saber si se padece impotencia sexual psicológica?
Cuando no existe un impedimento físico para tener una erección o alguna enfermedad asociada a esta disfunción (diabetes, por ejemplo), es altamente probable que se trate de disfunción eréctil psicológica. Cabe aclarar que un episodio aislado no indica que se padezca este tipo de impotencia. Pero cuando la incapacidad para lograr y mantener una erección se presenta de forma constante, sí debe tratarse de inmediato, antes de que se agudice.
Causas de la impotencia sexual psicológica
El cerebro juega un papel vital en el desempeño sexual. Es por eso que, cuando las emociones están alteradas, la mente puede jugarnos una mala pasada impidiendo que se logre la erección. Profundicemos un poco más en este proceso: las reacciones químicas que se producen en el cerebro son las responsables de interpretar y manejar las emociones. Por otro lado las sensaciones físicas, así como la imaginación, activan los neurotransmisores que despiertan al deseo sexual; entonces el cerebro responde mandando estímulos al pene para que ocurra la erección.
Si se interrumpe alguno de los pasos mencionados, las reacciones químicas no se desencadenan y el proceso se detiene. Las causas que pueden obstruir este proceso en el cerebro pueden ser físicas o emocionales.
Impotencia sexual psicológica causada por problemas físicos
Algunos medicamentos tienen efecto adverso sobre el estado anímico o el deseo sexual. Si crees que este puede ser tu caso, pide a tu médico que te dé una alternativa que sea compatible con tu actividad sexual.
También hay casos donde la alimentación influye en las emociones. Los alimentos que no contienen los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del cerebro, pueden llegar a alterar las emociones. Una dieta sana se reflejará positivamente en la calidad de tus relaciones sexuales.
El cansancio físico también puede afectar la mente y con ello, tu capacidad para responder a los estímulos sexuales. Trata de descansar adecuadamente y verás los resultados.
Impotencia sexual psicológica causada por problemas emocionales
La tristeza producida por la pérdida de un ser querido o el término de una relación, puede detonar impotencia psicológica. Lo mismo pasa con un cambio repentino en las circunstancias de vida o el exceso de presión en el trabajo. Se trate de episodios eventuales o continuos, solucionar los problemas de impotencia psicológica requieren de un gran esfuerzo personal y seguramente, la guía de un especialista. Hacer algunos cambios en la rutina como darse más tiempo para descansar, viajar, ir al cine, divertirse con amigos o pasear en contacto con la naturaleza, puede ayudar a recuperar el equilibrio emocional.
Los complejos físicos, la baja autoestima o el tedio, también pueden generar impotencia psicológica. Cuando los pensamientos negativos invaden nuestra mente con intensidad, el cerebro deja de prestar atención a los estímulos sexuales que llegan a través de los sentidos. Tu pareja puede ser tu mejor aliado para lidiar con estos sentimientos, ya que es la persona que mejor te conoce; hablar con ella seguramente te ayudará a cambiar la percepción que tienes de ti mismo.
Tratamientos para combatir la impotencia psicológica
Si estos consejos no son suficientes para solucionar la disfunción eréctil psicológica, es hora de consultar a un especialista que te ayude a entender y superar los sentimientos que te impiden disfrutar de tu vida sexual. Existen diferentes alternativas para tratar este problema, aquí describimos algunas.
Terapia psicológica o asesoría sexológica
Sabemos que existen muchos prejuicios al respecto, pero en estos casos es indispensable buscar la ayuda de un terapeuta. Al igual que con una enfermedad física, la mente también puede necesitar tratamiento profesional para sanar y no hay nada malo en ello. La ciencia hoy permite abordar estos problemas de la forma más delicada. El sexólogo te ayudará a saber si la impotencia sexual es producto de algún trauma del pasado o de origen reciente. Él será una guía para aprender a controlar tus emociones si es que sufres de estrés o ansiedad; si la causa es una autoestima baja, te enseñará cómo cambiar la percepción sobre quién eres y recuperar tu autoconfianza.
Relajación y visualización
En muchos casos, encontrar un método de relajación efectivo basta para vencer la impotencia sexual. Controlar la mente es posible a través de terapias de relajación y visualización, que enseñan cómo eliminar la ansiedad y a evitar que situaciones externas arruinen el momento de disfrute. Crear un ambiente propicio para estimular el deseo y echar a andar la imaginación, mejorarán tu desempeño sexual y fortalecerán tu relación de pareja.
Medicamentos
La disfunción eréctil psicológica puede ser causada por la ausencia de algún nutriente o sustancia química en el cerebro. Un análisis clínico determinará si es necesario prescribir algún medicamento que ayude a estabilizar tus niveles o complementarlos con una dieta especial. Importante: los complementos alimenticios no son la cura para estos casos. Pregunta a tu médico.
Fijarse metas
Los objetivos cumplidos nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos, reafirman quiénes somos y elevan la autoestima. La mente es muy poderosa y si te percibes como una persona exitosa que alcanza sus metas, es posible que tu problema de impotencia se solucione sin siquiera darte cuenta. Un buen objetivo puede ser practicar un deporte. Además de generar testosterona, fortalecerá tu mente.
Ahora ya lo sabes, la impotencia sexual psicológica se puede tratar. Si necesitas ayuda no dudes en solicitar asesoría experta en el tema, podemos ayudarte con mucho gusto. Clic aquí.
¡Hasta pronto!
Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.
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