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Dispareunia en mujeres. ¿Cómo afecta a los hombres?

La dispareunia es un trastorno que provoca dolor asociado al coito, ya sea con la penetración profunda, el intento de penetrar o posterior a las relaciones sexuales. Esta disfunción es más común en mujeres y, aunque también la padecen algunos hombres, el porcentaje es mucho menor. A las mujeres con esta condición les es prácticamente imposible disfrutar de relaciones sexuales completas y puede provocar, incluso, temor a mantenerlas. Pero ellas no son las únicas que lo sufren. ¿Cómo afecta a los hombres la dispareunia en mujeres? Descúbrelo en este interesante artículo. ¡Comencemos!

¡El sexo es vida!

“Sexo es vida”, afirman los expertos en salud sexual de Boston Medical Group. Y es verdad, el buen sexo es un indicador de salud general, una fuente de bienestar emocional, es el momento más íntimo y profundo de conexión con la pareja y la forma de placer más intensa que puede experimentar un ser humano.

Para los hombres, las relaciones sexuales sanas son una confirmación de su virilidad, afirman la autoestima, liberan neurotransmisores necesarios para la felicidad, aportan energía para continuar el día a día y fortalecen los lazos de pareja. 

Ahora imagina que tu pareja no siente nada de eso. ¡Por el contrario! El sexo es una tortura para ella y a ti, el rechazo constante te llena de dudas y malestar. Brindar placer a la pareja es igual de importante que sentirlo. A los hombres nos excita mucho el gozo de la mujer, que alcance el orgasmo y manifieste satisfacción al terminar. La dispareunia o relaciones sexuales dolorosas nos privan de esas sensaciones. ¿Qué hacer? ¿Cómo abordar el problema? ¿Cómo afecta a los hombres la dispareunia en mujeres?

No lo tomes personal

Cuando tu pareja no quiere tener relaciones sexuales, o las tiene, pero claramente no las disfruta, puedes sentirte muy frustrado, triste o preocupado. ¡No te lo guardes! Ella puede padecer dispareunia o algún otro trastorno que tú desconozcas.

Es importante tomar acción, dialogar, ser comprensivo, porque seguramente ambos querrán poner solución. El motivo de su inapetencia sexual podría ser el dolor durante la penetración y no necesariamente falta de atracción hacia ti.

Una persona puede evitar las relaciones sexuales por muchos motivos: estrés, depresión, problemas en la pareja, malas experiencias sexuales anteriores, enfermedades crónicas o trastornos sexuales como dispareunia. Es importante saber que esta condición no implica ausencia de deseo, ella puede desear tener intimidad, pero el dolor no le permite disfrutar. La asesoría profesional -tanto del ginecólogo como del psicoterapeuta y sexólogo- será necesaria para encontrar las causas, así como tu apoyo para seguir el tratamiento.

Causas de dispareunia en mujeres 

La dispareunia femenina es un trastorno multifactorial y puede afectar a mujeres de cualquier edad, no sólo en la etapa de menopausia, en la cual la falta de estrógenos produce sequedad, fragilidad de los tejidos y pérdida de lubricación. Además, se sabe que los problemas de salud (física y mental) pueden ser causa de disfunciones sexuales y viceversa, los trastornos sexuales pueden afectar a la salud física y mental. Es por eso que el tratamiento debe ser integral, abordando todas las áreas afectadas en la vida de la mujer y su pareja.

El dolor en la penetración podría estar asociado a:

  • Falta de lubricación. Ya sea por falta de estimulación previa, disminución en los niveles de estrógeno por menopausia, trabajo de parto o lactancia. También es posible que algunos medicamentos (antidepresivos, fármacos para controlar la presión arterial alta, sedantes, antihistamínicos y algunas píldoras anticonceptivas) disminuyan el apetito sexual y el nivel de excitación, por lo que el sexo puede volverse doloroso.
  • Lesiones, traumatismos o irritación por un accidente, cirugía pélvica, circuncisión femenina o cortes hechos durante el trabajo de parto para agrandar el canal de nacimiento (episiotomía).
  • Inflamación, infección o trastorno en la piel. Una infección en la zona genital o en las vías urinarias puede causar dolor durante las relaciones sexuales, al igual que enfermedades de la piel como el eccema o herpes.
  • Vaginismo. Se refiere a espasmos involuntarios de los músculos de la pared vaginal, que se tensan causando dolor en la penetración.
  • Problemas congénitos como agenesia vaginal (la vagina no se forma por completo) o imperforación del himen.
  • Enfermedades ginecológicas. Endometriosis, enfermedad inflamatoria pélvica, prolapso uterino, útero retroverso, fibromas uterinos, cistitis, síndrome de colon irritable, disfunción del suelo pélvico, adenomiosis, hemorroides y quistes ováricos.
  • Cirugías o tratamientos médicos. Cicatrices por cirugía pélvica como histerectomía o tratamientos para el cáncer: radiación y quimioterapia.

Las relaciones sexuales dolorosas también pueden tener su origen en padecimientos psicológicos, entre los que se encuentran la ansiedad, depresión, baja autoestima, estrés, miedo a la intimidad o rencor hacia la pareja; estas emociones pueden causar tensión muscular en el suelo pélvico o bajo nivel de excitación. Otro factor importante y que debe tratarse con psicoterapia y asesoría sexológica, es el abuso sexual. Las experiencias traumáticas pueden somatizarse a través de dispareunia; a veces, el cuerpo expresa con molestias físicas una angustia emocional no liberada.

Tanto el hombre como la mujer tienen derecho a gozar de relaciones sexuales de mejor calidad y, gracias a los avances de la ciencia y la medicina, hacerlo en cualquier etapa de la vida. No es culpa de la mujer padecer dispareunia, pero sí debe tomar la decisión de acudir al médico o profesional de la salud mental, según sea el caso. Pero, al ser algo que les afecta a ambos, la pareja tiene la responsabilidad de brindar apoyo y de participar, al menos es lo ideal.

¿Cómo afecta a los hombres la dispareunia en mujeres?

Ya mencionamos que el hombre, cuando siente el rechazo de su pareja al contacto íntimo, puede experimentar una serie de emociones negativas que, a la larga, fracturan la relación y dejan secuelas en la psique de ambos. Al igual que ocurre con las parejas de hombres que padecen disfunción eréctil, es probable que piensen “hay algo malo en mí”, que ya no son atractivos o incluso, que existe infidelidad. 

Aunque también está la otra cara de la moneda: “es frígida”, es ella la que tiene “algo mal”, no sabe complacer a un hombre, etc. Ninguno de los dos extremos es real ni ayuda a solucionar las relaciones sexuales dolorosas.

Explica la psicóloga y sexóloga, Ana Belén Carmona, profesora del máster en Sexología de la Universidad Camilo José Cela, en Madrid: “una mujer sin problemas ginecológicos, puede sufrir dolor durante la penetración debido a que no esté teniendo relaciones que favorezcan su placer o su excitación. Los temores o miedos también pueden estar relacionados a que muchas mujeres contraen sin darse cuenta su musculatura perivaginal, dificultando la penetración y provocando dolor. Estos últimos casos son los típicos que vienen a consultar con sexólogas porque su ginecólogo no ha encontrado nada”.

Según la especialista, existe solución en la mayoría de casos o al menos, se puede conseguir una mejora. “Cuando se trata de mujeres con dolor coital debido a miedos o dificultades para lubricar por prácticas eróticas poco adecuadas, desde la terapia sexual hay muchas herramientas y protocolos que tienen muy buenos resultados. Cuando la causa del dolor es médica, la perspectiva de solución depende del problema (causa) concreto.”

Los hombres podemos ayudar mucho no sólo desde la comprensión, sino mejorando las prácticas sexuales. La asesoría sexológica es vital para que una pareja pueda reencontrar la conexión en el plano sexual y “entrenarse”, con la guía de un experto, en el arte de hacer el amor.

La importancia de los juegos preliminares

Los preliminares en una relación sexual, son más importantes de lo que se cree. A las mujeres particularmente, las prepara para el coito y estimula la lubricación.

La respuesta sexual femenina es la serie de sentimientos y sensaciones físicas que una mujer tiene cuando está excitada sexualmente. Cada mujer tiene su propio patrón de respuesta sexual, el cual puede cambiar según sus etapas de vida.

En el aspecto afectivo, la respuesta sexual saludable incluye sentimientos de deseo, excitación y satisfacción. Muchas mujeres no sienten deseo hasta que son estimuladas lo suficiente como para excitarse. Si el hombre no responde a esas necesidades, el bloqueo mental, emocional y físico, puede causar dolor durante las relaciones sexuales intravaginales.

Durante la fase de excitación, se liberan sustancias químicas en el cerebro que, además de producir sensaciones “de felicidad”, mandan señales a los genitales y al resto del cuerpo; “se aceleran el ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea y los músculos se tensionan. En la mujer, se agrandan los pechos y los pezones se ponen erectos, se hincha levemente el clítoris y los labios interiores de la vagina, separándose los labios exteriores, al tiempo que la vagina comienza a humedecerse y el útero se eleva un poco en relación a su posición habitual” así lo explica el portal Sanitas. El clítoris es el órgano sexual más sensible en la mujer, la mayoría de ellas necesitan ser estimuladas en esta zona para conseguir el orgasmo, no necesariamente con la penetración.

Con base en esto, la psicóloga Carmona recomienda que, en un caso de dispareunia, se descarte el coito mientras el trastorno se soluciona. “Las relaciones sexuales son para disfrutarlas, no tiene sentido que la mujer sufra. Descartar las relaciones de penetración no significa renunciar al sexo ni al placer. Se puede tener una vida sexual muy plena y satisfactoria sacando el coito del menú sexual, pues hay más platos y muy ricos también. Las parejas que son capaces de esto último, se resienten mucho menos y afrontan mejor una dispareunia. Aquellas parejas para las que el coito es el plato que da sentido al menú viven mucho peor esta dificultad, ya que en estos casos es más difícil renunciar al coito”, opina.

Es común que el varón llegue a presionar para que se tengan relaciones sexuales completas a pesar del dolor coital, lo cual puede afectar muy negativamente el deseo sexual de la pareja.

Después de una revisión ginecológica completa para confirmar o descartar las causas orgánicas de la dispareunia, según el MANUAL MSD,  para profesionales, (manual difundido por La Compañía Merck & Co, de forma gratuita y digital, presentando lo mejor de los conocimientos actuales con respecto al diagnóstico médico y tratamiento)  el tratamiento puede consistir en:

  • Tratamiento de la causa cuando sea posible (p. ej., estrógeno tópico para la vaginitis atrófica, fisioterapia pélvica para la hipertonía muscular de la pelvis). El ginecólogo lo determinará.
  • Cuando es posible, tratar la anormalidad física primaria que contribuye con el dolor (endometriosis, liquen escleroso, distrofia vulvar, infecciones vaginales, malformaciones congénitas, fibrosis por radiación, etc.).
  • Tratar la hipertonía de los músculos pelvianos coexistente.
  • Educación sobre el dolor crónico y sus efectos en la sexualidad.
  • Terapia psicológica que puede incluir:
    • Estimular y enseñar a la pareja a desarrollar formas satisfactorias de sexo sin penetración
    • Analizar los problemas psicológicos que contribuyen con y causan dolor crónico
    • Tratar los trastornos de deseo sexual y de la excitación concomitantes

La terapia cognitivo-conductual a menudo puede ayudar. Sin embargo, incluir la asesoría sexológica en pareja será indispensable para que juntos, logren comprender la disfunción, aprender técnicas para relaciones sexuales sin dolor y lograr mantener encuentros sexuales más placenteros para ambos.

Conclusiones

La dispareunia en mujeres afecta también a los hombres, pues hace que ella evite la actividad sexual que le produce dolor, lo que perjudica las relaciones personales y genera malestar psicológico, con consecuencias en la pareja y un detrimento de su calidad de vida.

Si necesitas ayuda no dudes en solicitar asesoría experta en el tema, podemos ayudarte con mucho gusto. Clic aquí

¡Hasta pronto!

 

Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.

 

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