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Disfunción eréctil: primeros síntomas de alarma de esta dolencia

Si bien la disfunción eréctil es una alteración sexual que puede ocurrir a cualquier edad, en la mayoría de los casos se presenta a partir de los 40 años y con mayor incidencia, en hombres de 60 o más. Aunque los síntomas son más o menos evidentes, el proceso de aceptación no es fácil. La mayoría de los hombres piensan que es “algo que se pasará solo”, pero no necesariamente es así. La disfunción eréctil tiende a empeorar si no se atiende con prontitud. Recordemos que las erecciones son un indicador de salud general, por eso es necesario poner atención a los primeros síntomas de alarma de esta dolencia. Sigue leyendo porque esta información aclarará tus dudas.

¿Qué es la fase de excitación masculina?

La erección es la respuesta del organismo al deseo sexual. La libido despierta a través de la estimulación ya sea física o psicológica. La testosterona -hormona sexual masculina- y una serie de reacciones químicas en el cerebro, producen señales como respiración agitada, aumento de la frecuencia cardíaca, músculos tensos y el flujo sanguíneo, con más presión, llenará los vasos sanguíneos del pene para provocar la rigidez. Esto se conoce como fase de excitación masculina.

En un hombre sano y con un estado de ánimo equilibrado, este proceso ocurrirá la mayoría de las veces; decimos que la mayoría, ya que un episodio aislado -el famoso gatillazo- puede ocurrirle a cualquiera-. Sin embargo, cuando la erección no se logra con frecuencia o bien, se pierde durante el acto sexual, puede ser uno de los primeros síntomas de alarma de disfunción eréctil.

Esta es una de las mayores preocupaciones de un hombre que ha llevado una vida sexual activa y sin problemas. Cuando comienza a presentar dificultades para mantener la erección, se generan cambios en su estado de ánimo que pueden desencadenar otros trastornos como la ausencia de deseo.

Más que evadir, será necesario prestar atención a lo que se está experimentando: estrés, ansiedad, algún cambio en las erecciones espontáneas, otros problemas de salud que puedan asociarse a la presión sanguínea (dolores de cabeza, mareos, cambios en la visión, sangrado nasal, etc.), depresión o problemas de pareja, entre otros factores que pudieran ser los primeros síntomas de disfunción eréctil -de origen fisiológico o psicógeno- sin que la persona lo sepa.

Acudir con el especialista en salud sexual masculina es indispensable, ya que sólo él podrá dar un diagnóstico exacto de disfunción eréctil, determinar las causas e indicar un tratamiento.

Primeros síntomas de disfunción eréctil

La erección es un evento neurovascular modulado por factores psicológicos y por el estado hormonal. Sabemos que el mayor porcentaje de los casos de disfunción eréctil, se debe a causas físicas relacionadas con la vascularidad, es decir, el flujo sanguíneo. Sin embargo, muchos otros factores podrían interferir en el proceso de respuesta sexual.

Uno de los primeros síntomas de alarma de disfunción sexual, puede ser la pérdida de la erección durante el acto sexual. La falta de capacidad que tenga el hombre de mantener la rigidez durante el coito y la frecuencia con la que esto ocurre, es un signo notable de posibles problemas de erección.

Aunque no se descartan causas físicas -al menos hasta no acudir a una revisión con el urólogo, la mayoría de las veces que se logra la erección, pero no se mantiene, es debido a factores psicológicos.

De existir un problema de salud vascular, es posible que la erección no se alcance con el estímulo. 

Los factores pueden ser muchos: la edad, cambios en la relación de pareja, estrés, ansiedad, depresión, pérdida de apetito sexual por una persona en concreto, entre las más significativas. Es por eso que cada caso debe revisarse de forma individual y con la intervención de un profesional en salud sexual. La terapia, ya sea de pareja, individual y sobre todo, la asesoría sexológica, es indispensable en estos casos. El no poder satisfacer a la pareja, puede causar una serie de emociones negativas que, a su vez, llegan a impedir la erección. Es un círculo vicioso. La presión, tristeza, sensación de pérdida, ansiedad, insomnio, baja autoestima o cambios de humor, son otro patrón que se repite en la disfunción eréctil.

Otro de los primeros síntomas de alarma en la disfunción eréctil -este sí de naturaleza fisiológica-, son las erecciones espontáneas.

Existen 3 tipo de erecciones

  • Erección psicógena. Ocurre como respuesta a los estímulos audiovisuales o de fantasías. Los impulsos desde el cerebro modulan los centros de erección de la médula espinal para activar el proceso de erección. En otras palabras, son las erecciones que se producen gracias a la imaginación, al pensar en alguna fantasía erótica o mirar videos de contenido sexual.
  • Erección reflexogénica. Se produce por estímulos táctiles directamente en los genitales. Como su nombre lo indica, es un reflejo que se activa -o debería activarse, si no existe ningún trastorno- de forma automática. Según el portal SciELO en el artículo Fisiología de la erección, “los impulsos llegan hasta los centros de erección espinal, algunos continúan por la vía ascendente, dando lugar a la percepción sensorial, mientras que otros activan los núcleos autónomos para enviar mensajes a través de los nervios cavernosos del pene e inducir la erección.”
  • Erección nocturna. De acuerdo con este mismo medio, este tipo de erección ocurre principalmente durante la fase profunda (REM) del sueño. Se cree que ocurre para mantener la oxigenación en los tejidos y la buena circulación sanguínea. Lo mismo pasa con las erecciones matutinas. Un individuo joven y sano, despertará normalmente con el pene erecto. Si esto no ocurre, es una de las señales de alarma más importantes para acudir con el urólogo y hacer una revisión de salud general, ya que esto muy probablemente esté asociado a problemas vasculares u hormonales. Se requerirán una serie de análisis clínicos para detectar enfermedades como diabetes, hipertensión, dislipidemia (concentración elevada de lípidos: colesterol, triglicéridos o ambos), cardiopatías, bajos niveles hormonales o cualquier otra afección.

¿Qué otros factores pueden ocasionar erecciones espontáneas?

Otros factores que pueden ocasionar que las erecciones espontáneas sean menos frecuentes, además de la edad, son hábitos de vida como el tabaquismo, consumos de sustancias (alcohol o drogas recreativas, esteroides anabólicos), mala alimentación, sobrepeso y falta de actividad física.  

Además, está el uso de medicamentos de prescripción. Muchos de ellos tienen un efecto secundario negativo sobre la función eréctil. Se trata de fármacos para tratar enfermedades crónicas o condiciones de salud que requieran medicación por largo tiempo. Entre los más comunes se encuentran los antihipertensivos, antiandrógenos para la hipertrofia prostática (la hiperplasia benigna de la próstata consiste en una hipertrofia no cancerosa de la próstata que puede dificultar la micción), corticoides, antidepresivos o ansiolíticos, entre otros. Si es tu caso, debes consultar con tu médico si alguno de los medicamentos que tomas puede producir disfunción eréctil. De ser así, pregunta por alternativas, ya sea un cambio de medicamento o ajuste de la dosis.

Acude al médico ante los primeros síntomas de alarma

En promedio, un hombre con disfunción eréctil tarda hasta cuatro años en buscar tratamiento. Para entonces, el problema se habrá agravado y la recuperación será más larga o difícil. Además de ser una patología en sí misma, la disfunción eréctil puede ser síntoma de una enfermedad que ponga en peligro la vida del paciente y aún no haya sido diagnosticada. De ahí la importancia de atender los primeros síntomas de alarma de esta dolencia.

Es importante no confundir episodios eventuales que pueden ocurrir por muchas razones (nerviosismo ante un nuevo encuentro, exceso de alcohol, cansancio, entre otras) con algo que ya muestra signos de trastorno sexual. ¿Cómo saber la diferencia?

Observa cómo es que se están presentado tus fallas en la erección:

  • Te pasa en al menos uno de cada cuatro encuentros sexuales.
  • Te ha ocurrido repetidas veces en un periodo de entre uno y seis meses.
  • Pierdes la erección al cambiar de postura.
  • Tus erecciones espontáneas matutinas son menos frecuentes o inexistentes.
  • Llegas al orgasmo, pero con una erección débil o no, simplemente no puedes completar el coito.

Si tus síntomas concuerdan con al menos una de estas afirmaciones, debes ir a una clínica de salud sexual masculina.

Ya vimos que son muchos los factores capaces de provocar esta alteración en la vida sexual del hombre. Éstos pueden ser de origen emocional, físicos (asociados o no a otras enfermedades), hábitos de vida o hasta alguna condición congénita.

De una u otra forma, todos ellos contribuyen a la aparición de síntomas de disfunción eréctil.

Diagnóstico de la disfunción eréctil

El especialista en urología, andrología y el sexólogo, son los profesionales indicados para realizar un diagnóstico preciso. Ellos indagarán en la historia clínica, los antecedentes familiares de enfermedades como diabetes o hipertensión y desde luego, en la sintomatología que presente el paciente.

Cabe aclarar que, aun cuando haya síntomas de disfunción eréctil, el deseo no desaparece. La ausencia de deseo no siempre es consecuencia de los problemas de erección. Si la erección no se consigue o se pierde, es que alguno de los pasos del ciclo de respuesta sexual, no está funcionando. 

El urólogo debe hacer un examen completo del paciente para saber cuál es la falla. Las causas físicas pueden estar en cualquier punto de la cadena y se examinan “de abajo hacia arriba”. Por eso es que el primer examen puede incluir un ultrasonido para ver si los cuerpos cavernosos del pene están obstruidos (a causa de una cirugía de próstata, por ejemplo). 

Si el problema no está ahí, se buscará en el sistema cardiovascular: arterias, venas y corazón. Como ya mencionamos, en la mayoría de los casos, la causa está ahí. Eso se conoce como disfunción eréctil de origen vascular. Al estar las arterias o venas obstruidas o estrechas, la llegada de sangre al pene se dificulta. 

También debe indagarse sobre posibles alteraciones hormonales, neurológicas o bien, a nivel glandular, como la tiroides. Esto mediante pruebas de laboratorio.

Si se descartan las causas anteriores, el problema podría estar en la química cerebral. Algunos medicamentos para la depresión, la ansiedad, trastornos del sueño, enfermedades cardiacas o la presión alta, tienen entre sus efectos secundarios un flujo sanguíneo más lento o actúan sobre el neurotransmisor serotonina. En este caso, puede ser que la disfunción eréctil sí vaya acompañada de la falta de deseo sexual. Pregunta a tu médico.

Cuando las erecciones ocurren, pero éstas son débiles o se pierden durante la relación sexual, podría tratarse de disfunción eréctil psicológica: miedo, baja autoestima, problemas de pareja, rutina en la actividad sexual, ansiedad, eventos traumáticos del pasado o altas expectativas sobre lo que debe ser el sexo.

Si la disfunción es de procedencia psicológica, se evidenciará con síntomas como estrés o nerviosismo. En estos casos, lo que se recomienda es la intervención de un equipo multidisciplinario, donde además del médico especialista, se consulte a un terapeuta experto en sexología o psicólogo. Esta es la razón por la cual sugerimos acudir a una clínica especializada en salud sexual masculina. El tratamiento debe ser integral, abarcando todas las disciplinas médicas que ayuden al paciente a recuperar su vida sexual lo antes posible.

Debes saber que, durante la consulta, el médico preguntará sobre el consumo de drogas, alcohol, tabaco o algún fármaco de prescripción. También sobre hábitos de alimentación, ejercicio y prácticas sexuales. Responde sin temor y sin pena. Recuerda que es un profesional de la salud y su objetivo es encontrar las causas de la disfunción para recomendarte el mejor tratamiento. 

Consideraciones finales

La ciencia pone al servicio del placer masculino un buen número de recursos para devolvernos la capacidad de tener erecciones firmes y duraderas, ya sean medicamentos orales, farmacoterapia intracarvernosa, terapia de ondas de choque, terapia de reemplazo hormonal -sólo en caso de niveles anormalmente bajos de testosterona-, ajustes en tu dieta o en los medicamentos que puedas estar tomando, así como asesoría sexológica y nutricional, que te ayudarán a redescubrir tus posibilidades eróticas en unas cuantas sesiones.

También es importante mantener una buena comunicación con la pareja. Su apoyo ayudará a que la recuperación sea óptima y en menos tiempo. 

 

Artículo validado por el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey. 

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