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¿Cómo estimular a tu pareja para que sienta más?

De lo bueno, siempre queremos más. Después de pasar muchos años con la misma pareja, es entendible que el sexo caiga en cierta monotonía. Ya se conocen al derecho y al revés, sus hábitos siempre son los mismos, descuidan los detalles…todo esto hace que las relaciones se “estanquen” y pensemos que ya no es posible obtener más placer. Pero siempre se puede, si nos decidimos a romper la rutina y a aprender técnicas sobre cómo estimular a tu pareja para que sienta más. 

 

Investigamos con sexólogos expertos y nos dieron estos tips. Sigue leyendo y prepárate para hacer más emocionantes tus encuentros sexuales.

 

El placer

La creencia masculina de que el pene es el centro de todo, hace pensar que las mujeres precisan de la penetración para llegar al clímax. Nada más lejos de la realidad. Según, Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group, “la penetración puede producir mucho placer, pero generalmente no es suficiente para alcanzar el umbral orgásmico. Desde los informes Kinsey hasta la fecha, los datos estadísticos y estudios clínicos, indican que no es la vagina sino el clítoris, el órgano que tiene mayor responsabilidad del orgasmo en la mujer…ellas necesitan del estímulo directo en el clítoris para alcanzar el orgasmo: caricias, frotación, sexo oral, vibraciones.”

 

¿Cómo estimular a tu pareja para que sienta más?

 

El clítoris, el botón de “encendido”

Clítoris, del griego kleitoris, “pequeño monte”. Ese “botón”, tan desconocido para los hombres y para cientos de mujeres también, es mucho más de lo que se ve por fuera.

 

Laurie Mintz, psicóloga, terapeuta sexual y autora del libro Becoming Cliterate, afirma que “algunos se refieren al clítoris como un pene interno, pero otros dirán que el pene es sólo un clítoris externo. Esa es la forma en la que me gusta explicarlo a mí”.

 

Y es que las similitudes entre el clítoris y el pene son asombrosas. Sin embargo, la anatomía de los genitales masculinos es bien conocida por todos, lo que no ocurre con el órgano sexual más importante en una mujer.

 

Según un reportaje de la BBC, fue hasta 2005 que la uróloga australiana Helen O’Connell, describió por primera vez la anatomía completa del clítoris, así como su relación con estructuras como la uretra, la vagina y las glándulas vestibulares (dos glándulas secretoras diminutas situadas a cada lado de la apertura de la vagina cuya función es la de lubricar).

Y es que lo que vemos, es sólo “la puntita del iceberg”, por decirlo de alguna manera. La parte “expuesta” del clítoris (se esconde debajo del capuchón), es el equivalente al glande en el hombre.

O’Donnell estudió minuciosamente, a través de la disección de cadáveres, resonancia magnética en mujeres vivas y estudios citológicos de tejidos, la estructura del clítoris. Resulta que el 90% de este órgano, es interno, está dentro del cuerpo. 

El clítoris se extiende por debajo de la piel de una forma increíblemente similar a la de un pene. Está compuesto de un tallo de forma cilíndrica que, a su vez, tiene dos cuerpos cavernosos unidos que se extienden hacia el hueco púbico. ¿Te suena familiar?

Las raíces del clítoris están hechas de tejido eréctil y van desde el tallo, a lo largo de los huesos del pubis, envolviendo la uretra y la vagina. Al lado de éstas, detrás de las paredes vaginales, se ubica otra región de tejido eréctil llamada bulbos del clítoris. “La pared vaginal es, de hecho, el clítoris”, explica O’Connell. 

Descrito de esta forma, se podría decir que el clítoris y el pene son órganos homólogos, muy similares en su estructura interna; la diferencia radica en que el primero permanece “oculto”, mientras que el segundo está, en su mayor parte, expuesto.

 

Además, el pene tiene una segunda función que es la de la micción, mientras que el clítoris sirve exclusivamente para el placer.

 

Esta breve clase de anatomía es para comprender la importancia del clítoris en el orgasmo femenino. Ahora, ¿cómo estimularlo?

 

  • Tendrás que preguntarle a tu pareja. Cada persona es diferente y tiene sus propios gustos.

 

  • Habrá mujeres que disfruten increíblemente la estimulación oral del clítoris, otras a las que no les guste. Algunas están abiertas al uso de vibradores y otros juguetes, pero hay quien no lo ha experimentado o prefiere el contacto piel a piel.

 

  • La única forma de encontrar este “botón de encendido”, es la exploración. Si tu pareja ha practicado la masturbación, podrá guiarte para encontrarlo, decirte con qué nivel de presión o fricción estimularlo, qué posiciones le ayudan a frotarlo contra tu pene, en fin. Esto es algo que deberán descubrir juntos.

 

  • La asesoría sexológica puede ser muy útil para orientarte (solo o en pareja) sobre este tema, un sexólogo les enseñará técnicas para conocer su cuerpo, el mapa completo de sus zonas erógenas y ampliar su repertorio de prácticas para encontrar nuevas formas de placer.

 

Los tan olvidados besos

¿Qué tan seguido besas “de verdad” a tu pareja? No hablamos del beso discreto y cariñoso con el que te despides en las mañanas, sino del beso francés, apasionado, espontáneo y romántico que enciende la mecha.

 

La sexóloga clínica, terapeuta de parejas y educadora sexual Sonia García (España), opina: “cuando a los besos se les da la consideración de mal llamado preliminar, se le está infravalorando y restando capacidad de disfrute. Debemos dar a los besos un lugar principal dentro de las relaciones sexuales.”

 

Estamos acostumbrados a iniciar un encuentro sexual con besos, pero en los momentos más intensos, muchas veces nos olvidamos de ellos. Según García, los besos son una práctica sexual más, que puede ser tan intensa y excitante como el coito o el sexo oral.

 

Los besos que tienen una intencionalidad erótica, son mucho más que un gesto afectivo. Está demostrado científicamente que un beso apasionado -cuando ocurre entre dos personas que tienen un interés sexual- liberan hormonas como oxitocina, endorfinas, serotonina y dopamina, además de reducir los niveles de cortisol que se produce en situaciones de estrés.

 

Un estudio llamado Examining the Possible Functions of Kissing in Romantic Relationships (Wlodarski y Dunbar. Reino Unido) publicado en el portal de la National Library of Medicine, revela que los besos románticos durante las relaciones sexuales “ayudan a evaluar la idoneidad de la pareja, mediar los sentimientos de apego entre los individuos que forman la pareja y facilitar la excitación e iniciar las relaciones sexuales”. Según esta investigación, los besos tienen como funciones principales la elección de la pareja y el vínculo afectivo entre ambos individuos. Pero también potencian la sensación de placer y deseo sexual. 

 

Cuando una pareja lleva junta mucho tiempo, el famoso beso francés puede dejar de ser parte de las muestras afectivas cotidianas. Hay que retomarlo. Un beso largo y romántico puede dar pie a un encuentro sexual espontáneo y estimular a tu pareja para que sienta más.

 

El poder de las palabras

Si bien el tacto, el olfato y la vista son los sentidos que más intervienen en la excitación sexual, el oído puede ser un gran detonador de estímulos.

 

Desde palabras románticas, gemidos, risas, respiración agitada hasta palabras “sucias”, todo se vale si les ayuda a sentir más.

 

Creemos que, por caballerosidad, hay ciertas cosas que no se le dicen a una mujer. ¿Cómo sabemos si no lo hablamos? Pregunta, sin pena y en voz alta: ¿te gusta que te haga “tal cosa”? Verbaliza tus fantasías: “me encantaría que hiciéramos…”. Usa apelativos sexuales explícitos, pero siempre en el entendido de que debe ser consensuado.

 

Si te lanzas espontáneamente a soltar descripciones claras de prácticas, lenguaje coloquial o palabrotas, corres el riesgo de apagar el interruptor. Muchas mujeres no están acostumbradas a eso, los conceptos sexuales verbalizados no están en su código de comunicación. Investiga si es algo que le excitaría.

 

La sexóloga y psicóloga sanitaria del Centro de Tratamiento Avanzado Psicológico (Madrid, España) dice al respecto: “El hecho de entrar o no en códigos verbales o lingüísticos es una decisión muy personal a la que no tiene por qué responderse sólo sí o no. Hay numerosos registros con distintos focos y niveles de intensidad o voltaje erótico que pueden ayudar a ir viendo cómo nos encontramos al respecto.”

 

Las palabras son una forma de expresar nuestra sexualidad; recordemos que existen los mensajes de texto de contenido sexual (sexting), la novela erótica o hasta las hotlines (ya en desuso). Esto no es en absoluto una patología o trastorno sexual. Depende de los gustos de cada pareja y los códigos que ellos mismos desarrollen como parte de sus prácticas sexuales.

El lenguaje pone a trabajar la imaginación, si como opinan muchos sexólogos, el cerebro es el órgano sexual más importante, verbalizar deseos y palabras sexuales puede ser una buena forma de estimular a tu pareja para que sienta más.

La conexión entre cerebro, corazón y vulva

Para nadie es un secreto que el deseo tiene un componente psicológico sumamente relevante para las mujeres.

Emociones como la depresión, la ansiedad, el estrés, la baja autoestima, los conflictos en las relaciones o la vergüenza, interfieren más con el deseo femenino que con el masculino, indica la psicóloga Lori Brotto, conocida por su trabajo sobre el trastorno de la excitación sexual femenina (Universidad de British Columbia. Canadá).

El deseo espontáneo no es algo que simplemente aparece o responde a factores externos y/o fisiológicos, como la sed o el frío. Para las mujeres, es indispensable el estímulo, no necesariamente físico o visual. 

Hace algunos años, a partir del explosivo éxito del Viagra, el mismo laboratorio intentó crear una “píldora rosa”, es decir, una versión de Viagra para las mujeres, basado en el mismo principio que produce la erección en los hombres: bombear más sangre a la vagina y al clítoris. 

 

Los resultados de los estudios clínicos no mostraron ninguna mejora en la función sexual de las mujeres participantes. Y es que la vasocongestión no es tan notable en las mujeres como en los varones, aunque ésta sí ocurre durante la fase de excitación.

La famosa píldora fue un fracaso y el laboratorio acabó abandonando el proyecto. Otros laboratorios lo intentaron, también sin éxito. 

Para las mujeres en etapa de menopausia, cuyo deseo sexual tiende a disminuir, puede funcionar la terapia de reemplazo hormonal, pero eso dependerá de la recomendación de su médico, ya que los efectos secundarios a veces son contraproducentes y no todas las mujeres responden bien a este tratamiento.

Las corrientes más modernas en el estudio de la sexualidad femenina han investigado lo que denominan deseo sexual responsivo, que surge como resultado de un estímulo.

La canadiense Rosemary Basson fue una de las científicas que introdujo este concepto a principios del 2000.

Para ella y muchos otros científicos, existen “componentes importantes de la satisfacción de las mujeres: confianza, intimidad, respeto, comunicación, afecto y placer en el contacto“.

Según Basson, “la respuesta sexual de las mujeres puede ser lineal -como la de los hombres-, cuando no tienen una pareja estable, al comienzo de una relación, por ejemplo. Pero las mujeres en relaciones más largas, tienden a experimentar una respuesta sexual cíclica, en la que el deseo y la excitación son pasos en un proceso que retroalimenta y también involucra intimidad emocional y estímulos sexuales psicológicos.”

Consideraciones finales

Muchas mujeres afirman que “si les estimulan el corazón y el cerebro, la ropa se cae sola”. Habrá que darles crédito, ya que no son pocos los estudios que apuntan en esa dirección.

 

Tal vez ahí radique el secreto de cómo estimular a tu pareja para que sienta más.

 

¡Hasta pronto!

 

Artículo validado por el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey. 

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