Actualmente vivimos en un mundo cuya sociedad estigmatiza ciertos padecimientos de índole sexual, padecimientos como puede ser la impotencia sexual, que además son un tema tabú en todo el mundo.
El paciente que cree que puede sufrir de impotencia sexual no solo sufre de dicha patología, sino que tiene que sentir en sus espaldas el miedo a poder expresarlo con libertad con todos sus allegados y familiares, lo cual le dificulta buscar ayuda y encontrar una posible solución.
No es fácil ir a la consulta del médico por un motivo así, ya que siempre se tiene el miedo del qué dirán, la sensación de vergüenza o sentir que se le considerará menos hombre al paciente por tener esta problemática.
Es por eso también que actualmente se ha incrementado el número de patologías mentales por factores como pueden ser el estrés del trabajo, el alto ritmo de vida de la ciudad o el poco tiempo que dedicamos a nuestro descanso y a nuestra salud física.
Hoy hablaremos sobre la impotencia sexual psicológica, ¿nos acompañas?
Impotencia sexual psicológica
Los casos de impotencia sexual psicológica normalmente están relacionados con problemas de ansiedad que precisamente se crean derivados de esa situación que se retroalimenta ya que cuantos más problemas sexuales, mayor es la ansiedad que afecta en la calidad de las relaciones sexuales y se entra en un círculo vicioso.
La parte buena de toda esta situación es que al ser un problema que se encuentra en la mente del sujeto, puede ser un problema de carácter temporal el cual no necesite en un futuro un tratamiento médico complejo.
Para identificar los posibles casos de impotencia sexual psicológica el primer paso lógico a realizar es el de descartar posibles motivos biológicos a través de una ecografía o análisis clínicos. Es imprescindible recalcar el hecho de que la impotencia sexual psicológica es una situación puramente mental, que afecta al estado de ánimo del paciente y a sus emociones.
Por eso, y para destacar que se trate de un problema biológico, el sujeto debe contestar con total sinceridad a las siguientes cuestiones:
- Confianza: el sujeto debe saber cuál es el nivel de confianza que tiene para lograr erecciones que tengan una duración óptima.
- Temporalidad: cuándo fue la última vez que tuvo una erección lo suficientemente firme en el tiempo para culminar una relación satisfactoria para ambas partes.
- Dificultad: si supuso alguna dificultad para el sujeto lograr o mantener esa erección.
Las causas que pueden provocar una situación de impotencia sexual psicológica pueden ser motivos como problemas emocionales mal llevados, como puede verse en las situaciones de ruptura, por ejemplo. Aunque para ser honestos hay que atacar el problema principal en estos casos que no es otro que el del estrés. En la mayoría de casos de impotencia sexual psicológica, el paciente sufre un episodio de estrés total, que lo afecta en todos los aspectos de su vida. Los motivos de dicho estrés pueden encontrarse en cualquiera de los parámetros de la vida del sujeto, desde una situación laboral compleja, problemas con la familia o de salud, o incluso causas de estrés provocada por la pareja.
¿Qué se puede hacer ante una situación de impotencia sexual psicológica?
La mayoría de expertos recomiendan los siguientes ejercicios para calmar el cuerpo y mente.
El primero trata de hacer ciertos ejercicios de relajación, no olvidemos que el factor principal que juega en contra del paciente es que está pasando por una situación emocional compleja, por lo que es primordial realizar un trabajo profundo de esas emociones que se encuentran desequilibradas. Los ejercicios de relajación practicados de una manera diaria ayudan notablemente a recuperar la confianza perdida.
También es esencial acudir a un profesional médico cualificado para que nos haga una serie de análisis y estudios médicos. Estos estudios tienen como fin descartar una posible falta de vitaminas o de elementos químicos que afecten a nuestro cerebro. En caso de ser así, no se descarta que en algunos casos de impotencia sexual psicológica, se recetan algunos fármacos para solucionar dicha deficiencia.
Pero el más importante de todos es el de tratar de llevar unos hábitos sexuales normalizados, procurar tener una relación abierta y sin tabúes con la pareja y experimentar y ejercitar técnicas que ayuden a la relajación del acto sexual. No hay que olvidar nunca que para tener una relación sexual óptima tanto cuerpo como mente, deben estar relajados sin pensar en posibles miedos o traumas, por lo que la confianza con la pareja es algo fundamental.
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Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.
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