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El porcentaje de adolescentes que sufren trastornos sexuales. ¿Cómo les afecta esto en la vida? Preguntamos a los especialistas

La adolescencia es la edad de las hormonas donde la sexualidad despierta, se viven las primeras experiencias, se aprende mucho y el sexo se vuelve uno de los aspectos más importantes. A esta edad, ningún joven debería padecer trastornos sexuales, pero sí pasa, y tal vez con más frecuencia de la que nos imaginamos. En este artículo hablaremos del porcentaje de adolescentes que sufren trastornos sexuales. ¿Cómo les afecta esto en la vida? Preguntamos a los especialistas las causas y alternativas de solución. ¡Acompáñanos!

Trastornos sexuales en adolescentes

Año tras año, se ve un aumento en los casos de disfunciones o trastornos sexuales en adolescentes. Más allá de las causas médicas como niveles hormonales anormales o trastornos del desarrollo de origen congénito, los trastornos sexuales en adolescentes pueden deberse a causas múltiples: alteraciones en las relaciones familiares, una educación sexual inadecuada, una experiencia sexual traumática o bien, violencia de pareja o agresiones sexuales, especialmente sin haber recibido apoyo terapéutico. De esto pueden derivarse sentimientos como miedo al fracaso en el desempeño sexual, culpa frente a las relaciones sexuales, baja autoestima o pérdida de interés en el sexo. 

La disfunciones sexuales o trastornos de la sexualidad más frecuentes en los adolescentes varones, pueden ser los problemas de erección, la eyaculación precoz, eyaculación retardada o ausente (aneyaculación), incapacidad de alcanzar el orgasmo (anorgasmia) y deseo sexual hipoactivo. En las mujeres, los trastornos más frecuentes son la ausencia de deseo sexual, anorgasmia o vaginismo.

Cuando se trata de sexo en adolescentes, lo más común es pensar en enfermedades de transmisión sexual (ETS) o bien, embarazos no planeados. Desde luego que estas son consecuencias del sexo sin protección que pueden afectar a lo largo de la vida de los jóvenes. Sin embargo, la percepción que tiene este grupo poblacional de trastorno sexual, incluye mucho más que estos temas.

Si algo buscamos todos en el sexo, adolescentes y adultos por igual, es satisfacción. El sexo es una de las fuentes de placer más intensas que conoce el ser humano. Las relaciones sexuales no satisfactorias pueden ser un trastorno sexual que afecte muchos otros aspectos de la vida de los adolescentes.

La BBC de Londres cita varios estudios sobre problemas sexuales en adolescentes.

Según una encuesta llevada a cabo en Reino Unido con adolescentes y jóvenes de entre 16 y 21 años y publicada en Journal of Adolescent Health (Revista de Salud Adolescente), reveló que un gran porcentaje de ellos (33%) sufren o han sufrido angustiantes problemas sexuales, como disfunción eréctil o dificultad para alcanzar el orgasmo.

Por otra parte, investigadores de la Universidad de Glasgow y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, después de revisar datos de 1.875 jóvenes sexualmente activos, encontraron que el problema sexual más común en las mujeres es la dificultad para alcanzar el orgasmo; y en los chicos, el trastorno más frecuente podría ser la eyaculación precoz (“llegar al clímax demasiado rápido”, como fue verbalizado), así como la dificultad para lograr y mantener una erección (disfunción eréctil).

Los adolescentes latinos no son ajenos a estos problemas. La doctora María Silvina Valente, presidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, explica al mismo medio que “entre los adolescentes -de 14 y 15 años, que es el inicio de la actividad sexual en este país- he visto a chicas que después de uno o dos años de actividad sexual no han logrado el orgasmo, o tienen problemas de excitación o dolor en el coito. En cuanto a los chicos, eyaculan pronto o tienen problemas de erección o ansiedad por el desempeño.”

A pesar de que hoy en día los jóvenes están más abiertos a hablar de sus problemas sexuales, la mayoría de los adolescentes que padecen trastornos sexuales no buscan ayuda.

Una de las razones puede ser que, al estar iniciando su vida sexual, no tienen una referencia de cómo debe ser una relación sexual 100% satisfactoria o una conducta sexual normal.

Nadie nos enseña a tener relaciones sexuales. Nos explican lo básico de anatomía, métodos anticonceptivos y uso del condón, pero no mucho más. El sexo también se aprende. La falta de información y una educación sexual completa, pueden ser el origen de problemas sexuales en los jóvenes.

En el caso concreto de la eyaculación precoz, sabemos que lo que hay detrás de la falta de control del impulso eyaculatorio, siempre es ansiedad y malos aprendizajes. 90% de los casos de eyaculación precoz son de origen psicoemocional, sólo el 10%, es físico.

Que un adolescente eyacule demasiado rápido puede deberse a factores como:

  • Falta de educación sexual. Se ha adquirido el hábito de eyacular apresuradamente. Los adolescentes, desconocen o restan importancia a los juegos eróticos y el contacto manual, con lo cual no pueden tener una satisfacción sexual total. Las chicas no llegan a tener orgasmos porque sus encuentros sexuales acaban cuando termina el varón”, explica la Dra. Valente. Los adolescentes no le dedican el tiempo debido al sexo. Un “rapidín” y ya, con nervios, a escondidas y desde luego, con el miedo de un embarazo no deseado. Los hombres a esta edad -y muchas veces, hasta la edad adulta- no han aprendido a sostenerse en la fase de meseta, previa al orgasmo. El bombeo brusco o muy rápido, producirá una eyaculación antes de tiempo. 
  • Pensar que el orgasmo es la meta. Una relación sexual no es sólo coital, tiene varias etapas: la primera es la excitación, donde los juegos preliminares cobran gran importancia. Muchos hombres piensan que sexo y orgasmo son la misma cosa. De ahí su obsesión por eyacular cuanto antes. Si la atención se centra sólo en el clímax, nos estaremos perdiendo la primera parte de la relación sexual, donde también hay mucho placer y donde la mujer podría encontrar su orgasmo. 
  • Miedo. Esta emoción es causa psicológica tanto de eyaculación precoz como de disfunción eréctil. El miedo a fallar produce ansiedad y ésta, a su vez, un mal desempeño sexual.
  • Abstinencia. Un prolongado “ayuno sexual” suele producir una rapidez en la eyaculación, debido a las ganas acumuladas. 
  • Represión y culpa. Parece algo exagerado, pero sucede. Cuando un joven ha crecido con costumbres o creencias demasiado rígidas, es probable que su vida sexual también se reprima y a la primera oportunidad, explote.
  • La novedad. En la adolescencia estamos “recién estrenados” en la maravilla del sexo. Todo es novedad y emoción. El escenario perfecto para eyacular apresuradamente. 

Con los problemas de erección pasa más o menos lo mismo, sólo que los porcentajes se invierten: 90% de sus causas son fisiológicas y 10% psicológicas. En el caso de los adolescentes que padecen esta disfunción, es altamente probable que el origen sea emocional, desde problemas de autoestima o miedo a fallar, hasta experiencias traumáticas como una agresión sexual. 

Trastornos sexuales en la adolescencia. ¿Cómo les afecta esto en la vida?

No tratar los trastornos sexuales y los problemas psicológicos derivados de éstos, “en los primeros años de la edad adulta puede conducir a trastornos de ansiedad o a no poder tener relaciones sexuales satisfactorias en el futuro. Tenemos que dejar de hablar sólo de problemas adolescentes como embarazos no deseados o enfermedades sexuales, y empezar a hablar a los jóvenes de dinámicas sexuales, de conocer los estímulos que conduzcan al placer, de formas de satisfacer su sexualidad.”, afirma la Dra. Valente.

La asesoría sexológica, se ocupa de una nueva educación sexual. La guía de un profesional de la psicología especializado en sexología, ayudará al adolescente a mejorar sus relaciones sexuales con técnicas que ayuden a modificar conductas y hábitos que van en contra del disfrute. Un tratamiento integral puede incluir el uso de algunos medicamentos como ansiolíticos o antidepresivos que, en las dosis indicadas, ayudan a manejar los problemas emocionales.

F. López Sánchez, Catedrático de Psicología Sexual de la Universidad de Salamanca, en su trabajo titulado “Sexualidad en la adolescencia ¿Y qué podemos hacer con los adolescentes los diferentes agentes educativos?” Hace una reflexión sobre las posibles causas y la forma en que deberían ser afrontados los problemas asociados a la sexualidad en los adolescentes, llámense embarazos, enfermedades de transmisión sexual, prácticas sexuales de riesgo, agresiones sexuales, frustración en las relaciones o violencia de pareja. 

En su opinión, estos problemas se derivan de la falta de información legitimada por parte de la familia, la escuela y los profesionales de la salud, los nuevos conceptos sobre la sexualidad, los escenarios de ocio asociados al alcohol y las drogas o la carencia de figuras de apego que sean modelo de relaciones afectivas, entre otros factores.

Trastornos sexuales en la adolescencia causados por agresiones

Se calcula que una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños sufren algún tipo de abuso sexual antes de cumplir la mayoría de edad. La tasa de abusos sexuales de niñas y niños en México es de 1,764 por cada 100 mil, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Además, cinco mil de cada 100 mil sufren tocamientos.

El medio informativo Animal Político (México), informa que

“durante la adolescencia, de los 12 a los 17, las víctimas sufren agresiones sexuales el 80% de las veces ya en entornos sociales, como la vía pública, la escuela o fiestas.” Y otro dato por demás preocupante: “40% de los agresores fueron violados en su infancia. Mientras que uno de cada cinco niños violentados se convierte en agresor cuando crece.”

La terapia psicológica es indispensable para superar trastornos sexuales derivados de agresiones sexuales que haya podido sufrir el adolescente.

Se trata de un problema sumamente complejo ya que, para obtener ayuda, lo primero es abrirse a hablar de ello. A un niño le toma 20 años en promedio poder hablar de la violación que sufrió, de acuerdo con psicólogos especialistas del tema. 

Por otro lado, un estudio denominado Adolescent Relationship Violence in Brazil and Honduras (2017) desarrollado por Promundo (Healthy Masculinity Gender Equiality) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en zonas rurales y urbanas en Brasil y Honduras, resalta que tanto varones como mujeres sufren violencia psicológica, física y sexual y esto es común en sus relaciones. Sin embargo, las mujeres sufren más violencia física y sexual por parte de sus parejas.

A pesar de reconocer en qué consiste la violencia física, los adolescentes no identifican otras formas de violencia (como la verbal o psicológica), normalizan el sexo no consensuado y los comportamientos controladores. Así lo explican Clara Alemann, Giovanna Lauro y Alice Taylor, autoras del artículo:

“Lo que ocurre en las relaciones de la adolescencia no queda ahí”.

Algunas de las líneas de acción recomendadas en el mencionado estudio, son:

  • Las estrategias de intervención deben comenzar antes de las primeras relaciones (a partir de los 10 años). Es necesario explicar desde la preadolescencia, en qué consiste una relación saludable, el uso del poder en las relaciones y la igualdad de género, a comunicarse asertivamente, solucionar sus conflictos sin agresión, reconocer los signos de una relación violenta y saber cómo actuar y a quién recurrir para pedir ayuda.
  • Fomentar la reflexión crítica acerca de las costumbres sociales que legitiman la desigualdad y contribuyan a la violencia de género. 
  • Hablar a los jóvenes a través de los medios que ellos utilizan. Aprovechar el uso y alcance de la tecnología digital para llegar a los adolescentes con “herramientas y mensajes que promuevan la autorreflexión acerca de la calidad de sus relaciones.”

Los adolescentes deben aprender a desarrollar relaciones saludables, respetuosas y cuidadosas, construyendo un entorno social que promueva relaciones de género equitativas y no violentas, concluyen Alemann, Lauro y Taylor.

Consideraciones finales

El porcentaje de adolescentes que sufren trastornos sexuales, agresiones y cómo les afecta esto en la vida, es alto. Corresponde a familia, escuela, instituciones públicas y profesionales de la salud, tratar de bajar estas cifras, prestar apoyo y sumar esfuerzos para que los jóvenes vivan su sexualidad con normalidad, construyan relaciones más sólidas, armónicas y lejos de todo aquello que ponga en peligro su salud sexual, física y emocional.

Esperamos que este artículo haya sido esclarecedor y puedas compartirlo si fue así. Muchas gracias por tus comentarios, los puedes dejar aquí debajo.

¡Hasta la próxima entrada!

Artículo validado por el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey. 

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