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Orgasmo masculino y femenino, ¿son iguales?

Hablando exclusivamente de respuesta sexual humana, hombres y mujeres experimentamos el sexo de la misma forma. Los procesos cerebrales y fisiológicos que ocurren al llegar al orgasmo, son prácticamente los mismos. Las diferencias podrían estar a nivel individual. Sin embargo, existen algunas variantes entre géneros que conviene conocer con el fin de mejorar la experiencia sexual.

 

El orgasmo masculino y femenino, ¿son iguales? ¡Acompáñanos a conocer la respuesta en este artículo!

 

No hay fórmulas

La forma en que cada ser humano decide expresar su sexualidad, es única y personal. No hay reglas ni fórmulas o modelos a seguir. Cada persona, a lo largo de su vida sexual, descubrirá cuáles son sus preferencias, sus detonadores, zonas erógenas, lo que le excita o apaga el deseo.

 

Los motivos para mantener relaciones sexuales también varían de acuerdo con las etapas de vida, la cultura, las creencias o el estado emocional del individuo. El sexo puede estar destinado a la procreación, a la conexión con la pareja o al placer. Pero en lo que todos coincidimos, tanto expertos en sexualidad humana, como médicos y personas en general, es que es una necesidad básica.

 

La sexualidad

Si bien la sexualidad se suele asociar directamente a los genitales, la realidad es que el sexo se vive con todas las partes de nuestro cuerpo, empezando por el cerebro.

 

Algunas zonas de nuestro cuerpo, al tener una mayor cantidad de terminaciones nerviosas, son más sensibles al tacto y otros estímulos. Son las llamadas zonas erógenas. Al ser estimuladas, el cerebro interpreta esas sensaciones como placenteras o desagradables, según sea el caso.

 

Cuando tenemos relaciones sexuales o nos auto erotizamos, el cuerpo pasa por una serie de fases que van desde el deseo -promovido por la imaginación- hasta el orgasmo y, finalmente, la etapa de reposo, cuando el cuerpo vuelve a su estado original. Esto es lo que los científicos Masters y Johnson denominaron: respuesta sexual humana.

 

Respuesta sexual humana

Según un trabajo publicado por la Universidad de Valencia sobre respuesta sexual humana, ésta podría definirse como “la manera en que responde el organismo ante los estímulos que provocan el deseo, tanto de una manera física como desde el punto de vista más puramente personal, desde la vivencia más íntima de ese deseo.”

 

Según esta aseveración, las relaciones sexuales no se limitan a una respuesta fisiológica, sino que representan una experiencia mucho más compleja, con alcances emocionales y psicológicos, particularmente en el caso de las mujeres.

 

Los procesos psicológicos y emocionales involucrados en el acto sexual, son más difíciles de clasificar, ya que no pueden interpretarse como un proceso lineal, con pasos uno, dos y tres… Estos suceden con base en las experiencias y aprendizajes de cada persona; también varían según las etapas de vida y desde luego, el género.

 

Masculino y femenino

Antes de determinar si el orgasmo masculino y el femenino, son iguales o no, repasemos brevemente las fases de la respuesta sexual humana de Masters y Johnson.

 

Estos científicos diferenciaron cuatro fases, basándose en los cambios fisiológicos que se producen en el cuerpo durante un encuentro sexual.

 

El proceso se inicia con el deseo, que Masters y Johnson no incluyeron como una de las fases, al ser de carácter psicológico y no físico.

 

Fases del deseo sexual

El deseo sexual podría explicarse como el interés del individuo en tener una experiencia sexual. Es generada por nuestros pensamientos y fantasías, lo que produce una respuesta casi inmediata en el cuerpo (excitación). En resumen, es un proceso mental, donde no hay cambios físicos visibles.

 

  1. Fase de excitación. Es la respuesta anatómica que se produce como resultado de una estimulación sexual física o psíquica. Se trata de un fenómeno neurovascular (cerebro-vasos sanguíneos), donde la mayoría de los signos que se manifiestan, obedecen a un mayor flujo de sangre a los órganos genitales, lo cual es más evidente en los hombres debido a la erección del pene. 

 

En la mujer, aparece la lubricación vaginal, que no es perceptible a simple vista, se produce vasocongestión en los labios mayores y menores y un aumento de tamaño del clítoris, así como dilatación vaginal. Los pezones se ponen rígidos y los senos se agrandan.


  1. Fase de meseta. Es un estado de alta tensión sexual, de duración muy variable, pero que va incrementando hasta alcanzar el orgasmo

 

  1. Fase de orgasmo. Es la fase más corta. Puede durar una media de entre 3 a 15 segundos. 

 

En esta etapa sí hay diferencias entre hombres y mujeres. La principal puede ser el orgasmo múltiple -normalmente atribuido a las mujeres- y la eyaculación masculina.  

 

Si representáramos los orgasmos masculino y femenino en una gráfica comparativa, el pico del clímax en el hombre sería sólo uno; en la mujer, podrían ser dos o más con intensidades variables.

 

Además de la respuesta física, se produce en ambos sexos una reacción emocional muy variada, que queda de manifiesto en la fase de resolución, es decir, cómo se sienten uno y otro después del orgasmo.

 

  1. Fase de resolución. El cuerpo vuelve a su estado normal, acompañado de una sensación de relajación y de bienestar.

     

El orgasmo masculino

El portal de Sexología Online Sexciencia (España), presenta algunas teorías sobre la respuesta sexual humana y las diferencias entre el orgasmo masculino y femenino.

 

Por un lado, confirma que en la respuesta sexual humana según Masters y Johnson, “el varón sigue un patrón lineal” incluyendo las cuatro fases antes mencionadas.

 

Pese a este patrón de comportamiento sexual en el hombre, se acepta que ellos también tienen motivadores emocionales individuales que predisponen o no al acto sexual.

 

Mucho se ha hablado de la dinámica sexual de los hombres enfocada a lo físico y a veces, en lo socio-cultural (especialmente en lo concerniente a disfunciones sexuales masculinas). Sin embargo, la parte emocional se deja de lado; tal vez por considerar que su respuesta a los estímulos sexuales o sus motivadores, son más “mecánicos”.

 

Pero no somos autómatas. Desde luego que en el sexo se involucran sentimientos profundos. La conexión con la pareja a través del sexo no es sólo física.

 

La atracción que puede sentir un hombre por una mujer, no es sólo basada en sus atributos físicos. 

 

Más allá de las emociones, el orgasmo masculino presenta una principal diferencia contra el orgasmo femenino: suele ser uno. 

 

Ya hemos hablado en otros artículos sobre la forma en que un hombre puede experimentar el orgasmo múltiple a través de la estimulación de la próstata. 

 

Fisiológicamente es posible, aunque no es la norma. Después de eyacular, el hombre necesita forzosamente un periodo refractario para volver a tener otra erección. Y a mayor edad, este periodo refractario se hace más largo, lo que le impediría tener más de una relación sexual en un periodo de tiempo más o menos breve; digamos, las horas que dedicamos al sueño. 

 

El orgasmo femenino

Como ya hemos establecido, las fases de la respuesta sexual humana se dan de forma muy parecida en hombres y mujeres. Entonces, ¿cuál sería la diferencia entre el orgasmo masculino y el femenino?

 

Empecemos por el llamado orgasmo múltiple o multiorgasmo

 

Las mujeres no eyaculan, por lo tanto, no necesitan de un periodo refractario para tener un segundo coito. Con una buena dosis de lubricante, una mujer puede volver a aceptar la penetración, aun cuando no exista el mismo nivel de excitación inicial.

 

Por otro lado, sabemos que el orgasmo femenino, la mayoría de las veces, no ocurre intravaginalmente, sino con la estimulación de un órgano externo que es el clítoris. 

 

Ese pequeño apéndice es lo que da a la mujer la capacidad de experimentar varios orgasmos continuos, si se estimula de la forma en que a ella le produce placer. Los picos de contracciones se repiten una y otra vez, brindando la misma sensación placentera repetidas veces.

 

Por otro lado, está el factor psicológico, que en las mujeres juega un papel diferente, si no es más importante, que en los hombres.

 

De esto tratan los estudios de Rosemary Basson, quien propone una nueva conceptualización de la respuesta sexual femenina. 

 

La respuesta sexual femenina y masculina habían sido consideradas siempre como lineales. Basson encontró que, en la práctica, la respuesta de la mujer en realidad era “circular”.

 

De acuerdo con Basson, las diferencias acerca de cómo los hombres y las mujeres experimentan la sexualidad, ocurre de la siguiente forma:

 

Los varones pasan del deseo a la excitación y de allí al orgasmo.

 

“En las mujeres, esa progresión sexual es circular. Las fases se sobreponen unas a otras en un orden que varía, según las circunstancias, que vive y experimenta en cada situación.”

 

El modelo de respuesta sexual femenina de Basson 

El modelo de respuesta sexual femenina de Basson propone que el deseo significa cosas muy diferentes para las mujeres, un concepto de respuesta sexual que ella explicó cómo circular, donde el deseo de la mujer no es necesariamente el comienzo de la respuesta sexual, si no que “la respuesta sexual femenina comienza con un período de intimidad con su pareja y luego de la excitación, le sigue recién la fase del deseo sexual.”

 

Este modelo biopsicosocial establece un mecanismo de retroalimentación en el que participan factores emocionales, físicos y cognitivos.

 

En las mujeres puede activarse el deseo y la necesidad de tener actividad sexual (“deseo espontáneo”), siempre y cuando el nivel de los estímulos sea lo suficientemente “intenso y, sobre todo, significativo.” 


La satisfacción

La satisfacción entonces es física y emocional, independientemente de la presencia de orgasmo. En la sexualidad femenina, juega un papel importante la subjetividad, donde la percepción de intimidad, los vínculos afectivos, la autoestima, las emociones, la comunicación y la asertividad sexual, determinan el nivel de deseo, excitación, placer y sensación de gratificación y bienestar.

 

Si los motivadores físicos y emocionales no concuerdan con el estado anímico de la mujer, la respuesta puede ser negativa y manifestarse como “apatía sexual”, rompiendo el ciclo propuesto por Basson

 

Esta es una de las grandes diferencias entre hombres y mujeres. Según Basson, las mujeres habían sido consideradas “disfuncionales del deseo”, al no responder con excitación inmediata tan sólo con el pensamiento de una situación sexual.

 

Cabe señalar que las investigaciones de Rosemary Basson, al estar basadas en la experiencia con pacientes, carecieron del rigor metodológico necesario para ser incluidas en la sexología basada en evidencia, como sí lo hicieron Masters y Johnson. Pese a esto, su teoría es válida para varios sexólogos actualmente. 

 

Si bien se ha demostrado que los estímulos que llevan al orgasmo a hombres y mujeres, la duración o la frecuencia pueden ser diferentes entre ambos sexos, no significa que el clímax sea mejor para unos u otros. 

El portal de la clínica especializada en salud sexual femenina Dexeus (España), propone algunas de las diferencias observadas a partir de diversos estudios. 

 

  • Duración. Con base en evidencia, se ha comprobado que el orgasmo masculino es más corto: entre 3 y 10 segundos; mientras que los de las mujeres pueden llegar hasta los 20 segundos.
  • Frecuencia. Las cifras apuntan a que los hombres alcanzan con más frecuencia el orgasmo que las mujeres. La proporción aproximada (considerando la penetración) es de 75% varones, contra 69% de las mujeres. 
  • Estimulación. Los hombres son más responsivos a la estimulación física, visual y genital.
  • En las mujeres, intervienen otras zonas erógenas como el pecho, los labios, el oído o el cuello, además de la comunicación verbal y las imágenes sugerentes.
  • Excitación. A las mujeres les toma más tiempo y los mecanismos son más sutiles. A los hombres puede bastarles la imaginación, siempre asociada a imágenes o fantasías sexuales. 
  • Repetición. Las mujeres no requieren de un periodo refractario, lo que les permite experimentar orgasmos sucesivos. Los hombres sí necesitan tiempo para recuperarse después de la eyaculación. 
  • Finalidad del orgasmo. Biológicamente hablando, el hecho de que los hombres eyaculen, hace suponer que el orgasmo está directamente asociado a la reproducción. En cambio, las mujeres son capaces de experimentar orgasmos sin necesidad de coito o bien, de tener relaciones sexuales completas sin llegar al orgasmo o ser inseminadas (esto depende de su ciclo ovulatorio). 
  • Placer. Aquí, prácticamente no hay diferencias entre hombres y mujeres. Concluimos que el orgasmo masculino y femenino es igual o muy parecido, salvo las diferencias ya planteadas en cuanto a género y a nivel individual.

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¡Hasta pronto!

 

Artículo validado por el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey. 

 

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