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Impotencia sexual y eyaculación precoz en homosexuales y bisexuales

Cuando hablamos de disfunción eréctil y eyaculación precoz, ¿es necesario establecer diferencias entre heterosexuales, homosexuales y bisexuales? La impotencia sexual y eyaculación precoz en homosexuales y bisexuales, comprende aspectos que es necesario tomar en cuenta para un diagnóstico acertado y el tratamiento correcto. Aunque aproximadamente 40% de los médicos opinan que la orientación sexual del paciente, no es algo relevante para tratar una disfunción sexual, en este artículo explicaremos por qué sí es importante, así que quedas invitado a continuar con la lectura.

Cada persona es un mundo

Cada cabeza es un mundo y en cada cama, hay un universo de posibilidades. Un buen médico experto en salud sexual masculina, es muy consciente de que nunca un paciente será igual al otro. Y cuando se trata de padecimientos como la disfunción eréctil, la eyaculación precoz o incluso la enfermedad de Peyronie, no existen las generalidades.

Es difícil saber qué porcentaje exacto de la población mexicana pertenece a la comunidad LGBT. El investigador Alfred Kinsey afirmaba que un 10% de la población mundial podría ser homosexual o bisexual. Sobre esta base, podríamos calcular que en México existen por lo menos 2 millones y medio de personas LGBT; cifra por demás conservadora, ya que no todos ellos  manifiestan abiertamente sus preferencias sexuales. Pero suponiendo que este número fuera cercano a la realidad, dentro de éstos, habría que separar hombres de mujeres, transgéneros y aquellos que han tenido experiencias sexuales con personas de su mismo sexo, sin considerarse necesariamente gays.

Así, es posible que la razón por la cual la homosexualidad o bisexualidad no tienen un área de investigación o tratamientos médicos específicos, puede deberse a que el porcentaje se considera bajo.

Dado que los temas que nos ocupan exclusivamente son la disfunción eréctil y la eyaculación precoz, nos centraremos en los hombres homosexuales y bisexuales, es decir, hombres que tienen sexo con hombres (HSH).

Hablando de problemas de salud sexual, ¿por qué afirmamos que este sector de la población tiene necesidades diferentes a las de las personas heterosexuales? Básicamente porque sus hábitos son diferentes. Pensemos, por ejemplo, en las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Enfermedades como el Virus del Papiloma Humano o la Gonorrea, podrían manifestar lesiones en el recto; si el médico no pregunta y asume que el paciente es heterosexual, podría no tomar en cuenta esta zona en la revisión.

Para un buen diagnóstico, deben considerarse todas las vías por las que una persona puede tener prácticas sexuales: vía vaginal, oral o anal.

Un hombre que padece de impotencia sexual moderada, podría lograr la penetración vaginal con una erección medianamente firme; para la penetración anal, esto es prácticamente imposible, ya que se requiere de mayor rigidez. 

En cuanto a los criterios para diagnosticar eyaculación precoz, se consideran la estimulación visual, táctil o la penetración vaginal pero, ¿qué pasa con el sexo oral? Está comprobado que la estimulación oral se encuentra entre las formas de excitación preferidas por los varones. Un eyaculador precoz, probablemente se sentirá mucho más excitado con esta práctica que con cualquier otra, por lo tanto, el impulso de eyacular podría ser mucho más inmediato e incontrolable.

Vivimos una época en la que, afortunadamente, hay mayor apertura para aceptar las diferencias y se ha avanzado mucho en la defensa de los derechos de la población LGBT. Sin embargo, en el campo médico, aún hay muchos cabos sueltos.

Los pacientes y los mismos médicos, aún no se animan a hablar con naturalidad de prácticas sexuales entre hombres. El miedo a la discriminación podría ser un factor. En el caso de los varones bisexuales o que han tenido encuentros fortuitos con otros hombres, es más difícil que expongan este tema ante el médico, por temor a ser juzgados o simplemente, porque no lo consideran trascendente.

Mucho se ha hablado acerca de las barreras que tienen los hombres para aceptar que padecen disfunción eréctil o eyaculación precoz; pensar que puede ser algo pasajero, vergüenza, falta de seguridad, apatía o falta de comprensión por parte de la pareja, pueden ser algunas de ellas. A esto, sumemos el temor a la homofobia, porque seamos honestos, incluso entre los médicos, pueden existir prejuicios que les impidan realizar un examen objetivo.

La impotencia sexual y eyaculación precoz en homosexuales y bisexuales, ¿tiene causas diferentes que en hombres heterosexuales?  

Teóricamente, la impotencia o la eyaculación precoz no tiene un origen distinto en hombres homosexuales o heterosexuales; decimos “teóricamente”, porque como ya hemos mencionado, las prácticas sexuales de unos y otros sí puede llegar a influir en el diagnóstico y tipos de tratamiento.

Empecemos por recordar que el 90% de los casos de disfunción eréctil o impotencia sexual masculina, obedece a causas orgánicas: edad, problemas cardiovasculares, enfermedades preexistentes como diabetes, colesterol alto, hipertensión, lesiones en la médula espinal, el consumo de drogas recreativas, alcohol, tabaquismo o algunos medicamentos para tratar la depresión.

En cuanto a la eyaculación precoz, sabemos que la causa principal son malos aprendizajes, desde el inicio de su vida sexual, el hombre no aprende a controlar su cuerpo ni los estímulos que lo llevan al orgasmo. También puede deberse a la hipersensibilidad en el glande, (en menor medida). En este sentido, no hay diferencia alguna. Los hombres que mantienen relaciones sólo con mujeres o los que practican el sexo con varones, tienen las mismas probabilidades de padecer impotencia o eyaculación precoz.  

La diferencia podría radicar, entonces, en las causas psicológicas. En el 10% de los pacientes con disfunción eréctil, el origen es psicológico.

Cuando se trata de emociones humanas, el tema se vuelve complejo, ya que las variables son muchas y menos evidentes. En estos casos, es un psicólogo o médico especializado en sexología, de preferencia, quien puede ayudar al paciente a encontrar la punta de la madeja.

Habrá que indagar si el problema se debe por ejemplo, a un evento traumático en la infancia, al miedo al rechazo, temor a “no dar el ancho”, estrés, ansiedad o bien, a la falta de aceptación de las preferencias homosexuales. 

Antes de caer en polémica y ponernos a debatir en equipos de tres, aclaremos algo: existe la falsa creencia que detrás de un problema de impotencia sexual, está la homosexualidad. Esto tiene que ver más con el machismo y los prejuicios que con la realidad. Para empezar, debemos saber que un hombre con disfunción eréctil no necesariamente padece falta de deseo sexual, sea heterosexual, gay o bisexual. Para explicarlo en términos más coloquiales, un hombre que no puede tener una erección con una mujer, no implica necesariamente que no la desee o que le gusten los hombres.

Aunque sí pueda darse el caso de que un hombre que no haya asumido sus preferencias por personas del mismo sexo, tenga problemas para relacionarse sexualmente con mujeres, no es lo más común.

Hasta aquí hemos dejado claro que la impotencia sexual y eyaculación precoz en homosexuales y bisexuales, no es muy diferente en la población masculina heterosexual.

Algunos hombres homosexuales o bisexuales, eligen mantener sus preferencias en secreto, debido a que han recibido una educación moral muy estricta que los llena de culpa, ansiedad y miedo. Esto los vuelve más proclives a padecer disfunción eréctil psicológica.

Hoy sabemos que las preferencias sexuales no tienen absolutamente nada que ver con la “hombría”. No se es menos hombre por tener sexo con otros varones. Sin embargo, el pertenecer a un grupo que ha sido históricamente marginado, que ha tenido que luchar para que se reconozcan sus derechos y que ha sido violentado sólo por sus preferencias, puede ser la causa de que estos hombres tengan una mayor tendencia a la depresión o una baja autoestima.

Ahí tenemos el caso de Alan Turing, el matemático británico, considerado el padre de la informática, que descifró el Código Enigma, clave para que los aliados ganaran la Segunda Guerra Mundial, y desarrolló las primeras aproximaciones a lo que hoy conocemos como inteligencia artificial. Hasta ya muy entrada la década de los 60, la homosexualidad era considerada un crimen en Inglaterra -en muchos países todavía está penado por la ley-. En 1952, Turing fue arrestado por sostener relaciones sexuales con otro hombre. El castigo consistió en la castración química, a través de la inyección de hormonas femeninas. Los efectos de este drástico “tratamiento” lo llevaron a suicidarse con cianuro en 1954, con apenas 41 años de edad.

La impotencia sexual y la eyaculación precoz tanto en homosexuales y bisexuales como en heterosexuales, siguen siendo un tema tabú, por eso son pocos los casos que son tratados debidamente.

El silencio es el peor enemigo de la solución. Si no nos atrevemos a hablar abiertamente con el médico, no hay posibilidad alguna de que el paciente pueda encontrar una cura exitosa por su lado.

Consideraciones finales

Si crees que puedes padecer alguna de estas disfunciones, no tengas miedo. Nadie va a juzgarte por tus preferencias ni tus hábitos en la cama. Un médico o un psicólogo calificados, saben que la ética, el profesionalismo y el cuidado a la intimidad de un paciente, pueden hacer la diferencia en su vida.

Todos tenemos derecho a disfrutar con la misma intensidad de nuestra sexualidad. No importa si llevas mucho tiempo con una misma pareja, si vives el sexo de una forma más libre y sin compromisos, si eres joven, adulto mayor o si te gustan los hombres o las mujeres. Todos podemos enfrentar alguna vez problemas de salud sexual y los expertos están para ayudarte a manejar cualquier situación y encontrar la mejor solución.

Cada persona es única, tiene su propio universo erótico y puede vivirlo de la manera que mejor le plazca. Pero para eso, es necesario estar sano.

La disfunción eréctil y eyaculación precoz en homosexuales y bisexuales debe verse y tratarse con la misma naturalidad de cualquier otro paciente, sólo así tendremos información suficiente para poder ajustar los tratamientos médicos y psicológicos a sus necesidades específicas.

Si necesitas ayuda no dudes en solicitar asesoría experta en el tema, podemos ayudarte con mucho gusto. Clic aquí.

¡Hasta pronto!

Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.

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