Dicen que hay tres cosas que no se pueden ocultar: la inteligencia, el dinero y el amor. Agregamos una cuarta: las disfunciones sexuales. Cuando se padece disfunción eréctil, eyaculación precoz o falta de deseo, por mencionar algunos problemas de salud sexual masculina, será muy difícil mantenerlo en secreto. La pareja se dará cuenta tarde o temprano y, además, cargar solo con esta afección no ayudará a solucionarla. Por eso preguntamos a los expertos: hablar de los problemas sexuales con la pareja, ¿puede hacer que se reduzcan los síntomas asociados? ¡Sigue leyendo para conocer la respuesta!
Es bueno estar acompañados
Los seres humanos no nacimos para estar solos. Formamos parejas y familias porque el sentido de pertenencia es necesario para crecer en todos sentidos y para compartir las cosas que nos importan.
Así como compartimos la cama, la pareja será testigo de nuestros éxitos, alegrías, nuestros dolores, pérdidas, preocupaciones, etc. “En la salud y en la enfermedad” se dice en las bodas, en las buenas y en las malas. Los problemas sexuales no pueden ser la excepción.
La importancia de la comunicación
Después de varios años juntos, damos por sentadas muchas cosas: el amor, las muestras de afecto, que los problemas pasan y desde luego, que habrá sexo. Sin embargo, asumir es el inicio de todos los malos entendidos. Hay que hablar. Las conversaciones incómodas son necesarias para poder ver con claridad lo que está fallando y mantener la armonía.
En el sexo, damos por hecho que conocemos bien a nuestro compañero y nos movemos en territorio seguro. Cada uno sabe lo que le gusta al otro y nunca pensamos si variar nuestras prácticas eróticas podría hacer mejores las relaciones sexuales.
Preguntar abiertamente “¿te gustaría hacer esto o aquello?”, “¿te sientes totalmente satisfecho?” “¿hay alguna fantasía que quisieras realizar?” puede mejorar nuestro desempeño sexual.
Así que el primer consejo en este artículo es no asumir. Dediquen un tiempo y espacio específicos para hablar de temas sexuales, de preferencia, fuera de la cama. Discutan las fortalezas y debilidades de su vida sexual.
Hablen de la relación en general, no sólo del sexo. Muchas veces los problemas sexuales pueden radicar en las circunstancias de vida, problemas emocionales, económicos, resentimientos guardados o cualquier otra situación que afecte la forma en que se están relacionando.
Hablen también de lo positivo y las áreas de oportunidad para mejorar, pero tengan en cuenta que esto sólo es la punta de la madeja, porque para desenredar todo, hace falta la ayuda de profesionales: psicoterapeuta, urólogo y sexólogo; ellos podrán guiarlos hacia un mejor entendimiento sexual.
La pareja es la mejor aliada
Supongamos que ya comprendimos la importancia de hablar, pero ¿por dónde empezar? ¿Cómo decirle a tu pareja que tienes disfunción eréctil?, por ejemplo.
Partamos de esta base: ambos saben que algo ocurre en su vida sexual, pero no entienden exactamente qué.
El hombre está sufriendo en silencio y pensando que hay algo malo en él. Ella, estará experimentando sentimientos de culpa, pensando que ya no es atractiva, que hay alguien más o simplemente, trata de ignorar el problema.
Es común que las mujeres, con una vida tan ocupada, se centren en su día a día, en los hijos, el trabajo, la casa, etc. y dejen el sexo como la última de sus prioridades porque, “así es la vida en pareja”.
El conformismo o la inseguridad son los sentimientos que predominan en ambos y lo que da lugar a una cadena de errores que sólo agravarán el malestar.
Se sabe que un hombre con disfunción eréctil, tarda un promedio de cuatro años en buscar tratamiento y sólo el 30% de ellos, lo hará. Antes pasa por la negación, el enojo, la idea de que el problema se solucionará solo, hasta que toca fondo: renuncia a su vida sexual o toma cartas en el asunto. No hay más.
Indican los sexólogos expertos de Boston Medical Group que un comportamiento común en hombres con disfunción eréctil, es hacer “la prueba fuera de casa”. Buscan relacionarse con otras personas para comprobar si su pene aún funciona.
La disfunción eréctil es un problema de salud que, la mayoría de las veces (80%), es de origen fisiológico y se puede arreglar con medicamento, asesoría sexológica, un estilo de vida más sano o controlando alguna enfermedad asociada (diabetes, hipertensión, cardiopatías, etc.).
Debes saber que la disfunción eréctil no se trata sólo del pene, sino que produce en los hombres una sensación de malestar general; afecta sus emociones, les causa estrés, temor y vergüenza. La única forma de terminar con esos sentimientos negativos es poner el tema sobre la mesa.
La pareja puede ser el mejor aliado para enfrentar la situación, si hay confianza y empatía.
Los expertos de Boston Medical Group aseguran que un alto porcentaje de sus pacientes, llegan a consulta impulsados por sus parejas. Es ella quien aborda el problema y toma la decisión de sugerir una cita. Es lógico, pues un problema de salud sexual como es la disfunción eréctil, les afecta a ambos, no sólo al hombre. Y un aspecto muy importante es que, al no ser ella la que sufre en carne propia el padecimiento, no tiene todas las barreras emocionales que impiden al hombre enfrentar la situación con un médico.
Piensa en esto: si tu pareja tuviera un problema de salud y se niega a ir con el doctor, ¿no le insistirías para que se atendiera? Bueno, pues esto es lo mismo.
Problemas sexuales
Hablar de problemas sexuales como disfunción eréctil o eyaculación precoz, es difícil para los hombres, ya que tienen miedo a ser juzgados, los hace sentir vulnerables, inseguros o avergonzados. No hay razón para ello, si existe solución.
Por otro lado, puede ocurrir que la pareja sea directamente la causa del problema. En estos casos, no es conveniente incluirla en el proceso terapéutico. El hombre debe tomar la decisión de buscar ayuda médica y/o psicológica. Si se cuenta con una red de apoyo como pueden ser amigos o familiares, también puede hacerse.
Adicionalmente, uno mismo puede buscar información confiable en internet; en el entendido de que deben ser fuentes seguras y que el “Dr. Google” no nos va a diagnosticar ni a recetar. Se trata sólo de estar más informado.
Síntomas asociados a problemas sexuales
Si bien el diagnóstico debe ser realizado por un médico experto en salud sexual masculina (urólogo, sexólogo) y/o por otros especialistas como el cardiólogo o el endocrinólogo, hay signos que el propio paciente detecta y le hacen saber que debe consultar con un médico.
En el caso de la disfunción eréctil, Boston Medical Group dispone de un test que puedes realizar en línea, de forma privada, para saber si es necesario que te atienda un profesional.
Entre los síntomas más comunes, podemos mencionar:
- No se alcanza la erección en al menos una de cada cuatro relaciones sexuales.
- Las erecciones son más débiles.
- Las erecciones espontáneas por la mañana son menos frecuentes.
- Se llega al orgasmo con una erección incompleta.
- La erección se pierde durante el encuentro sexual.
Si te identificas con al menos una de estas situaciones, es posible que tengas problemas de erección y aún no lo sepas.
Con la eyaculación precoz también hay síntomas que no deben confundirse con “venirse rápido”. Por ejemplo:
- Sientes que no tienes la capacidad para controlar o detener el impulso de eyacular.
- Eyaculas antes o inmediatamente después de la penetración (uno o dos minutos de coito).
- Eyaculas con un mínimo de estimulación sexual.
- Eyaculas antes de desearlo o de haber satisfecho a tu pareja.
- Esta situación se repite en la mayoría de los encuentros sexuales.
Cualquier otro tipo de problema sexual como curvatura peneana, eyaculación retardada, bajo o nulo deseo sexual, entre muchos otros padecimientos, tienen síntomas muy específicos y se deben a diversas causas; muchas veces, no es una sola.
Problemas sexuales
Pero todos los problemas sexuales, sin excepción, afectan seriamente la psique de quien los padece, así como otros aspectos de su vida: familia, trabajo, círculo social y desde luego, pareja.
Cuando las causas del problema sexual son físicas, el urólogo es el profesional indicado para dar el diagnóstico y el tratamiento; se recomienda que sea integral, es decir, que aborde todos las áreas afectadas del paciente.
Si el trastorno sexual es de origen psicológico (como ocurre en muchos casos de la baja de libido o la eyaculación precoz), acudir con un sexólogo es indispensable para encontrar la etiología y a partir de ahí, determinar qué tipo de terapia es la mejor para cada persona.
Si, por ejemplo, la disfunción eréctil, eyaculación precoz o ausencia de deseo, son resultado de una experiencia traumática del pasado, el psicólogo clínico especializado en salud sexual -sexólogo- tendrá que indagar en la mente del paciente para ayudarlo a superar el trauma.
Desde luego no es un proceso fácil ni inmediato como tomar una pastilla, pero vale la pena si se trata de recuperar un pilar fundamental de la vida como es la sexualidad.
¿Por dónde empiezo a hablar de los problemas sexuales con mi pareja?
Lo primero es buscar un momento oportuno, cuando no haya prisa y estén solos. Tampoco lo hagas estando enojado o cuando te sientas frustrado. Abordar el problema en ese estado emocional, puede hacer que caigan en reproches, que culpes a tu pareja de tu afección o no sepas explicar bien cómo te sientes.
Las emociones no sirven para comunicarnos, sino para conocernos a nosotros mismos. Para hablar de un problema tan íntimo y sensible, hay que ser sereno, con la mente abierta y siendo cien por ciento honesto.
La pareja nos conoce bien. Seguramente, ya han superado muchos problemas juntos, éste sólo es un reto más.
Según información de Boston Medical Group, involucrar a la pareja en el tratamiento para la disfunción eréctil, eyaculación precoz o cualquier otro trastorno sexual, incrementa las posibilidades de éxito y ayuda a restaurar la confianza mutua.
La participación de la pareja en la consulta médica puede ayudar a:
- Dar información más completa al médico. Ella puede recordar detalles que el paciente pase por alto o describir mejor los cambios de conducta.
- Aprender cómo funciona el organismo masculino y comprender cuáles han sido las afectaciones psicológicas que la disfunción eréctil o la eyaculación precoz han desencadenado en él.
- El terapeuta sexual puede ayudar a resolver conflictos derivados de la disfunción que hayan quedado “archivados”.
Cuando te sientas listo para hablar y hayas elegido un lugar y momento apropiados, puedes empezar con preguntas: ¿has notado que…?, ¿cómo te sientes al respecto?, ¿crees que sea un problema físico?
Habla de cómo te sientes
Es muy válido decir “tengo miedo”, “me siento derrotado o frustrado”, “me siento incomprendido, triste, enojado”.
Cuando uno se abre de capa con la pareja, es muy probable que encontremos más comprensión y empatía que rechazo. ¿Sabes qué? A las mujeres les gusta que los hombres muestren sus emociones.
Te invitamos a continuar leyendo en este enlace: Nuevas masculinidades, ¿cómo viven la disfunción eréctil?
Ten mucho tacto
El tema puede ser muy doloroso para ambos. Es necesario abordar el tema de forma delicada pero directa, sin que ella piense que la estás culpando o que ya no hay amor.
Hablar de los aspectos positivos es una buena forma de acercarse: la mucha confianza que se tienen, cómo han logrado superar situaciones difíciles, lo atractiva que sigue siendo para ti, etc.
Más que queja o culpas, se trata de que ambos encuentren tranquilidad en la honestidad. Se vale decir “necesito tu apoyo”, “no puedo hacer esto solo”, “acompáñame a mi cita con el doctor”.
Si es la mujer quien toma la iniciativa, hay que dejar claro que la mayor preocupación es la salud de él. Plantear la posibilidad de visitar al médico no tiene por qué considerarse una agresión. ¡Al contrario! Es una muestra de amor.
Es necesario dejar a un lado el egocentrismo y pensar primero en quien tiene el problema. La empatía, comprensión y solidaridad con el hombre que sufre, tomarlo de la mano, fortalecerá la relación y a él le hará más ligera la carga.
Las emociones negativas no ayudan a la hora de hablar de temas difíciles. Recuerden que se trata de la satisfacción sexual y la felicidad de ambos, hay que hacerlo de la forma más amorosa posible.
Lo más importante: busquen un diagnóstico profesional
Como ya dijimos, el urólogo y/o sexólogo les ayudarán a encontrar las causas, darán un diagnóstico exacto y podrán recomendarles un tratamiento, ya sea con medicamentos orales, psicoterapia, terapia de ondas focales, farmacoterapia intracavernosa y/o asesoría sexológica.
La terapia sexual en pareja les ayudará a ampliar sus prácticas eróticas y a resolver conflictos derivados de la disfunción. El profesional médico sabrá qué preguntas hacer, qué técnicas aplicar y cómo guiarlos en el proceso con base en su experiencia.
Hablar de los problemas sexuales con mi pareja, ¿puede hacer que se reduzcan los síntomas asociados?
Dejemos clara una cosa: a menos que tu pareja sea médico especialista en salud sexual masculina, no es responsable de encontrar la cura.
Lo que sí te garantizamos, es que te vas a sentir liberado. Empecemos por ahí. Debes entender que la disfunción eréctil, la ausencia de deseo o la falta de control eyaculatorio no te hacen “menos hombre”. Al contrario, enfrentar los problemas sexuales sin prejuicios, sin miedo, como algo que puede pasarle a cualquiera, te hace más fuerte y hará que te veas a ti mismo como una persona adulta que se hace responsable de sí mismo.
Aceptar que tienes un problema sexual y hablarlo con tu pareja es darte cuenta de que la valía no está en el pene, sino en la capacidad de autocuidarse.
Una mujer no siente vergüenza de ir al ginecólogo, ¿verdad? Pues ir al urólogo tampoco debe ser motivo de bochorno.
Si te preocupa que otro varón revise y toque tus genitales, te informamos que hay mujeres especialistas en uroandrología sumamente capacitadas para ayudarte. Eres tú quien decide con qué médico te sientes más cómodo. El médico les dará toda la información que necesiten y responderá a sus dudas e inquietudes, con absoluta discreción y con total profesionalismo, desde la consulta de valoración hasta el final del tratamiento.
Respondemos la pregunta del título
Hablar con tu pareja no necesariamente va a reducir los síntomas asociados a los problemas sexuales, pero sí aliviará la tensión y la angustia generada por éstos.
Si la causa de la disfunción eréctil o la inapetencia sexual es un conflicto con tu pareja, enfrentar la situación (de preferencia, con un terapeuta sexual asesorándolos), es el primer paso para resolver tu situación marital y a partir de ahí, empezar a recuperar tus capacidades sexuales.
Otra ventaja de hablar de tus problemas sexuales con tu pareja, es que te ayudará a tener más confianza, tanto contigo mismo como para acudir a una clínica de salud sexual, y para ayudarte a entender que no hay nada malo en ti; no estás “descompuesto”, ni viejo, ni has dejado de ser atractivo.
Un síntoma típico de las disfunciones sexuales son los pensamientos catastróficos que nos hacen tener miedo por anticipado
Así es como se forman los círculos viciosos: ¿y si no lo hago bien?, ¿y si me vengo antes de tiempo?, ¿y si esto no tiene cura?, ¿y si no se me para? ¿Y si ya no le gusto?, ¿y si hay alguien más?
Lo único que estás generando con esos pensamientos es más angustia y ansiedad por el desempeño, lo que, a su vez, va a interferir con tu función eréctil, con el tiempo de eyaculación o la capacidad de sentir deseo.
¿Y si mejor van con el médico y se informan?
- Buscar apoyo, comprensión y aceptación es importante para reducir la ansiedad de ejecución. Escuchar al otro y ser consciente de sus sentimientos respecto al problema sexual, les permitirá entender su forma de actuar y dimensionar mejor las posibles soluciones.
- Dejar a un lado las falsas expectativas y creencias como que el orgasmo es la meta, es importante para que ambos encuentren nuevas formas de satisfacción en el sexo.
- Valorar las sensaciones que aparecen durante el sexo también es parte de la relación sexual y ayuda a relajarse o elevar la excitación.
En el sexo, no hay un “deber ser”. “Debería dudar más”, “esto debería excitarle”, “ella debería reaccionar de esta forma”. Has visto demasiadas películas.
Cada persona es diferente y la respuesta sexual es variable dependiendo del momento, el lugar, la situación o el estado de ánimo. Los detonadores del deseo son diferentes en cada uno, en hombres y en mujeres. Así que olvídate del “manual del amante perfecto”. Eso no existe.
La preocupación por llegar al orgasmo de determinada manera (con la penetración, por ejemplo) no es realista y te impide disfrutar del camino.
Habla con tu pareja de las cosas que le gustan y exprésale sin miedo las que te gustan a ti. La apertura y aceptación de lo bueno, lo malo y lo diferente, son las bases sobre las que se construye el territorio sexual de cada pareja, sin falsas expectativas ni manuales.
“Está comprobado que las técnicas de intervención terapéutica que involucran a la pareja, dan mejores y más rápidos resultados. La asesoría sexológica en pareja, combinada con fármacos o tratamientos tecnológicos como las ondas focales, constituyen una estrategia integral sumamente eficaz en la gran mayoría de los casos”, afirman los expertos de Boston Medical Group.
La pareja
Pero existen casos donde la intervención de la pareja resulta contraproducente. Afirma el psicólogo estadounidense, David H. Barlow, que “la demanda de relaciones por parte de la pareja en hombres con disfunción eréctil, provocan reacciones negativas en el individuo”
Según este autor, la reacción de las mujeres ante los problemas sexuales del hombre, puede ser variable dependiendo de el estado de su relación, la edad de ella (las mujeres en etapa de menopausia presentan una baja notable de deseo sexual), la situación familiar o la autoestima.
Las mujeres que están en el pico de su vida sexual o buscan procrear, suelen mostrar conductas más demandantes presionando a la pareja y obligándoles para que busquen alguna solución al problema.
Consideraciones finales
El hostigamiento nunca es buena opción, ya que el varón, lejos de buscar una solución médica, tiende a excusarse o culparla a ella. Esto sólo aumentará el malestar en ambos y pueden ser motivo de que se fracture la relación.
Las mujeres que también padecen una disfunción, suelen restar importancia a la situación: “el sexo no es importante”, “no te preocupes”, “no pasa nada”. Lo que parece ser comprensión y empatía, en realidad es “librarse” de una situación que les incomoda a ellas haciendo responsable al otro o evitando que él busque solución.
Las parejas sexualmente poco activas, se convencen a sí mismas de la poca importancia del sexo en sus vidas. Pero tenemos malas noticias: “40% de las parejas de hombres que padecen disfunción eréctil, terminan presentando una disfunción sexual comórbida debido al trastorno eréctil”, según el experto Francisco Cabello (Instituto Andaluz de Sexología y Psicología. España.), autor del artículo “Aspectos psicosociales del manejo de la disfunción eréctil”.5
Los hombres sienten una gran presión social por ser fuertes, inquebrantables, ecuánimes y estar siempre dispuestos para el sexo. Toca a las mujeres entender que sus parejas son seres humanos, con debilidades y momentos de fragilidad. Ellos tienen el mismo derecho que ellas a hablar de sus emociones o sentirse abatidos, de pedir ayuda. Si él no toma la iniciativa, hazlo tú, mujer; con tacto, con amor, empatía y comprensión.
La pareja puede tener un papel fundamental como apoyo o por el contrario, ser un motivo más de agobio. Por eso es importante observar cómo está manejando ella la situación.
El hombre que sufre la pérdida de sus “facultades sexuales” necesita comprensión, pero la pareja también buscará sentirse apoyada, saber que esto no es su culpa (ni de nadie), que no es personal.
Un terapeuta sexual puede guiarlos para reencontrarse sexualmente como pareja, si es que ambos tienen la voluntad. Saber que no estás solo puede aliviar el miedo, la angustia y la vergüenza. No hay razón para sufrir en solitario habiendo tantos tipos de tratamiento que han probado su eficacia en millones de hombres de todo el mundo.
¡Gracias por tu lectura, nos reencontramos en el próximo artículo!
Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.
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