Trabajar para construir hábitos buenos para nuestra salud es aconsejable en cualquier momento de nuestras vidas. Generalmente, esperamos ser mayores y comenzar a tener ciertas complicaciones físicas para tomar conciencia de la importancia que tiene llevar adelante una dieta sana y hacer ejercicio físico, entre otros hábitos saludables.
Los buenos hábitos influyen en todos los aspectos de nuestra vida, incluso en nuestra salud sexual. Hay estudios que demuestran cómo han aumentado los casos de disfunción eréctil en las últimas décadas, en gran parte debido a los malos hábitos que acarrea la juventud.
Es por eso que, en este artículo queremos brindarte algunos datos interesantes para que empieces a cambiar tus hábitos desde hoy mismo. ¿Estás preparado? ¡Allá vamos!
Una dieta sana puede ayudarnos a prevenir la disfunción eréctil.
Un estudio publicado por The Journal of Sexual Medicine en el 2017 titulado: “Disfunción sexual entre hombres jóvenes: descripción de los componentes de la dieta asociados con la disfunción eréctil” ha demostrado cómo la alimentación puede influir en nuestra vida sexual.
Según esta investigación, estadísticamente los pacientes con disfunción eréctil consumen menos frutas y verduras que aquellos pacientes sin ninguna disfunción sexual. Al mismo tiempo, declararon tener una mayor ingesta de productos lácteos y bebidas alcohólicas que los pacientes sin disfunción eréctil.
Ya hemos hablado en otras oportunidades de la relación entre la disfunción eréctil y el colesterol y la importancia que tiene llevar una dieta rica en vegetales. Los expertos en nutrición aconsejan reducir el consumo de productos de origen animal, sobre todo de carnes rojas, que no son magras.
¿Qué otros hábitos saludables son aconsejables?
La alimentación es solo uno de los hábitos saludables en los que tenemos que trabajar para tener una salud sexual plena.
El segundo más importante es la actividad física. En la actualidad, estamos acostumbrados a estar muchísimas horas frente a las pantallas y tenemos un estilo de vida muy sedentario. El ejercicio físico es bueno en todo sentido. No sólo para nuestra salud sexual, sino también para nuestro bienestar emocional y físico. Cuando realizamos deporte, se liberan endorfinas que nos ayudan a mejorar nuestra autoestima y nos dan energía para cumplir con todas las actividades del día.
La disfunción eréctil también se asocia a factores psicológicos, como por ejemplo, el estrés. Cuando hablamos de salud sexual, el estrés es nuestro peor enemigo. Cada vez más son las personas que sufren ansiedad, ataques de pánico o insomnio. Todo esto tiene un impacto muy negativo en nuestra vida sexual. Por eso, es clave comenzar a trabajar en hábitos que nos ayuden a reducir los niveles de estrés. Practicar actividades recreativas, meditar o aprender técnicas de mindfulness pueden ser muy buenas opciones. También es muy aconsejable el acompañamiento terapéutico.
Relacionado con el punto anterior, un descanso óptimo es fundamental. Dormir la cantidad de horas que necesita nuestro organismo en un espacio cómodo y oscuro. No compartir la cama con nuestras mascotas. Los animales tienen ciclos de sueño muy diferente al de los humanos y que duerman en el mismo espacio que nosotros puede hacer que no descansemos del todo bien.
Por último, no está de más aclarar que se debe evitar el consumo de alcohol en exceso, tabaco u otras drogas.
Los hábitos se construyen con paciencia y constancia
Sabemos que construir hábitos saludables no es tarea sencilla. Sobre todo, si llevamos años haciendo las cosas de otra manera. Sin embargo, es muy importante que entendamos que hacerlo va a tener un impacto muy positivo en nuestro bienestar general y nuestra calidad de vida mejorará muchísimo.
Si somos constantes y avanzamos paso a paso, pronto nos empezaremos a sentir mejor y eso nos servirá de impulso para seguir avanzando hacia nuestras metas.
¡No te desanimes! Y si lo necesitas, no dudes en buscar ayuda profesional.
Por último, si crees que podés tener disfunción eréctil te invitamos a realizar el test online y gratuito que encontrarás al finalizar este artículo.
¡Hasta la próxima!
Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.
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