El sexo es vida. Es un factor fundamental para sentirnos plenos, equilibrados, felices. Por eso, cuando un hombre está imposibilitado para tener relaciones sexuales, se desencadenan una serie de problemas que afectan su vida en todos los ámbitos: relación de pareja, familia, entorno laboral y social pero sobre todo, repercuten en la autoestima de la persona. Es absolutamente necesario buscar ayuda profesional, ya que si no se trata, la disfunción eréctil puede llegar a generar una grave depresión.
Hoy hablaremos sobre la disfunción eréctil, ¿qué es y cómo tratarla? ¡Acompáñanos con tu lectura!
Disfunciones sexuales
Es común que los hombres vivan las disfunciones sexuales como un duelo silencioso, que sientan vergüenza o incluso, no tengan idea de lo que les está pasando ni cómo enfrentar las emociones que experimentan.
Desde que el mundo es mundo, el hombre ha sido valorado y reconocido de acuerdo a su pene, su erección o su desempeño sexual. Estos son mitos, el valor de una persona no radica en sus genitales, pero sobre esta base, es fácil comprender cómo se siente alguien que padece disfunción eréctil. Esta afección es más común de lo que se piensa y lo más importante, es que se puede solucionar.
Una cita del urólogo José Luis Arrondo, experto en sexología, señala que el primer paso para la recuperación “…es dejarnos de vergüenzas culturales y reconocer nuestras debilidades en materia sexual. No somos machos perfectos y nos puede fallar el pene como otros órganos del cuerpo.”
¿Qué es la disfunción eréctil?
También llamada impotencia sexual, es la incapacidad para lograr o mantener una erección con el tiempo o rigidez suficientes para sostener un encuentro sexual satisfactorio.
La disfunción eréctil afecta a hombres de todas las edades, aunque se vuelve más frecuente después de los cuarenta años. De hecho, 50% de los hombres entre los 40 y 70 años llegan a padecer algún grado de disfunción ya sea moderada o total.
Síntomas de disfunción eréctil
- Problemas de erección en al menos 1 de cada 4 intentos de relación sexual.
- Dificultades de erección que duren más de un mes.
- Tardar más tiempo de lo normal en obtener una erección.
- Perder la erección al cambiar de posición.
- Las erecciones matutinas son menos frecuentes y rígidas.
- Llegar al orgasmo con una erección parcial.
Si se presenta uno o más de estos síntomas, acude con un experto en salud sexual masculina para que elabore un diagnóstico exacto y determine el tipo de tratamiento que debes seguir. Es importante hacerlo cuanto antes, no sólo porque la disfunción eréctil puede ser un síntoma de enfermedades más graves, sino porque el diagnóstico oportuno incrementa notablemente las posibilidades de recuperación.
¿Qué causa la disfunción eréctil?
En el 80% de los casos aproximadamente, el origen es un problema físico relacionado con la vascularidad o correcta circulación de la sangre, resaltando que al ser por origen vascular es aproximadamente un 50% de los casos en general.
Cuando el flujo sanguíneo no llega con suficiente fuerza a las arterias del pene, la erección no se consigue, es débil o se pierde rápidamente. Esto puede deberse a enfermedades o circunstancias como diabetes, hipertensión, problemas de próstata, colesterol alto, tabaquismo, alcoholismo, aterosclerosis, efectos de alguna cirugía, uso de medicamentos antidepresivos o mala circulación en general.
Con menos frecuencia, pero la disfunción eréctil también se presenta en hombres que padecen enfermedades del hígado o la tiroides, deficiencias hormonales (baja producción de testosterona), problemas neurológicos, lesiones en la médula espinal o tratamientos como radioterapia.
El 20% restante se debe a factores psicológicos como exceso de nerviosismo durante los encuentros sexuales, miedo a fallar, estrés, ansiedad, depresión o incluso culpa.
Muchas de las veces, ambos tipos de causas se combinan para provocar la disfunción eréctil mixta, por eso es necesario tratarlas al mismo tiempo, de forma integral.
¿Cómo tratar la disfunción eréctil?
Existen varias alternativas para tratar con éxito esta disfunción. El médico recomendará la más adecuada dependiendo de las necesidades de cada paciente.
Tratamiento a base de medicamentos
Los fármacos orales (tabletas) suelen ser muy eficaces pues ayudan a regular el flujo sanguíneo del pene cuando se trata de un problema físico. Tienen una efectividad de hasta 75%. Sin embargo, están contraindicados para hombres con ciertas enfermedades cardíacas, pueden tener efectos secundarios como dolor de cabeza, náuseas, mareo, desmayos o problemas de visión. Cabe señalar que la automedicación puede empeorar el problema. Los medicamentos siempre deben ser prescritos por un profesional médico experto en salud sexual masculina.
Las inyecciones de fármacos vasodilatadores intracavernosos -que abren las arterias del pene para aumentar el flujo sanguíneo- tienen una eficacia de 80 a 90%. Se aplican directamente sobre el pene produciendo la erección inmediata con un efecto de hasta 60 minutos. Son cómodas, indoloras y se aplican en casa.
Hormonas. Se recomiendan cuando la impotencia sexual es causada por un bajo nivel de testosterona. El médico indicará una opción que reponga los niveles de hormonas sexuales, aunque esta opción es sólo en casos muy concretos por sus efectos secundarios.
Tratamiento con dispositivos
Consiste en dispositivos que prácticamente están en desuso que se colocan en el pene para lograr la erección y luego se retiran.
Los sistemas de vacío, por ejemplo, producen la erección al llenar de sangre venosa las cavidades del pene, que se introduce en el aparato extrayendo el aire por bombeo.
Por otro lado, los implantes permanentes se utilizan sólo cuando ningún otro tratamiento ha funcionado, esto puede ser porque los cuerpos cavernosos del pene han sufrido un daño irreparable. Consiste en una prótesis que se llena de suero mediante una bomba manual, elevando el pene cada vez que se desea practicar el coito.
Tratamiento con de ondas de choque
Es una novedosa terapia que ha producido muy buenos resultados. Consiste en la aplicación de ondas de presión de baja frecuencia en el pene para estimular paulatinamente la circulación sanguínea, ayudando así a conseguir las erecciones y mantenerlas por más tiempo.
Terapia Psicológica
Se recomienda cuando la disfunción eréctil es de origen conductual o psicológico. Los problemas emocionales como el estrés, la ansiedad, tristeza, depresión o baja autoestima, pueden derivar en la incapacidad para conseguir una erección. En estos casos, se debe buscar la ayuda de un especialista para entender y superar los sentimientos que impiden disfrutar de la vida sexual. Hablar con la pareja también es importante, sin duda será un gran apoyo para encontrar una solución.
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¡Hasta pronto!
Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.
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