La disfunción eréctil puede ser síntoma de enfermedades no detectadas como diabetes, hipertensión, aterosclerosis o cardiopatías, todas ellas asociadas a problemas circulatorios. Al no haber un flujo sanguíneo adecuado, la función eréctil también se ve afectada. Pero, ¿qué pasa si ocurre al revés?, después de sufrir un infarto, se pierde la capacidad de erección. ¿Por qué ocurre? ¿Cómo recuperar la actividad sexual? ¿Qué medicamentos se pueden tomar? La disfunción eréctil después de un infarto, ¿tiene solución? Existen muchas alternativas para recuperar la vida sexual después de sufrir un ataque al corazón.
Según datos del INEGI, en 2019 se registraron 747,784 defunciones. 56.4% de éstas fueron hombres y 88.8% se debieron a enfermedades y problemas relacionados con la salud. Las tres principales causas de muerte tanto para hombres como para mujeres son las enfermedades del corazón, la diabetes mellitus y tumores malignos.
El infarto al miocardio tiene una tasa de supervivencia superior a 60%. Un pronóstico favorable dependerá de la cantidad de tejido cardíaco dañado (si la zona afectada es pequeña y no se altera el funcionamiento eléctrico del corazón). Superar un infarto y llevar una vida más o menos normal después del episodio, es posible si se recibe atención médica a tiempo, se sigue el tratamiento indicado por el médico y se realizan cambios significativos en el estilo de vida.
Causas de infarto al miocardio
El infarto de miocardio que se caracteriza por “la muerte de una porción del músculo cardíaco al obstruirse completamente una arteria coronaria, por lo que el suministro de sangre se suprime. Si el músculo cardiaco carece de oxígeno durante demasiado tiempo, el tejido de esa zona muere y no se regenera”, explica Rosa María Lidón, presidenta de la sección de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología.
En la mayoría de los casos, lo que provoca el infarto es la obstrucción de las arterias coronarias. Dicha obstrucción provoca la formación de coágulos. El infarto al miocardio ocurre cuando un coágulo de sangre (trombosis coronaria) obstruye una arteria que ya era estrecha debido a la aterosclerosis (endurecimiento o estrechamiento de las paredes de las arterias).
Existen factores de riesgo que todos conocemos muy bien: tabaquismo, colesterol alto (debido al consumo excesivo de grasas saturadas o por alteraciones genéticas familiares, sal o alcohol), diabetes o hipertensión.
Otros factores de riesgo de infarto, son: antecedentes familiares o condiciones genéticas, tejidos dañados por ataques al corazón previos, frecuencia cardíaca acelerada, defectos en las válvulas cardíaca, trastornos metabólicos como obesidad o tiroides, falta de vitaminas y minerales esenciales (vitamina B-1), complicaciones durante el embarazo, alcoholismo (aún después de haber dejado de beber muchos años antes), uso de drogas como cocaína, anfetaminas o esteroides anabólicos, fármacos quimioterapéuticos y radiación por cáncer, infecciones que hayan dañado el corazón o desórdenes en el tejido conectivo y en la acumulación de proteínas anormales.
Un infarto no ocurre de repente. Sucede de forma paulatina. Desafortunadamente, se trata de una enfermedad silenciosa, ya que no presenta síntomas hasta que se encuentra en estado avanzado. Sin embargo, hay señales que un médico puede advertir si el paciente se hace un chequeo completo al menos una vez al año.
En algunos pacientes, sí se manifiestan signos como:
- Debilidad y fatiga.
- Dolor en el pecho.
- Latidos cardíacos fuertes o irregulares.
- Tos al estar acostado.
- Inflamación en las piernas, tobillos y pies.
- Dificultad para respirar (sobre todo al hacer ejercicio).
- Mareos o desmayos.
- Distensión en el abdomen por acumulación de líquido.
Pero hay un síntoma en particular que no puede ni debe pasar inadvertido: la disfunción eréctil. Para un hombre, los problemas de erección son el aviso más importante de que está en riesgo alto de padecer diabetes, hipertensión o de sufrir un infarto. Por eso es indispensable que al presentar dificultades para alcanzar o mantener una erección, el hombre acuda inmediatamente al médico experto en salud sexual masculina. Él se encargará de solicitar todos los exámenes pertinentes y derivar al paciente a un cardiólogo o angiólogo si la causa de su disfunción eréctil es un problema cardiovascular (lo que ocurre en la mayoría de los casos) y desde luego, de ayudar al paciente a solucionar sus problemas de erección.
Disfunción eréctil después de un infarto
Un hombre que ha sobrevivido a un infarto, deberá pasar por un periodo de recuperación antes de retomar su vida normal. Uno de los aspectos que más preocupan a estos pacientes es su vida sexual. Existen soluciones muy eficaces, siempre y cuando éstas sean propuestas por un médico especialista tanto en cardiopatías como en disfunciones sexuales masculinas.
Si los problemas de erección estaban presentes antes del infarto y no se buscó tratamiento, habrá que consultar con un uroandrólogo para que, a partir de la historia clínica con la que ya se cuenta, se determinen las causas y se ofrezcan alternativas, que siempre las hay. Es de vital importancia que sea un urólogo calificado quien haga el diagnóstico de disfunción eréctil, ya que el estado de salud del paciente es delicado. Bajo ninguna circunstancia, sin excepción, el hombre deberá automedicarse o tomar suplementos “naturales” para el desempeño sexual por su cuenta. La razón es que muchos de estos productos contienen ingredientes desconocidos que pueden interferir con los medicamentos para el corazón o que provoquen graves consecuencias a nivel cardiaco, tal es el caso de la maca, ginseng, ginkgo biloba, yumbina o L-Arginina, entre otros. Únicamente los médicos -cardiólogo y uroandrólogo- pueden indicar al paciente el tratamiento más adecuado para él.
Los fármacos vasodilatadores como sildenafil (Viagra) se podrán usar solo despues de algun tiempo y bajo la recomendación del andrólogo, medico sexologo y el cardiologo pues en algunas circunstancias podrían no estar indicados así como la interacción con algunos medicamentos recomendados en los pacientes coronarios pueden ser peligrosos.
Por otro lado, la disfunción eréctil después del infarto, puede deberse a varias causas que el especialista en salud sexual masculina podrá explicar a detalle.
Es normal para el hombre que ha tenido un problema tan grave en el corazón, sentir miedo o ansiedad al tener relaciones sexuales nuevamente, pensando en que el corazón se va a acelerar o que el esfuerzo físico podría provocarle otro paro cardiaco. En este caso, es factible que ese temor pueda producir disfunción eréctil psicológica.
La buena noticia es que el sexo no representa ningún peligro para la salud de un paciente recuperado de infarto, ya que el desgaste físico que implica la actividad sexual es bastante moderado. La energía que necesita el cuerpo para el acto sexual, es más o menos la misma que se utiliza para subir dos pisos de escaleras, desde luego sin correr. La frecuencia cardiaca no aumenta mucho más que en otras actividades cotidianas como caminar o tender la cama.
Lo que sí es importante, es dar seguimiento a las consultas de revisión, monitoreo cardiaco, informar al médico sobre cualquier anomalía y no sentir vergüenza de consultar con un médico experto en sexualidad.
Reanudar las relaciones sexuales se hará de forma progresiva. De preferencia, con la guía de un especialista en la materia. El cuerpo mismo indicará cuándo se siente preparado para volver a la acción, después de un periodo de entrenamiento físico y emocional. El paciente irá aprendiendo cómo reacciona su organismo con cada actividad y así, irá perdiendo el miedo. Disciplinas como el yoga pueden ayudar mucho a controlar la respiración, recuperar la elasticidad y encontrar nuevamente el equilibrio interno.
Es muy probable que la función sexual reaparezca por sí sola si los factores que causaron el infarto -todos ellos relacionados con la circulación sanguínea- están siendo controlados. Esto sería lo lógico, pero hay un tema muy importante a considerar: los medicamentos.
Los médicos indican que después de un infarto, la disfunción eréctil puede aparecer debido al tratamiento farmacológico para controlar la enfermedad cardiaca o el estado psicológico (depresión o ansiedad).
A continuación, veremos una lista de los medicamentos que pueden afectar la erección. Aclaremos que no estamos sugiriendo de ninguna manera, que se suspenda la medicación. El tratamiento no se puede dejar por cuenta propia. La recomendación es consultar con el médico -sin pena ni prejuicio alguno-, qué se puede hacer. Seguramente él ofrecerá alternativas para que los medicamentos indicados para el corazón, no alteren la vida sexual.
Antihipertensivos, medicamentos para la presión arterial alta. Este es el tipo de fármacos que se prescriben para controlar la presión arterial alta. Disminuyen la presión de la sangre para que el corazón no “trabaje de más” bombeando la sangre que le llega con mucha más fuerza y tener que irrigarla al resto del cuerpo con mayor esfuerzo. Son comúnmente recetados a personas con problemas cardíacos.
Existen 3 tipos de antihipertensivos que afectan más que otros la capacidad de erección: los diuréticos tiazídicos son la causa más común de disfunción eréctil entre los medicamentos para la presión arterial alta, después están los betabloqueadores y alfa bloqueadores.
Los betabloqueadores, por ejemplo, impiden el efecto estimulante de la adrenalina en el corazón. De esta forma, el latido es más lento y tiene menos fuerza, por lo que el músculo necesita menos oxígeno.
Nitratos. Son fármacos vasodilatadores que se utilizan para tratar el dolor relacionado con la angina de pecho o para aliviar los síntomas de insuficiencia cardiaca congestiva. Si bien no causan disfunción eréctil (al contrario, pueden ser coadyuvantes), están contraindicados por su interacción con otros medicamentos para la disfunción eréctil como el sildenafil, vardenafilo o tadalafilo -todos vasodilatadores-. La combinación de estos medicamentos con los nitratos, pueden reducir la presión arterial y producir mareo, desmayos o bien, un segundo infarto. Los nitratos tampoco se deben administrar junto con medicamentos para la hipertensión, otros medicamentos para el corazón (consulte a su médico), antihistamínicos de venta libre (para tos, catarro, gripe o alergias) o productos naturales como los mencionados anteriormente, especialmente la L-Arginina.
Estatinas y fibratos. Se emplean para controlar los altos niveles de colesterol (hipercolesterolemia). Según estudios, estos medicamentos pueden interferir con la producción de testosterona, ya que limitan la cantidad de colesterol , necesario para fabricar ciertas hormonas. La buena noticia es que algunos estudios recientes muestran que las estatinas pueden ser benéficas para la calidad de la erección.
Antidepresivos. Indicados para tratar problemas emocionales o psiquiátricos como depresión, ansiedad, trastornos alimenticios, desorden obsesivo-compulsivo, de atención, dolor crónico o como auxiliares para superar adicciones.
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¡Muchas gracias por tu lectura y hasta pronto!
Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.
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