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Diálisis y vida sexual masculina. ¿Cómo afectan la enfermedad renal crónica y su tratamiento?

La sexualidad no se limita a la reproducción, además de ser fuente de placer, es un vehículo para crear lazos afectivos con la pareja. Es una de las formas más íntimas y profundas de expresar amor. Cuando una patología como la Enfermedad Renal Crónica irrumpe en nuestra vida, ésta se ve alterada en todos los aspectos. La enfermedad per se y un tratamiento como la diálisis, implicará cambios importantes en la vida sexual masculina, tanto en la funcionalidad como en lo psicológico. Pero, en la medida que la persona acepte y se adapte a sus nuevas circunstancias, acompañado de profesionales en salud sexual masculina, será posible recuperar ciertas capacidades y construir relaciones de pareja más fuertes y significativas que serán un pilar fundamental para continuar siendo feliz.

¡Empecemos con el desarrollo del día!

Diálisis y vida sexual masculina. ¿Cómo afectan la enfermedad renal crónica y su tratamiento?

Enfermedades crónico-degenerativas como la insuficiencia renal crónica, suelen asociarse a trastornos sexuales como la falta de apetito sexual o la disfunción eréctil, esto debido al deterioro de otros órganos y su funcionalidad, los malestares que produce la misma enfermedad y los efectos secundarios de los tratamientos.

Un estudio denominado “Función sexual y calidad de vida en pacientes varones de hemodiálisis” publicado en la revista Nefrología (publicación oficial de la Sociedad Española de Nefrología), indica que la disfunción sexual tiene una muy alta prevalencia en pacientes con insuficiencia renal crónica. 

Con el fin de determinar la función sexual en los varones del programa de hemodiálisis, identificar la disfunción y su origen, así como analizar su repercusión sobre la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), se estudió a 103 pacientes. 

La función sexual y la CVRS se determinaron mediante el test internacional de función eréctil (IIEF) y las láminas COOP/WONCA (instrumento creado para la medición de la Calidad de Vida Relacionada con la Salud) respectivamente. 

El estudio reporta los siguientes resultados:

  • 47% de los pacientes carecía de actividad sexual. Un dato a destacar es que estos tenían una edad más avanzada, llevaban más tiempo en hemodiálisis, presentaban un mayor índice de comorbilidad (presencia de dos o más trastornos al mismo tiempo o uno después del otro o bien, interacción entre las enfermedades, lo cual puede hacer que ambas empeoren) y menores niveles séricos de albúmina (indicador muy sensible del estado nutricional) que los pacientes sexualmente activos. 
  • Los pacientes activos sexualmente tenían mejor forma física, estado de salud y presentaron menor dificultad para realizar las actividades cotidianas, así como dolor. A modo de aclaración, se entiende que el mejor estado físico, es lo que facilita las relaciones sexuales.
  • En lo referente a la función eréctil, 40% no presentó problemas de impotencia, 34,5% padecía una disfunción eréctil leve, el 16,4% moderada y el 9,1% severa. 

Por otra parta, los pacientes que no tienen relaciones sexuales, no consideran que esto sea un problema, lo asumen como parte natural de envejecimiento. Y un dato alentador es que, pese a la alta prevalencia de disfunciones sexuales en varones en tratamiento de hemodiálisis, éstas no se asocian necesariamente con un deterioro severo en la calidad de vida relacionada con la salud. La presencia o ausencia de actividad sexual, según este estudio, no tiene un efecto significativo sobre las cosas que uno debe o desea hacer. 

Los autores de este estudio opinan a manera de cierre: “los pacientes que refieren una mejor condición sexual perciben también una mayor calidad de vida que se operacionaliza en la realización de actividades sociales y cotidianas, en una vivencia emocional menos negativa, un apoyo social percibido algo mejor, y una percepción de que las cosas van razonablemente bien.”

Enfermedad Renal Crónica en México

La ERC es un grave problema en México, debido en gran parte a Enfermedades Crónicas No Transmisibles no atendidas a tiempo como son el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial sistémica o las dislipidemias, entre las más importantes.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2012), 9.17% (6.3 millones) de la población total del país mayor de 20 años, padece diabetes mellitus -principal causa de Enfermedad Renal Crónica en México-. Si aceptamos que por cada persona diagnosticada con diabetes, existe otra sin diagnosticar, se calcula que habrían entonces 12.6 millones de personas con este padecimiento. 

Se estima que en este país existen alrededor de 6.2 millones de personas diabéticas con Enfermedad Renal Crónica en sus distintas etapas, no necesariamente diagnosticadas. Hasta 98% de las personas con ERC por diabetes en México se encuentra en las etapas 1 a 3 (cuando la enfermedad es controlable y reversible), mientras que 2% requerirá tratamientos como diálisis peritoneal, hemodiálisis y/o el trasplante de riñón; estos son los pacientes en etapas 4 y 5, consideradas irreversibles. (Instituto Nacional de Salud Pública. INSP).

Independientemente de si se padece o no diabetes, los factores de riesgo para desarrollar insuficiencia renal crónica también son la hipertensión arterial, la genética, enfermedades del corazón y obesidad. La farmacéutica Bayer indica que otras causas que pueden dañar los riñones son los trastornos autoinmunes (lupus eritematoso sistémico y esclerodermia), anomalías congénitas o poliquistosis renal, productos químicos tóxicos, lesión directa al riñón, infecciones y cálculos renales, problemas con las arterias que irrigan los riñones, medicamentos como calmantes del dolor y fármacos para el cáncer, el flujo retrógrado de orina hacia los riñones o la nefropatía por reflujo, entre otras.

La enfermedad renal crónica y la vida sexual 

Siendo tan alta la prevalencia de la enfermedad renal crónica, las afectaciones a la vida sexual masculina, ya sea por diálisis, tratamientos farmacológicos, el mismo desgaste físico y emocional, así como la gran cantidad de patologías asociadas que son factor de riesgo para disfunción eréctil; debería ser una prioridad para médicos y pacientes atender la función sexual del paciente y hablarle directamente de los cambios que pueden derivarse.

Las causas de los cambios psicológicos son fuertes, ya que implican desde temor a la muerte, miedo a una posible intervención de trasplante, a la dependencia constante de una máquina, a la pérdida del trabajo y del rol social, al malestar permanente, los problemas económicos o conflictos con la pareja, por mencionar sólo algunos. Todo esto conlleva a la aparición de ansiedad, depresión, baja autoestima y una sensación de pérdida que incluye el goce sexual.

La anemia es una de las complicaciones más frecuentes en pacientes que se someten a hemodiálisis, ya que se produce una alteración de la función endocrina-metabólica del riñón que se traduce en una disminución de la producción de eritropoyetina (hormona producida por los riñones que estimula la médula ósea para producir más glóbulos rojos).

La misma anemia causa síntomas y limitaciones como fatiga crónica, taquicardia, insomnio, anorexia, cardiopatía isquémica, impotencia e inapetencia sexual.

En los varones también se aprecia a menudo una atrofia testicular y una disminución de la espermatogénesis, además de un descenso de los niveles de testosterona.

A los malestares físicos generales (calambres, vómitos, anemia, neuropatías, edemas, etc.), se suman los efectos secundarios de medicamentos como corticoides, algunos fármacos cardiovasculares, fármacos anti-rechazo o catéter abdominal en el caso de diálisis peritoneal.

No es de extrañar que todos estos factores sean causa de ausencia de deseo sexual, disfunción eréctil, eyaculación retardada, ansiedad y miedo al rechazo y depresión.

Consideraciones finales

  • Desafortunadamente, pocos pacientes se animan a hablar abiertamente de su situación sexual en las consultas del nefrólogo. Para los médicos tratantes, muchas veces tampoco es el tema principal de la consulta. 
  • No expresar abiertamente estas cuestiones por considerarlas demasiado íntimas, limita la posibilidad de encontrar soluciones -que siempre las hay-. De ahí la importancia de buscar ayuda específica de profesionales en salud sexual masculina. 
  • Muchos enfermos no consideran esta alternativa y simplemente, dan por terminada su vida sexual a una edad en la que no deberían privarse de relaciones sexuales. Cada persona es diferente y vivirá su enfermedad de acuerdo al nivel de gravedad, edad, tipo de personalidad, preferencia sexual, intensidad, situación de pareja o vida sexual previa.
  • La respuesta sexual, aun con insuficiencia renal crónica y diálisis, es individual y nada es absoluto. 
  • La comunicación abierta y franca tanto con la pareja como con el médico, es indispensable para encontrar soluciones. 
  • La falta de deseo, el temor al rechazo o los problemas de erección, no son culpa de nadie. Superarlo requiere voluntad y comprensión.
  • Pide al médico que, de ser posible, te derive con un urólogo o sexólogo. Hay tratamientos médicos integrales que te permitirán continuar con tu vida sexual, aun cuando sea necesario adaptarse a algunos cambios.
  • El contacto íntimo es vital para mantener la unión y el sentimiento de cercanía. Un sexólogo, a través de terapia individual y/o de pareja, podrá ayudarlos a enfrentar este proceso y descubrir formas de reconectarse.
  • La enfermedad crónica y la diálisis no son el fin de la vida sexual masculina. Hay opciones. Vivir con una enfermedad crónica no es fácil, pero se debe buscar la forma de continuar haciendo las cosas que uno ama, que dan sentido a la existencia y que nos hacen felices. El sexo es una necesidad básica. No hay por qué renunciar a él. 
  • Si necesitas ayuda no dudes en solicitar asesoría experta en el tema, podemos ayudarte con mucho gusto. Clic aquí.

¡Hasta pronto!

Artículo validado por el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey. 

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