La impotencia sexual masculina no es algo que se deba tratar en broma y mucho menos afectando a la cantidad de hombres que afecta actualmente en nuestra sociedad.
Lo primero que viene a la mente de la persona que cree que puede verse afectada es un sentimiento de inquietud y temeridad ante el hecho de tener que aceptar algo que de por sí está vetado y se considera tabú por los cánones de la sociedad actual.
Reconocer dicho problema ante amigos, familiares o pareja, no es algo que sea realmente placentero y fácil para el sujeto. Es por eso que a menudo el hecho de diagnosticar la impotencia sexual masculina se convierte en algo muy complejo ya que el rechazo social le impide preguntar con libertad a su entorno o incluso acudir y preguntar a los médicos especializados temiendo inconscientemente un rechazo.
Es por eso que consideramos fundamental aclarar ciertos factores y romper tabúes para dejar lo más claro posible qué factores son los que nos indican que podemos estar ante un caso de impotencia sexual masculina, y cuáles son los hechos que se pueden denominar “pasajeros o temporales” y que no deben preocuparte de que sea algo serio o incluso irreversible.
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Impotencia sexual masculina
Antes de nada vamos a dejar claro el concepto de Impotencia sexual masculina. Se trata de impotencia sexual masculina o mejor llamada disfunción eréctil se define como la incapacidad persistente para lograr y mantener una erección suficiente para permitir un desempeño sexual satisfactorio.
Es decir que, podemos olvidarnos de hablar de impotencia sexual masculina en aquellas situaciones o episodios únicos o aislados en los cuales no podemos lograr una erección lo suficientemente firme para mantener una relación sexual siempre y cuando sea algo puntual y no una constante en el tiempo.
La situación se puede empezar a considerar realmente grave cuando la mente del sujeto entra en acción y empieza a sugestionarse y comienza a pensar que ya no va poder lograr una erección, o se ve a sí mismo en situaciones que para nada tienen que ver con la realidad de la vida del sujeto y más bien, se encuentra ante un episodio de paranoias sin fundamento.
Sabemos que la mente del ser humano es algo extraordinario capaz de curar enfermedades pero también puede ser tu peor enemigo si, en estos casos, empiezan a darse estados de estrés o situaciones negativas y llenas de ansiedad, impidiendo de esta manera que se pueda producir una erección satisfactoria. Es decir, estamos ante una situación que retroalimenta negativamente la mente del sujeto.
Algunas recomendaciones
Pero antes de hacer saltar las alarmas, recomendamos realizar un par de sencillas pruebas para confirmar o descartar que estamos en una situación de impotencia sexual masculina.
La primera de todas, es la más sencilla. Todos sabemos que los seres humanos nos movemos por impulsos visuales, es decir, que sabemos si una cosa nos gusta o no principalmente por nuestros ojos, es por eso que recomendamos una auto estimulación manual utilizando estímulos visuales que agraden lo suficiente como para tener una erección.
La segunda prueba, en el caso de que no haya tenido éxito la primera de todas, constaría de una autoestimulación asistida, es decir, una masturbación con tu pareja, indicando que cosas te agradan más con el fin último de lograr dicha erección. Estamos ante una estimulación por contacto.
En el caso de que siga sin haber una erección óptima y sea un hecho continuado en el tiempo, podríamos decir que puede darse el caso de que estemos ante un caso de impotencia sexual masculina.
Con este texto queremos diferenciar la situación del clásico “gatillazo” con un problema que de verdad puede ser muy serio.
Posibles causas de la impotencia sexual masculina
Los orígenes de dicha problemática de impotencia sexual masculina pueden ser muy variados, los cuales recomendamos mantener bajo control. Los motivos pueden ser:
- Edad: es normal que cuanto la edad aumenta, el riesgo de que se de una impotencia en el hombre es cada vez mayor, ya que a partir de los 40 años se puede ver un 50% de casos.
- Abuso de alcohol y sustancias estupefacientes: hacen que el cuerpo reaccione de forma diferente.
- Uso de determinados medicamentos para la hipertensión: hacen que la sangre no circule de la manera más óptima.
- Enfermedades: sobre todo aquellas que tengan que ver con el riego sanguíneo y problemas cardiovasculares o metabólicos relacionados con el azúcar y grasas en sangre. .
Conclusiones
Esperamos que con esta serie de indicaciones te hayamos podido ayudar a satisfacer tu curiosidad o en el caso de que te atormente el asunto, esperamos haberte podido infundir el valor suficiente para tratar este asunto con la valentía necesaria e invitarte a que acudas a manos expertas para tratar tu asunto de una manera individual sin el mínimo temor y exterminando tabúes absurdos.
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¡Hasta pronto!
Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.
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