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Chemsex en México. Fiestas de drogas y sexo que ponen en peligro tu salud

Químicos (chemicals) y sexo, una fórmula que ha resultado letal para cientos de hombres en Europa, principalmente. En México no es algo nuevo, pero aún no se habla de eso abiertamente en la esfera pública. El chemsex en México empieza a hacerse visible por los peligros que representan para la salud las fiestas de drogas y sexo: adicción, infecciones de transmisión sexual, trastornos mentales y deterioro en la forma de relacionarse socialmente. ¿Qué está pasando con el chemsex en México? ¡Aquí te lo contamos!

¿Qué es el chemsex?

En el Reino Unido -donde inició el concepto de chemsex-, Australia, España o Estados Unidos, más que una moda, ha pasado a ser un problema de salud pública, ya que el consumo de drogas -casi todas ilegales- para mantener relaciones sexuales durante horas o días con una multitud de personas, ha resultado en un incremento dramático de adicciones, contagios de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y problemas emocionales. Los gobiernos han tenido que tomar cartas en el asunto para apoyar con recursos de salud y sobre todo, información.

Es probable que muchos lectores ni siquiera hayan oído hablar de este término que hace alusión al consumo de drogas con fines sexuales, practicado básicamente por la comunidad gay. Las fiestas de chemsex suelen tener lugar en casas particulares, aunque también en hoteles o saunas, siempre en la clandestinidad. Lo practican principalmente hombres que tienen sexo con otros hombres; las citas se hacen a través de aplicaciones móviles. 

¿Es necesario consumir drogas para tener sexo?

En el chemsex, sí. El consumo de drogas psicoactivas tiene como fin obtener más placer sexual, desinhibirse, lograr un mayor nivel de excitación y poder “dar batalla” con diferentes parejas en sesiones de largas horas.

El sexólogo y educador Isachar Villa (España) declaró en una entrevista para la revista GQ México: “…es válido tener sexo bajo el influjo de una sustancia para obtener más placer, pero hay que considerar los peligros que puede haber y también asumir la responsabilidad, entender que en el sexo, todas nuestras acciones tienen consecuencias… como caer en prácticas de alto riesgo al no usar protección (gran parte de los practicantes del chemsex tienen o están muy expuestos a infecciones del tipo hepatitis C o VIH), tener encuentros sexuales indiscriminados donde la integridad física puede verse amenazada o volverse dependiente del uso de drogas para tener sexo.”

Uno de los grandes peligros que representa para los asiduos a estas fiestas de drogas y sexo, es que “el uso habitual de estupefacientes para tener todo tipo de prácticas sexuales, produce adicción. La idea de tener sexo sin usar un estimulante químico ya no se concibe”, agrega el sexólogo. 

Adición: uno de los grandes peligros del chemsex

Tanto el sexo como las drogas utilizadas en el chemsex, generan alta dependencia física y psicológica. El cerebro segrega grandes cantidades de dopamina, el neurotransmisor del placer y la sensación de recompensa. Obviamente, una vez que se prueba, la persona querrá repetir una y otra vez esa experiencia que -momentáneamente- le ha hecho sentir tan bien. El problema viene después, no sólo en la etapa de descenso o “bajón”, sino que poco a poco, el usuario cae en la adicción sin darse cuenta, hasta que es demasiado tarde y sólo saldrá de eso con ayuda profesional.

Las sustancias más relacionadas con el chemsex son la cocaína, los poppers (nitrito de amilo o butilo), GHB/GBL (g, éxtasis líquido, chorri, potes), mefedrona, ketamina (k, keta, vitamina k, special k), anfetamina (speed), entre otras. Todo mezclado con alcohol y fármacos vasodilatadores sólo para prolongar la erección: sildenafilo, vardenafilo, tadalafilo y avanafilo. El policonsumo es muy habitual, es decir, se consumen varias sustancias en una misma sesión.

Pero hay un químico en particular que es de los más populares en México por la relativa facilidad para conseguirlo: la MDMA o metanfetamina, también llamada cristal.

En enero del 2021, el medio informativo Animal Político (México) publicó un reportaje sobre la adicción al cristal y otras drogas para el chemsex, donde se menciona que éste es un fenómeno que va en aumento en nuestro país y ha ganado visibilidad debido a las consecuencias que provoca la adicción: transmisión del VIH y otras ETS, sobredosis, enfermedades mentales, descuido personal, daño en las habilidades sociales e incluso, la muerte.

En esta publicación se cuenta el caso de un hombre que asistió a una fiesta de chemsex: “Al ver su celular, se dio cuenta de que eran las 8 p.m. del domingo. Había llegado el viernes en la noche a casa de un chico que conoció en una aplicación de contactos, quien le dijo que tenía “dulces”. Hasta donde recordaba, desde que llegó no había comido ni dormido nada…habían pasado 48 horas, pero no tenía hambre ni sueño. Sabía que tenía que irse porque al día siguiente debía ir a trabajar y no había limpiado su departamento, ni lavado ropa, ni cocinado, se olvidó visitar a su familia y en su WhatsApp tenía 30 mensajes sin responder. Estuvo fumando cristal y teniendo sexo con varios hombres, quizá cuatro, u ocho…o más.”

Así de fácil es perder la conciencia y la noción de la realidad. Estás en un lugar del que ningún familiar o amigo conoce la ubicación, rodeado de extraños bajo la influencia de alcohol y drogas, tú tampoco estás en tu sano juicio, nadie se presenta diciendo “hola, soy Juan, tengo VIH, sífilis, gonorrea o hepatitis C”. ¿Te imaginas una situación más vulnerable?

Chemsex en México

Recientemente, el chemsex ha llamado la atención en México y otros países de América Latina por una particular razón: el aumento en la adicción al cristal por parte de hombres gays.

El cristal (metanfetamina), al igual que otras drogas, produce una sensación de energía, aumento del deseo sexual, desinhibición y poder, por eso es tan adictiva y los distribuidores lo saben. Lamentablemente, México es uno de los principales productores de cristal en el mundo, por eso hoy en día es más o menos fácil de conseguir y es más barato que otras drogas. La mayor parte del mercado de metanfetamina está en Norteamérica. Sin embargo, una cantidad importante se queda en México y se pone al alcance del público más susceptible de volverse adicto: hombres que practican el chemsex. El cuerpo va generando tolerancia, por lo que el consumidor va aumentando sus dosis hasta cantidades muy peligrosas para una sola sesión de algunas horas.

El cristal se consume en pipas de vidrio, aunque en las sesiones de chemsex, es común el slam, término que en el argot se usa para describir la inyección de esta droga diluida en agua. La vía intravenosa es otro gran riesgo de contagio de VIH y diversas enfermedades. Ya enfiestados, drogados y excitados, nadie se preocupará por abrir una jeringa nueva.

La metanfetamina permite que las personas puedan tener sesiones más intensas, más largas y más “placenteras” de sexo. Pero el rush que produce esta sustancia también aumenta el deseo de experimentar otras sensaciones, por lo que muchas veces se mezcla con sildenafilo, poppers, cocaína o keta. Según Animal Político, para relajarse durante estos “subidones”, se recurre a otro químico sumamente peligroso: cloruro de etilo, un anestésico utilizado por deportistas o indicado para lesiones del sistema muscular, contusiones, magulladuras, calambres surales, o trasplantes de piel, entre otras afecciones. “Su ingesta como droga se ejecuta mediante la inhalación por la boca con la ayuda de un trapo. Los efectos inmediatos son la risa y pérdida de la noción del tiempo, pero también produce alteraciones en el comportamiento como agresividad, impulsividad, pérdida de juicio, arritmias, depresión del sistema nervioso, asfixia y, en casos graves, convulsiones.” (Levante. Medio informativo digital. España).

Estos cócteles conllevan la posibilidad de una sobredosis que derivan en infartos, accidente cerebrovascular o brotes psicóticos.

En las ciudades más importantes de nuestro país -CDMX, Guadalajara, Monterrey o Puebla- el chemsex y el cristal empiezan a ser más frecuentes. “Según una encuesta del Instituto Nacional de Salud Pública, 5% de los hombres que tienen sexo con hombres (HSH) han usado cristal en el último año y, aunque el número parece pequeño, el potencial adictivo de la sustancia puede provocar que una buena parte de esas personas genere una adicción.”, informa Animal Político.

Chemsex y VIH

De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en el Informe Nacional de Monitoreo de Compromisos y Objetivos Ampliados para Poner Fin al Sida 2018, elaborado por el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y Sida (CENSIDA. 2017) se revela que “la prevalencia en México de VIH en las personas en un rango de edad de entre 15 y 49 años es de 0.3%, así como que la epidemia está concentrada en las siguientes poblaciones: hombres que tienen sexo con hombres (17.3%), personas que se inyectan drogas (5.8%), mujeres trabajadoras sexuales (0.7%) y hombres trabajadores sexuales (24.1%), así como mujeres transgénero (15-20%)”.

Es importante que las personas sean conscientes de su situación frente al VIH. En caso de ser positivos, es fundamental mantener una buena adherencia al tratamiento antirretroviral. En los casos negativos, se recomienda el uso de la profilaxis preexposición (PrEP). Es muy común que en el chemsex se practique el bareback (sostener relaciones sexuales consensuadas sin condón, con el desconocimiento de si se está infectado o no). Para prevenir otras enfermedades, conviene contar con las vacunas de hepatitis B y del VPH, así como hacerse chequeos regulares de otras ETS.

En México existe poca información sobre drogas y cómo reducir los daños. Algunas organizaciones independientes y el gobierno de la Ciudad de México, han promovido información sobre mejores prácticas y apoyo en salud mental, sin embargo, las acciones estratégicas para la población LGBT+ en otros estados de la república, son insuficientes.

Según Animal Político, en países donde los problemas de salud están asociados al chemsex (Australia, Holanda, Reino Unido y Estados Unidos), se han implementado estrategias integrales de salud sexual y mental, con servicios específicos para la población gay. En México no sólo no se están ampliando las pocas estrategias existentes, sino que incluso están perdiendo recursos.

Este año, la Secretaría de Salud, el Consejo Nacional para la Prevención y Control del Sida (CONASIDA) y CENSIDA, publicaron la Guía de Atención para Otorgar Profilaxis Pre-Exposición en México; donde se reconoce la importancia de considerar que una parte de la población de hombres que tienen sexo con otros hombres, “pueden utilizar sustancias psicoactivas de manera recreativa y durante las relaciones sexuales de manera intencional (chemsex), lo que aumenta la vulnerabilidad ante el VIH al no ser conscientes de los riesgos, así como los daños a largo plazo por el consumo constante de las sustancias.”

Conclusiones

Es indispensable proteger a las personas con recursos de prevención y reducción de daños, así como una consejería basada en sus necesidades específicas con el fin de ayudar en la concientización de las prácticas de riesgos y, de ser necesario, vincularlos a centros de rehabilitación. 

Según esta guía, la estrategia se centra en “la despatologización y descriminalización del consumo de sustancias, evitando la visión prohibitiva y la perspectiva de la abstinencia del consumo como única manera de prevención. Este modelo se sustenta en el respeto de los Derechos Humanos y a los principios de salud pública, con lo cual se coloca a las personas en libertad de autonomía y derecho para el consumo de sustancias. Sustentado en lo anterior, se puede colocar a la PrEP como un método de prevención ante el VIH y la hepatitis B en personas usuarias de drogas inyectables, asimismo para aquellas que hacen uso de sustancias psicoactivas de manera recreativa y en el chemsex.”

El Chemsex en México es un fenómeno creciente que pone en peligro tu salud. La adicción a las drogas y al sexo requiere apoyo de servicios de salud física y mental, como terapias, grupos de apoyo o espacios de rehabilitación. Es crucial abrir la discusión pública sobre el chemsex para poder dimensionar qué tan grave es y cuántas personas actualmente necesitan ayuda.

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¡Hasta pronto!

 

Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.

 

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