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¿Qué pasa en nuestro cerebro cuándo no sabemos la orientación sexual que tenemos? ¡Los especialistas de Boston Medical Group nos ayudan!

¿Gay o no gay? Esa es la cuestión. Para muchos, es una elección. Sin embargo, la comunidad científica de todo el mundo ha investigado desde hace años para tratar de responder preguntas como: ¿se nace gay? El cerebro de las personas homosexuales, ¿es diferente al de las heterosexuales? La respuesta debería ser irrelevante, pero para aquellos que no conocen su orientación sexual, puede ser importante saber ¿qué pasa en nuestro cerebro cuándo no sabemos la orientación sexual que tenemos? Hoy, los especialistas de Boston Medical Group nos ayudan a través de asesoría sexológica e información científica. ¡No dejes de acompañarnos con tu lectura hasta el final!

Orientación sexual

Hay personas que lo tienen claro desde una edad muy temprana: son gays sin lugar a dudas; otras, saben con total certeza que se inclinan por las personas del sexo opuesto o bien, que siente atracción por ambos. Pero hay un menor porcentaje que no lo ha descubierto aún. De acuerdo con un estudio en los Estados Unidos denominado “Sexual Behavior, Sexual Attraction and Sexual Orientation Among Adults Aged 18-44 in the United States: Data From the 2011-2013 National Survey of Family Growth,”, del total de los hombres y mujeres participantes, existen 1% de varones y 0.9% de mujeres que desconocen su orientación sexual.

En México por ejemplo, se calcula que aproximadamente 11% de la población se considera “No Heterosexual”, así lo reveló la encuesta LGBT+ Orgullo 2021 elaborada por la consultora Ipsos. En este sondeo participaron 19 mil 069 adultos en línea de entre 16 y 74 años en 27 países, de estas personas, el 3% declaró ser lesbiana, gay u homosexual; 7% se considera bisexual; 1% asexual y 1% eligió la opción “otro”.

Por otro lado, 3% de los mexicanos entrevistados se consideró “distinto del género masculino o femenino”: así, el 1% se identificó como transgénero, no binario, no conforme, de género fluido o de otra manera, y 2% optó por no contestar.

Existen muchos componentes biológicos y psicosociales para explicar el sexo y el género; una persona podría no identificar claramente a qué clase o categoría pertenece. En la encuesta anteriormente mencionada, 15% de los adultos encuestados fueron incapaces o no dispuestos a definir su orientación sexual.

Es un hecho que no todas las personas saben cuál es su orientación sexual o cómo etiquetarse. Esto es algo totalmente normal, especialmente en los primeros años de la adolescencia y no significa que la persona que no se siente capaz de definir su orientación sexual, tenga algún problema neurológico. Para una persona, entender -o aceptar- su orientación sexual puede tomar años. Y hay quien se va de este mundo sin descubrirlo.

Los seres humanos necesitamos poner nombres o etiquetas a todo para sentirnos seguros y ser incluidos dentro de un grupo o una categoría. En materia de sexualidad, esto pasa muy frecuentemente. 

Una persona puede descubrir, después de mucho cuestionarse, que simplemente ninguna de las etiquetas que se usan para describir la orientación sexual, se ajustan a ella. Bueno, no tenemos por qué decidirnos por una “etiqueta”. Podría pasar también que, en el futuro, nos sintamos diferentes a cómo nos sentimos ahora. ¿Y qué es lo peor que podría pasar? ¿Que seamos más felices? 

Desafortunadamente, en pleno siglo XXI, aún existe mucha discriminación hacia las personas con orientaciones sexuales diferentes. Es por eso que a muchos hombres y mujeres les cuesta tanto “salir del clóset” hasta consigo mismos. El miedo a la homofobia sigue latente.

La orientación sexual, ¿se debe a causas biológicas? 

Lo que nos hace humanos son los rasgos y características que tenemos en común. Esto desde el punto de vista evolutivo. Pero la ciencia invierte muchos recursos y tiempo en tratar de indagar en lo que nos hace diversos, desde los rasgos físicos o la personalidad, hasta la orientación sexual. 

En el portal OpenMind: la comunidad del conocimiento de BBVA, se publicó un artículo sobre si nuestra orientación sexual está determinada por la biología, en éste se afirma que

“la ciencia sugiere que es una interacción de factores biológicos la que condiciona si nos sentimos atraídos por las personas de nuestro propio sexo, del opuesto o de ambos.”

También se mencionan varios estudios sobre el tema. Por ejemplo, uno que se llevó a cabo a principios de los años 90 (Institutos Nacionales de la Salud de EEUU), a partir del cual se manejó una teoría sobre el “Gen gay”. Se estudió a 40 pares de hermanos -una muestra muy pequeña, por cierto-. La tesis planteaba que podría existir una relación entre la homosexualidad masculina y cierta región del cromosoma sexual X. La teoría fue cuestionada y echada al olvido unos años después, ya que investigaciones posteriores no lograron confirmar este hecho. 

Otro grupo de investigadores de la Universidad de Queensland (Australia), reunió casi medio millón de perfiles genéticos y los sometió a un estudio de asociación del genoma completo para tratar de identificar variantes genéticas asociadas al comportamiento homosexual. Los resultados se publicaron en Science (2019). Se concluyó que

“el comportamiento sexual con personas del mismo sexo está influido no por uno o unos pocos genes, sino por muchos”.

Esto a partir de que se identificaron 5 regiones cromosómicas cuyas variantes son más frecuentes en sujetos que afirmaron haber mantenido relaciones con personas de su mismo sexo. 

Según Brendan Zietsch, director del estudio,

“la influencia de los genes descubiertos se cifra entre un 8 y un 25%; lo cual indica que entre el 75 y el 92% del comportamiento homosexual, no depende de componentes genéticos. Aunque esto no significa que no exista del todo.”

Por su parte, la neuropsicóloga de la Universidad de Colonia (Alemania) Elke Smith, que estudia el rastro cerebral de las diferencias sexuales, declaró al mismo medio, OpenMind:

“En mi conocimiento, no hay datos que apoyen la idea de que la orientación sexual y la identidad de género estén determinadas por factores del ambiente psicosocial, por lo que pienso que hay una influencia sustancial de mecanismos biológicos y genéticos”.

Entonces, ¿la orientación sexual está determinada por factores biológicos, sociales o algún otro? Los científicos no terminan de ponerse de acuerdo. 

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando no sabemos la orientación sexual que tenemos?

El cerebro es tal vez la estructura más compleja del universo. Facundo Manes, uno de los neurólogos más reconocidos a nivel mundial, afirma que este órgano contiene más neuronas que las estrellas existentes en la galaxia y que éstas, continúan generando a lo largo de toda la vida, aún en edad adulta.

Además, las neurociencias han hecho importantes aportes para entender los distintos componentes de comportamientos humanos como la empatía, el lenguaje, los mecanismos cerebrales de la emoción o los circuitos neuronales involucrados en ver e interpretar el mundo. 

También sabemos qué químicos cerebrales (neurotransmisores) intervienen en el proceso de enamoramiento y/o atracción sexual, cuáles son los mecanismos de la respuesta sexual humana o cómo responde el cerebro ante la incertidumbre. 

De acuerdo con información de La Gaceta de la Facultad de Medicina de la UNAM, el enamoramiento produce sinapsis neuronales a lo largo de varias estructuras cerebrales. Según los estudiosos del tema, el amor puede dividirse en tres categorías principales: atracción sexual, amor romántico, y apego.

  • La atracción sexual es alimentada en parte por las hormonas sexuales (estrógeno y testosterona), cortisol, hormona del estrés que aumenta al inicio de la relación, y que ocurre una disminución en la actividad de la corteza frontal (donde se encuentran el razonamiento y el juicio).
  • El amor romántico, por otra parte, provoca la liberación de neurotransmisores como dopamina, norepinefrina y serotonina, todos estos, químicos del sistema de recompensa en nuestro cerebro. Existen otras estructuras involucradas en el proceso de enamoramiento. Una muy importante es el núcleo accumbens, encargado junto con el área tegmental ventral, de hacernos sentir placer, prestar atención y mantener la motivación para perseguir y obtener recompensas.
  • Finalmente, el apego, esencial para las conexiones familiares y sociales, es fomentado por la oxitocina y la vasopresina. La primera, es la hormona relacionada con el contacto físico. La segunda, contribuye al apego entre hombres. Ambos transmisores hacen que nos sintamos seguros y relajados cuando estamos con familia y amigos.

La complejidad del amor va más allá de las estructuras y neurotransmisores involucrados en su experiencia. Sin embargo, con la ayuda de la neurociencia podemos acercarnos cada vez más a descifrar un concepto tan abstracto.

Cuando no sabemos nuestra orientación sexual, es posible que estos procesos o algunos de ellos, aún no se hayan llevado a cabo. Insistimos en que esto no es algo malo o “descompuesto”, simplemente aún no ha habido una” chispa” que lo detone.

El cerebro necesita al cuerpo para transformar o expresar pensamientos a través de acciones, como cuando escribimos, hablamos o hacemos algo con las manos: una escultura, tocar un instrumento, un gesto, todo lo cual son procesos cerebrales que, gracias a la ciencia, sabemos con precisión en qué zonas de nuestro cerebro son construidos.

“Pero el amor tiene que ver con circuitos neuronales construidos hace muchísimos años por la evolución, circuitos que están relacionados con la generación de una emoción, el sentimiento de miedo, de apego, de lealtad; sabemos también cómo suceden este tipo de cosas. Y todo se combina con la experiencia”, explica Ranulfo Romo Trujillo, del Instituto de Fisiología Celular, de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México).

Pero exactamente qué pasa en nuestro cerebro cuándo no sabemos la orientación sexual que tenemos, sigue siendo un misterio.

Lo que sí sabemos es que la orientación sexual se centra en cómo alguien se siente atraído romántica y sexualmente hacia otras personas. 

Hay diferentes tipos de orientación sexual:

  • Heterosexual: atraída solo o casi solo al sexo opuesto. 
  • Gay: atraída solamente o casi a personas del mismo sexo.
  • Bisexual: atraída por personas de su propio sexo o del otro, indistintamente.
  • Pansexual: atraída a aquellas de cualquiera de los sexos, incluidos los no binarios.
  • Asexual: no atraída sexualmente a ninguno de los sexos. Lo cual es distinto de decidir no tener relaciones sexuales con nadie (abstinencia o celibato).

Esto más o menos en términos generales, ya que puede haber otras variantes no expuestas aquí. 

Un gran número de personas descubren más acerca de su orientación sexual con el tiempo, incluso ya en una edad muy madura. Otros -tal vez la mayoría- se dan cuenta por primera vez de su orientación durante la preadolescencia y la adolescencia, al principio de la pubertad.

Un dato importante es que, durante la adolescencia, es común sentirse atraído por personas del mismo sexo. De hecho, no son poco los adolescentes que deciden experimentar sexualmente con alguien de su propio sexo, pero estas experiencias no implican necesariamente que será gay de adulto. O bien, esas primeras relaciones homosexuales pueden permanecer a lo largo de toda la vida. En cualquier caso, el que no conozcas tu orientación sexual, no tendría por qué ser motivo de preocupación o de correr con el médico a hacerte un electroencefalograma.

Hay muchas personas que tienen las mismas emociones y dudas que tú. En esos casos, el profesional más indicado para ayudarte, podría ser un psicólogo especializado en salud y comportamiento sexual (sexólogo).

Los especialistas de Boston Medical Group te pueden ayudar.

En Boston Medical Group, puedes encontrar a un nutrido grupo de profesionales en salud sexual masculina: sexólogos, psicólogos y uroandrólogos. Con total apertura, conocimiento y de forma personalizada, ellos podrían orientarte y despejar tus dudas. La asesoría sexológica ha podido ayudar a miles de hombres a reconocer y aceptar su sexualidad y recuperar su vida sexual, en caso de que ésta sufra alguna alteración.

Habla abiertamente con tu médico o terapeuta, sin reservar información acerca de tus dudas sobre tus preferencias. Si el médico llegara a dar señales de prejuicios o negativa a abordar el tema, elige al que te haga sentir más cómodo.

Tanto la terapia psicológica como la asesoría sexológica, son herramientas muy valiosas para ayudar a superar problemas emocionales, ya sean de aceptación, traumas del pasado o desconocimiento de tu sexualidad. Está comprobado que el tratamiento focalizado en las emociones, tiene efectos muy positivos sobre todos los aspectos de la vida

No te estreses por no saber tu orientación sexual. Ya la descubrirás en algún momento. Tal vez aún no te has enamorado o tienes miedo de aceptar que eres diferente. Hoy el mundo está más abierto a aceptar las diferencias, especialmente entre las generaciones más jóvenes. 

La orientación sexual describe cómo te sientes por dentro, y solo tú sabes lo que es ser tú. ¿Estás de acuerdo?

Artículo validado por el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey. 

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