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5 enfermedades de transmisión sexual por las que sí debes preocuparte

Casi todas las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son fácilmente curables con antibióticos o antimicóticos. Pero debido a su fácil contagio, ya que muchas de ellas son asintomáticas y a que no practicamos el sexo seguro, pueden volverse un problema de salud pública difícil de controlar. Si una ETS no se atiende de forma temprana, puede derivar en complicaciones graves. En este artículo te presentamos 5 enfermedades de transmisión sexual por las que sí debes preocuparte. Lee hasta el final esta importante información.

 

Enfermedades de transmisión sexual

Las enfermedades de transmisión sexual pueden afectar a cualquiera, independientemente de su edad, orientación sexual o hábitos de higiene. De hecho, pueden propagarse por actividad sexual, aun cuando no haya penetración vaginal o anal.

 

De acuerdo con los Centers for Disease Control and Prevention (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), la agencia nacional de salud pública de Estados Unidos, las tasas de ETS entre los adultos mayores (65 años o más), se han incrementado a más del doble en los últimos 10 años.

Hoy en día, gracias a las alternativas que brindan las clínicas de salud sexual masculina como Boston Medical Group, los hombres mayores pueden disfrutar de una vida sexual activa por mucho más tiempo. Pero también son más proclives a no usar preservativo.  

Afirma el Dr. Sten Vermund, decano de la Facultad de Salud Pública de Yale y coautor de un informe del 2021 sobre las ETS para las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, “los adultos mayores se dejan llevar por una falsa sensación de bajo riesgo”. Sin embargo, no están exentos de riego si mantienen relaciones con nuevas parejas o no llevan una relación monógama.

Por otro lado, están los jóvenes que realizan prácticas sexuales de alto riesgo, animados por el alcohol o drogas recreativas.

Entre las prácticas sexuales más arriesgadas entre los jóvenes universitarios, están el sexo grupal, con desconocidos o bajo el efecto de sustancias, que les proporciona un placer más allá del orgasmo.

 

Lo que buscan es una satisfacción experiencial más que física, el contexto hace que las relaciones sexuales fuera de lo común intensifiquen el deseo y se olviden de la prudencia.

 

El sexo está a la mano, a un clic de distancia gracias a las apps de citas. La poligamia es una práctica común, incluso hay fiestas organizadas específicamente con este fin. 

 

Ahí está el Chemsex (combinación de ‘chemical’ y ‘sex’), fiestas de sexo en entornos de alcohol y otras sustancias. Sobra advertir de los riesgos: sexo con desconocidos, sin protección, sin control y sin plena conciencia de lo que terminas haciendo.

 

O el famoso Bugchasing, una práctica sexual sin protección con el fin de contagiarse de VIH. Una especie de ruleta rusa del sexo.

 

¿Y qué decir del “muelle”? Este “juego” consiste en varios hombres sentados en círculo con el pene erecto; una o varias chicas juegan a la penetración con uno y otro, hasta que uno de los chicos eyacula y pierde el juego.

 

Las ETS no son un juego. Si como muchos, piensas que con un antibiótico se arregla todo, debes saber que hay varias enfermedades de transmisión sexual por las que sí debes preocuparte.

 

¿Cómo saber si tengo una ETS?

Como ya mencionamos, muchas ETS son asintomáticas. Los hombres especialmente, no vamos al médico hasta que notamos que algo está mal. Así podemos ir contagiando a toda una cadena de personas sin darnos cuenta.

Las también llamadas enfermedades venéreas, a veces no presentan síntomas inmediatos o bien, éstos pueden confundirse con otros problemas de salud.

Desafortunadamente, una persona puede tener una ETS no tratada por años y darse cuenta cuando ya es tarde. Tal es el caso del VIH o el VPH.

Parece exagerado, pero antes de tener sexo con una nueva persona, deberíamos asegurarnos de que todo está bien, haciéndonos exámenes periódicos de enfermedades de transmisión sexual y pedirle a la pareja que haga lo mismo. Sin pena, la salud va de por medio.

Además de las pruebas de laboratorio, ¿cómo saber si tengo una ETS? 

 

Hay síntomas más o menos comunes de ETS que puedes observar. Si presentas alguno, acude de inmediato a una consulta médica y explícale tus sospechas.

Bultos, llagas o verrugas. Básicamente en la zona genital, pero también pueden estar en otros lados, como los labios, dentro de la boca o alrededor del ano. Enfermedades como la sífilis, el herpes o el VPH, pueden causar este tipo de lesiones.

Secreciones anormales. Éstas provienen de los genitales y suelen tener un color y olor diferente. Ese flujo o secreción puede ser síntoma de enfermedades como gonorrea, clamidia o tricomoniasis. Si eres hombre, ten en cuenta que cualquier secreción que salga del pene, no es normal. 

Comezón o irritación. Esto es más difícil de ignorar por la incomodidad que produce. Pueden tratarse de cualquier cosa: hongo, parásito, virus o bacteria. Por eso no debes autodiagnosticarte o medicarte. Las farmacias, con tal de venderte algo, no preguntan tus síntomas -esto debe hacerlo un médico- o recomiendan cualquier producto, lo que puede ser más perjudicial que benéfico.

Ardor al orinar. Algunas ETS causan este síntoma que puede confundirse con una infección en vías urinarias común. Mejor ve al urólogo.

Dolor o irritación. Normalmente, es en la parte baja del abdomen, pelvis o directamente en la zona genital al tener relaciones sexuales. La enfermedad inflamatoria pélvica, por ejemplo, es común en mujeres y es causada por clamidia o gonorrea no tratada. 

 

Intenta hacer memoria si has tenido alguno de estos síntomas. Es importante porque algunos de ellos pueden ser intermitentes, es decir, aparecen y desaparecen aun sin tratamiento.

 

No es la intención asustarte, sino crear conciencia de la importancia de practicar sexo seguro, especialmente para protegerte de posibles enfermedades de transmisión sexual.

 

Estas 5 enfermedades de transmisión sexual por las que sí debes preocuparte

 

  1. Virus de inmunodeficiencia Humana (VIH)

Este virus destruye tu sistema inmunológico, dejándote indefenso ante infecciones y enfermedades. En el caso de esta enfermedad de transmisión sexual, la detección temprana es fundamental, tanto para no contagiar a otros como para empezar el tratamiento lo antes posible. 

Como seguramente sabes, esta ETS no tiene cura y puede ser mortal si no se mantiene el tratamiento adecuado.

Indica Mayo Clinic, que los medicamentos para controlar el VIH y evitar complicaciones se llaman terapia antirretroviral. Ésta suele ser una combinación de dos o más medicamentos que se toman una vez al día.

Independientemente del recuento de linfocitos o de los síntomas, todas las personas diagnosticadas con VIH deben tomar medicamentos antivirales tal como se indican, sin omitir ni saltarse ninguna dosis. 

La terapia antirretroviral ayudará a:

  • Mantener tu sistema inmunitario fuerte
  • Reducir las posibilidades de contraer una infección
  • Reducir las posibilidades de desarrollar un VIH resistente al tratamiento
  • Reducir las posibilidades de transmitir el VIH a otras personas.
  • Virus del Papiloma Humano (VPH)

Ésta es probablemente la ETS más común, pues suele ser asintomática y se contagia con mucha facilidad. En ocasiones se manifiesta con verrugas genitales.

 

Se sabe que a veces, el virus puede llegar a desaparecer por sí solo. Sin embargo, ésta no es una norma y es necesario realizar exámenes periódicos cuando se tiene una vida sexual activa. 

 

El VPH puede generar cáncer cervical, de garganta o de cuello uterino y en los hombres, verrugas genitales, aunque éstas son eliminables con procesos ambulatorios. 

El tratamiento consiste en eliminar las verrugas por métodos quirúrgicos, aunque el virus puede permanecer en el organismo toda la vida. Además, existe una vacuna a manera de prevención.

  • Sífilis

La sífilis es una de las ETS más peligrosas. Si no se detecta y trata de forma temprana, puede avanzar y afectar órganos tan importantes como el corazón o el sistema nervioso central.

Es causada por bacterias que se transmiten por el contacto con llagas de la boca o genitales de una persona infectada. En sus últimas etapas, puede producir daño cerebral, ceguera o parálisis.

La sífilis se manifiesta en varias fases que pueden ocurrir simultáneamente: en su primera etapa, la llaga o chancro, se hace visible. Son úlceras indoloras que aparecen en los genitales entre tres semanas y tres meses después del contagio; en la segunda etapa, se presentan erupciones en las palmas de las manos, las plantas de los pies u otras partes del cuerpo, que pueden durar de 2 a 6 semanas. 

 

También puede haber fiebre, dolor de garganta, dolores musculares, cefalea, fatiga excesiva y pérdida de peso. Dado que estos síntomas son intermitentes (aparecen y desaparecen), es posible que se confundan con otra enfermedad.

 

En la tercera etapa y más severa, ya hay daños irreversibles en el cerebro y otros órganos como los ojos o las extremidades (ceguera y parálisis). Esta fase puede aparecer hasta 30 años después del contagio y el paciente nunca haber sabido que padecía una ETS.

 

Aún cuando los síntomas se atiendan y desaparezcan, la sífilis permanece latente en el cuerpo y sigue siendo contagiosa

 

  • Clamidia

Si bien esta ETS no es mortal, su gravedad radica en que puede producir infertilidad, embarazos ectópicos o dolor pélvico crónico. 

 

Causada por una bacteria, es la infección de transmisión sexual (ITS) más prevalente en mujeres. La clamidia es causa de una patología conocida como cervicitis (inflamación del cuello del útero o cérvix). Pero también puede afectar distintas zonas del cuerpo como la vagina, el recto o la garganta. 

En mujeres embarazadas, además, podría producir partos prematuros o problemas visuales y respiratorios en el bebé. 

En hombres, las partes más afectadas pueden ser la uretra, la garganta y el recto. Esta ETS se manifiesta en los varones con secreción del pene, ardor al orinar, ardor o comezón alrededor de la uretra y dolor e inflamación en uno o ambos testículos. Si lo que se ha infectado es el recto, puede haber dolor en esa zona, secreción o sangrado.

La clamidia se cura con antibióticos, aunque éstos no son la solución si hay daño permanente en otros órganos. 

 

  • Hepatitis B y C

Sí, son enfermedades de transmisión sexual, aunque también pueden contagiarse por transfusiones sanguíneas, jeringas no estériles o perforaciones en la piel con objetos afilados, como las pistolas de piercings o agujas de tatuajes.

La hepatitis B es una infección del hígado grave causada por un virus y puede causar daño hepático a largo plazo. La hepatitis B crónica (más de 6 meses) incrementa el riesgo de padecer insuficiencia hepática, cáncer de hígado o cirrosis.

Es importante saber que, una vez que una persona tiene el virus, puede permanecer en su semen, sangre y otros fluidos corporales.

Las personas con alto riesgo de contraer hepatitis B deben preguntar a su médico acerca de una vacuna, que puede ofrecer cierta protección con necesidad de dosis de refuerzo.

La hepatitis C es también una infección hepática que causa inflamación severa en el hígado. En la actualidad, el virus de la hepatitis C crónico suele curarse con medicamentos orales que se toman todos los días durante dos a seis meses. Pero se calcula que 50% de las personas portadoras de esta enfermedad, no saben que la tienen por no presentar síntomas. 

Los signos de hepatitis C pueden ser: propensión a hemorragias o hematomas, vasos sanguíneos en forma de araña en la piel, fatiga, falta de apetito, ictericia, orina oscura, picazón en la piel, acumulación de líquido en el abdomen, hinchazón en las piernas, pérdida de peso, confusión, somnolencia y dificultad en el habla. 

Existen muchas otras ETS, pero son más tratables y no llegan a causar daños a largo plazo. 

Lee también Las enfermedades de transmisión sexual más comunes en hombres.

 

Conclusiones

Estas 5 enfermedades de transmisión sexual por las que sí debes preocuparte pueden amenazar tu vida o afectar tu desempeño sexual. 

Consulta a los expertos en salud sexual de Boston Medical Group ante cualquier síntoma o si practicas relaciones sexuales de riesgo.

 

Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.

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