La vacuna Pfizer-BioNTech fue aprobada totalmente por la FDA, lo que significa que es 100% segura para los seres humanos. Probablemente lo mismo pasará con el resto de las vacunas, que fueron aprobadas “de emergencia” para combatir la pandemia de COVID-19, sin que hasta ahora, se sepa de efectos secundarios de la inmunización más allá de cuadros de fiebre y dolor corporal. Entonces, ¿de dónde surgió la idea de que la vacuna de COVID-19 y los problemas de erección, pueden estar relacionados? Hasta ahora, la información más difundida -que no es veraz- a este respecto, ha sido un tweet de la rapera Nicki Minaj. Aquí te daremos más información para calmar una de las preocupaciones de los “antivacunas”.
¡Comencemos con el desarrollo del tema de hoy centrado en cuál es la relación entre la vacuna de COVID-19 y los problemas de erección!
Avances con anticuerpos
Hace unos días, científicos del Hospital Universitario de Lausana y de la Escuela Politécnica Federal (Suiza) anunciaron el descubrimiento de un anticuerpo monoclonal capaz de neutralizar todas las variantes de COVID-19, incluso la Delta, que puso a temblar a todo el mundo. Esta extraordinaria noticia demuestra que la ciencia avanza a pasos agigantados día con día. Hace menos de dos años, nos vimos obligados a permanecer en confinamiento por un virus del que no conocíamos nada, al menos los que no somos médicos o científicos.
Con relativa prontitud, varios laboratorios en el mundo lanzaron sus versiones de vacuna, algunas con mayor índice de eficacia que otras, pero todas con el nivel de seguridad suficiente para poder aplicarlas a millones de personas y así, devolvernos un poco de tranquilidad.
El hallazgo del anticuerpo monoclonal, publicado en la revista científica «Cell Reports», fue posible aislando linfocitos de pacientes con COVID-19.
Los investigadores que lograron este adelanto, declaran que el anticuerpo es “uno de los más potentes hasta ahora identificados contra el coronavirus”. Al parecer, este anticuerpo bloquea las proteínas de pico del virus, lo que impide que infecte células pulmonares y así, se detenga “el proceso de réplica vírico”, mientras el sistema inmunológico trabaja para eliminar el coronavirus del cuerpo.
Se calcula que el nuevo anticuerpo es capaz de proteger por un periodo de seis meses, una ventaja frente a las tres o cuatro semanas de otros anticuerpos, lo que permitiría a pacientes inmunocomprometidos, receptores de trasplantes de órganos o personas con ciertos tipos de cáncer, estar protegidos contra el coronavirus al recibir inyecciones del nuevo anticuerpo dos o tres veces al año.
Los ensayos clínicos de un fármaco basado en estos anticuerpos, iniciarían el próximo año.
Es bien sabido que las vacunas consisten precisamente en eso, en generar anticuerpos. Se trata de fórmulas preparadas a partir de virus o bacterias ya sean atenuados, muertos o modificados genéticamente para que el cuerpo reaccione generando inmunidad activa -anticuerpos- contra una enfermedad.
Seamos honestos, nadie que haya recibido la cartilla de vacunación entera en la niñez, se ha quejado de problemas de erección en su vida adulta. ¿Por qué entonces la vacuna del COVID-19 nos da tanto miedo? Probablemente por estas leyendas urbanas que parecieran salidas de la desbordada imaginación de George Orwell: nos están metiendo un sofisticado sistema de control en el cuerpo. De alguna forma es verdad, es un sistema de control DEL VIRUS. “Peores cosas nos metemos al cuerpo”, dirían nuestras mamás.
Problemas de erección y COVID-19.
Ya hemos hablado en repetidas ocasiones de los efectos del COVID-19 a largo plazo. No hay información concluyente aún, ya que se trata de un virus nuevo del que desconocemos casi todo. Pero se sigue investigando.
Recientemente se realizó una investigación bibliográfica sobre los posibles mecanismos involucrados en el desarrollo de disfunción eréctil en sobrevivientes de coronavirus.
Este estudio publicado en la revista de investigación endocrinológica en julio del 2021, indica que «la disfunción eréctil podría ser una consecuencia del COVID-19, y considerando la alta transmisibilidad de la infección y las mayores tasas de contagio entre los hombres mayores, éste es un preocupante fenómeno para gran parte de los pacientes afectados».
Esto se basa en el hecho de que las alteraciones cardiovasculares y pulmonares causadas por la enfermedad, e incluso la angustia psicológica, contribuyen a la posible aparición de disfunción eréctil, ya que el COVID-19 podría agravar las condiciones cardiovasculares de un paciente y por esta razón, potenciar el riesgo de disfunción eréctil.
Los científicos que llevaron a cabo la revisión de estos casos a nivel bibliográfico, también señalan que “la función testicular en pacientes con COVID-19 requiere una investigación cuidadosa en la asociación poco clara con la deficiencia de testosterona y en las posibles consecuencias para la salud reproductiva”. Sin embargo, no hay nada definitivo.
Es un hecho que cualquier enfermedad grave dejará secuelas en el estado de salud general de una persona. Si a esto sumamos factores como la edad y otras enfermedades asociadas a los problemas de erección, es altamente probable que la vascularización se vea afectada y con ello, la capacidad de alcanzar erecciones firmes y duraderas.
El urólogo estadounidense Ranjith Ramasamy de la clínica de urología del Hospital Universitario de Miami, observó una tendencia preocupante entre sus pacientes a medida que el COVID-19 se extendía por Estados Unidos: cada vez más hombres se quejaban de problemas de erección o de su bajo rendimiento durante las relaciones sexuales.
Sabemos que el COVID-19 es una enfermedad sistémica que puede dañar el corazón, los riñones, el cerebro y otros órganos, además de los pulmones, y esos efectos permanecen bastante tiempo incluso después de la recuperación en un porcentaje nada bajo de pacientes, entre el 10 y 30% de los que se tiene registro. A esto le han llamado los médicos “COVID de larga duración” y para muchos expertos, será el siguiente reto sanitario a investigar.
Explica el Dr. Ramasamy: «descubrimos que hombres que no habían desarrollado antes este tipo de episodios, desarrollaron disfunción eréctil en grado severo tras una infección de COVID-19″.
Según estudios recientes, se calcula que un hombre que ha padecido COVID-19 grave, podría tener hasta 6 veces más riesgo de presentar disfunción eréctil, ya sea transitoria o permanente. Otros estudios han registrado una colección de problemas sexuales tras la infección: daños en los testículos, dolor o inflamación testicular, anorgasmia (dificultad regular para alcanzar el orgasmo), bajos niveles de testosterona o depresión. Sin embargo, no hay nada, ninguna información seria, sobre los efectos en la función sexual de la vacuna de COVID-19. Esto, la ciencia lo tiene muy claro: no hay estudios que apoyen la afirmación de que la vacuna del COVID-19 causa problemas de erección, hinchazón en los testículos o infertilidad.
Es más probable sufrir de disfunción eréctil como efecto secundario a largo plazo del COVID-19 -debido a las afectaciones al sistema cardiovascular- que por vacunarse. De lo primero hay algunas pruebas, de lo segundo, ninguna; salvo el dicho de la Srita. Minaj, reconocida como cantante, no como científica.
El virus SARS-CoV-2 ¿se alberga en el pene y los testículos?
Ramasamy y su equipo realizaron biopsias a seis hombres de entre 20 y 87 años que tuvieron COVID-19 con el fin de confirmar si efectivamente, el virus había llegado a los órganos reproductivos masculinos. Las muestras de tejidos examinadas con un microscopio de electrones, revelaron que existían partículas del virus en los testículos de uno de los hombres examinados y 3 de ellos presentaban baja calidad de esperma.
Ramasamy pensó que si el virus estaba en los testículos, también podía ocultarse en células del pene. Se investigó a dos individuos que sufrieron de disfunción eréctil severa después del COVID-19, un caso leve y otro grave. Para sorpresa del equipo de investigadores, el virus sí estaba presente en el tejido de su pene, además de daños en los vasos sanguíneos de este órgano.
Todo apunta a que la causa de la disfunción eréctil en algunos varones que se infectaron de COVID-19, es el daño al endotelio vascular del pene (las células que recubren los vasos sanguíneos). Cuando los vasos sanguíneos se dañan, el tejido esponjoso del pene no podrá absorber suficiente sangre para mantener el pene erguido. Al no haber suficiente flujo sanguíneo, estas células no reciben oxígeno, produciendo inflamación en los tejidos y perdiendo su elasticidad; así lo explica Emmanuele A. Jannini, profesor de endocrinología y sexología médica en la Universidad Tor Vergata de Roma (Italia).
Pero aún hay más, explica este experto que el COVID-19 también parece reducir los niveles de óxido nítrico, indispensable para la erección. En resumen, si hay una mala oxigenación, la función eréctil podría sufrir las consecuencias.
“Dado que el pene es uno de los órganos más vasculares del cuerpo, no es extraño que la disfunción eréctil sea un padecimiento común en hombres con efectos de COVID larga”, concluye Ramasamy.
Otro estudio -el más amplio hasta ahora- realizado por Patient-Led Research Collaborative (un grupo de investigadores que fueron infectados por el virus), documentó 203 síntomas en 10 sistemas de órganos a partir de un estudio digital de más de 6500 personas provenientes de diferentes países. Entre los resultados se mencionaron problemas de salud sexual:
- 18% de estos hombres informaron que padecían disfunciones sexuales posteriores al COVID-19.
- 13% afirmaron tener dolor testicular.
- 8% manifestaron “otros problemas” en su pene y
- 4% observaron una reducción de tamaño de sus órganos.
Cabe señalar que estos datos no son concluyentes, ya que nos enfrentamos a un virus que, hasta hace apenas unos meses, era desconocido, por lo que “seguimos en la fase de rastreo y monitorización”, según Ryan Berglund, urólogo de la Clínica Cleveland de Ohio.
Vacuna de COVID-19 y problemas de erección.
A este respecto no hay mucho qué decir, salvo que se sigue investigando cómo este virus podría esquivar el sistema inmunológico y albergarse en las células de ciertos órganos como el pene y los testículos.
Los pocos estudios que existen sobre los efectos sexuales de las vacunas, no han encontrado relación alguna entre las formulaciones y la baja producción espermática, mucho menos con las fallas en la erección.
De acuerdo con los datos citados, existe una alta probabilidad de que una de las secuelas a largo plazo de la COVID-19, sean los problemas de erección.
Si este no es motivo suficiente para que un hombre quiera vacunarse, ¿qué más podría persuadirlo de sí hacerlo?
Podemos pensar que esas personas que argumentan no vacunarse por desconocer las consecuencias de aplicarse un fármaco de creación “demasiado reciente”, han sido infectados por un virus quizá más peligroso que el SARS-CoV-2: la desinformación.
Esperamos que este artículo haya sido esclarecedor y ya sabes, no dudes en consultar con los expertos en el tema que sabrán guiarte de la mejor manera.
¡Hasta la próxima entrada!
Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.
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