Recientemente, la OMS dio por terminada la pandemia de COVID-19. La enfermedad continuará por ahí, mutando, las personas seguirán enfermando, pero cada vez con menos frecuencia y gracias a las vacunas, de forma menos severa. Si quieres leer un poco más sobre el tema te invitamos a continuar este enlace: La vacuna del COVID, ¿afecta al rendimiento sexual de los hombres?
Desde el año pasado, hemos vuelto a salir sin cubrebocas, a abrazarnos y ¡a besarnos!
El filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi, decía durante la época del confinamiento: “En una dimensión social en que el distanciamiento se vuelva regla universal, debemos reinventar el placer, la afectividad y el cuerpo erótico en una condición marcada por el horizonte de la extinción”.
¡Hoy te invitamos a reflexionar sobre la pregunta: ¿Nos hemos olvidado de los besos en el sexo?
Quizá no se trate de reinventar, sino de redescubrir
Epidemias anteriores como el SIDA, introdujeron rutinas de las que ya no podemos prescindir, como es el uso del preservativo y los análisis periódicos de sangre. Y, sin embargo, el sexo sigue siendo placentero.
La COVID-19 dio un duro golpe al erotismo y al contacto físico. Pero aún antes de que esto pasara, el beso había perdido cierta popularidad como una experiencia sexual fundamental para el ser humano.
La inteligencia artificial también ha hecho lo suyo. A principios de 2023, los chinos lanzaron su famosa máquina de besos virtuales. Un dispositivo de silicona con labios móviles que trata de recrear la sensación física del beso, a través de una app.
Los amores a larga distancia pueden tener la sensación de un beso “real” en una videollamada, conectando la máquina de besos al celular.
Tendrá su gracia y cierta utilidad para algunos, pero la temperatura corporal de la otra persona, su olor tan peculiar, mirarse a los ojos y sentir el roce en los labios de piel, nunca podrá ser igualada por una máquina. Berardi se cuestiona si el distanciamiento no ha generado “un problema muy profundo de deserotización de la relación social y de desrealización de la experiencia.”
Importancia de los besos en la relación sexual
Los labios están en los primeros lugares del ranking de zonas erógenas en hombres y mujeres. Tienen más terminaciones nerviosas que la yema de los dedos; al estar compuestos de piel, músculos y mucosa, los labios son sumamente sensibles al tacto y la temperatura. También contienen cientos de vasos sanguíneos.
Desde bebés, aprendemos de forma instintiva que existen zonas del cuerpo más sensibles que otras. En esa primera etapa de la vida, la boca y las manos son la primera vía para recopilar información detallada del mundo, esto ocurre a través de las neuronas sensoriales.
Manos y boca nos indican que una bebida está demasiado caliente antes de introducirla al organismo. Es una función de supervivencia, pero también una vía hacia el placer.
En 2021, un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, descubrieron el mecanismo que podría explicar por qué ciertas partes del cuerpo o regiones de la piel, son tan sensibles y otras no tanto. Ellos atribuyen las diferencias a lo que llaman una representación excesiva de las superficies sensibles de la piel en el cerebro.
Los hallazgos fueron publicados en la revista científica Cell y revelan que “las neuronas sensoriales que existen en las regiones más sensibles de la piel, transmiten información al tallo cerebral formando un mayor número de conexiones y más fuertes que las neuronas en otras partes del cuerpo.”
Por algo los labios suelen ser el inicio de un encuentro sexual, y cuando entran en juego la lengua y los dientes, el nivel de excitación se eleva. Explorar con los labios nos hace sentir más que tocar con las manos.
Besar es una de las más íntimas muestras de afecto, además de un gran ejercicio para los músculos faciales, reductor del estrés y una de las zonas erógenas más importantes.
¿Podemos imaginar una humanidad conectiva sin la ternura física, la seducción de los ojos, los olores, el contacto boca a boca o de las caricias?
El filósofo opina que esto nos convertiría en autómatas. Para él, que vivió su despertar sexual en los años 60, la idea que la sexualidad pueda desplazarse a nivel de la pantalla, parece algo inimaginable. “Una transformación de este tipo puede producir un efecto de depresión psíquica generalizada”, concluye.
De acuerdo con el Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca, Psiquiatra, Psicoterapeuta y Sexólogo mexicano, “la importancia de los besos en las relaciones de pareja van más allá de un simple contacto físico de rutina, pues este intercambio tiene y debe tener un papel fundamental dentro de la relación.”
“El acto de besar ofrece una variedad de matices necesarios para hacer de nuestros encuentros sexuales algo inigualable en cada persona. La boca se asume como una parte del cuerpo con un fuerte componente sensual, al ser parte de nuestra piel, se convierte en el mayor órgano del ser humano y en consecuencia, nuestro punto focal de placer por excelencia”, afirma Soto Chilaca.
El beso, además de un placer indescriptible, aporta muchos beneficios: sensación de bienestar y felicidad, intimidad, confianza y cercanía; ya que al liberarnos hormonas como oxitocina, endorfinas, dopamina, y serotonina, entre otros químicos cerebrales se detonan el deseo y la respuesta sexual humana.
Los besos contribuyen a reforzar los lazos de intimidad, lo que impacta en el goce y la satisfacción sexual.
Un estudio publicado en Archives of Sexual Behavior sugiere que “los besos románticos pueden utilizarse en las relaciones afectivas y sexuales humanas para evaluar la idoneidad de una posible pareja, para mediar en los sentimientos de apego entre los miembros de una pareja o para facilitar la excitación e iniciar relaciones sexuales.”
La investigación reveló que, para las mujeres, el beso inicial con una persona afectaba significativamente a la atracción posterior; mientras que los hombres consideraban que los besos adquirían mayor importancia cuando las relaciones se mantienen en el tiempo y son más duraderas.
Dicho estudio demostró que, a mayor número de besos, mayor nivel de satisfacción en la pareja. Sin embargo, no se encontró evidencia de que los besos eleven los niveles de excitación en el acto sexual.
Conclusiones
Tradicionalmente, ubicamos a los besos como parte de los “preliminares”. Pero investigaciones han demostrado que algunas personas pueden llegar a experimentar un placer sexual intenso sólo con besar, siempre y cuando los besos sean deseados.
Esto se ha valorado midiendo los cambios biológicos asociados a la excitación: aumento de la circulación sanguínea en genitales, piel erizada, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, tensión muscular y sudoración.
Y aquí un dato sorprendente: este gesto amoroso y pasional tan importante para muchos, sólo se practica en un 46% de las culturas del mundo.
En fin, como dice “Bifo”: “Deberíamos discutir este problema desde un punto de vista psicoanalítico y poético…pienso que se puede producir también un efecto contrario: que el hechizo de la virtualización podría romperse y un movimiento poderoso de acercamiento y de afectividad podría manifestarse.”
¡Hasta pronto!
Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.
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