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Nuevas masculinidades, ¿cómo viven la disfunción eréctil?

Desde que el hombre camina erecto, hemos perpetuado la idea de que los varones son “todopoderosos”: proveedores, físicamente más fuertes, competitivos, cazadores, protectores…hasta que aparecen los problemas de erección. De pronto, toda su masculinidad se derrumba. ¿Estaba sostenida en un pilar que un día se cayó? La disfunción eréctil, ¿daña irreparablemente la imagen de ellos mismos? En el plano sexual, ¿siguen siendo “hombres a la antigua”? Las llamadas nuevas masculinidades, ¿cómo viven la disfunción eréctil? ¡Te contamos todo lo que necesitas saber a continuación!

Las nuevas masculinidades

Todas estas preguntas surgen a partir de un concepto nuevo que se escucha en todos lados: las nuevas masculinidades. Pero, ¿qué es eso? ¿Se trata de una “mejor forma” de ser hombres? ¿es sólo una moda? Empecemos por explicar a qué se refiere este término. 

Los tiempos cambian, la sociedad evoluciona constantemente, el orden de las cosas y nuestros antiguos modelos de comportamiento ya no funcionan.

Esa masculinidad que aprendimos de nuestros padres y en la que los hombres se sentían tan cómodos, dio un giro de 180º y ya no se ajusta a la nueva realidad. Es fácil darse cuenta si observamos cuántas relaciones de pareja fracasan por no estar basadas en la igualdad, incluyendo las relaciones sexuales.

Tanto los hombres como las mujeres debemos aprender nuestros nuevos roles, los hombres replantearse el concepto de “ser hombre” desde una perspectiva de género. Para el sociólogo Jorge Elbaum, las nuevas masculinidades son “la búsqueda de muchos hombres de la igualdad para el mundo”. Estos hombres buscan relacionarse con sus congéneres, pero sobre todo con el género femenino, de una forma más empática, aceptando las diferencias básicas pero encontrando la forma de crear lazos profesionales, sociales y amorosos más igualitarios.

Nuevas masculinidades, ¿cómo viven la disfunción eréctil? 

Ya bien entrado el siglo XXI, los hombres siguen basando la virilidad en el desempeño sexual. 

Es por eso que al ver minada la capacidad de erección, suelen perder por completo la seguridad, la autoestima, el equilibrio en todo. La disfunción eréctil se vive como dolor silencioso, un duelo en solitario que los abate, y aún así, se resisten a buscar ayuda. La negación ante todo.

Para comprender esta reacción masculina ante la incapacidad para lograr una erección, pensemos en la pirámide de Maslow (necesidades del ser humano). En el primer nivel, se encuentran las necesidades fisiológicas: comer, respirar, dormir y el sexo. En el segundo nivel se encuentra la necesidad de seguridad, desde la física hasta la económica, pasando por la salud, la familia, la propiedad y la moralidad. En el tercer nivel está lo que Maslow llama la afiliación: amistad, afectos e intimidad sexual. El autorreconocimiento, la confianza, el respeto y el éxito ocupan el cuarto peldaño. Y finalmente, está la autorrealización, que abarca aspectos como la espontaneidad, la falta de prejuicios, la resolución de problemas y la aceptación de la vida tal cual es.

Tiene sentido, ¿verdad? Si en todos los niveles de las necesidades básicas la sexualidad está presente de una u otra forma, es lógico que al no ser capaces de obtener y brindar placer sexual, lo experimentemos con una sensación de gran pérdida. Una parte fundamental de nuestras vidas está faltando y eso hace que la pirámide entera se venga abajo.

Así de grave puede ser la disfunción eréctil si no aprendemos a verla desde otra perspectiva, no como una tragedia irreparable, sino como un problema de salud masculina que tiene solución, si nos atrevemos a pedir ayuda.

La disfunción eréctil no hace al hombre “menos hombre”. No los hace perder poder. Al contrario, enfrentarla sin prejuicios, sin temor a ser juzgados, como algo natural que puede pasarle a cualquiera, responde perfectamente a lo que demanda una nueva masculinidad. 

Aceptar los problemas de erección no es negar la hombría. Es darse cuenta de que la valía no está en los genitales, sino en la capacidad de amar a otras personas de una forma libre, honesta, respetuosa, equitativa.

Los estereotipos machistas han orillado a los hombres a ocultar sus emociones, a no mostrarse nunca vulnerables. La disfunción eréctil los pone en una situación, precisamente, de vulnerabilidad. Al no poder disfrutar de una vida sexual completa, ser cuestionados por la pareja o tener que hablar de ello con el médico, puede llegar a generar conflictos emocionales que van desde el enojo, la vergüenza, la ansiedad, hasta la depresión.

Es hora de romper tabúes al respecto. Una mujer no siente vergüenza de ir al ginecólogo, ¿verdad? Pues los verdaderos hombres, las nuevas masculinidades, deben incluir el cuidado a ellos mismos.

La disfunción eréctil tiene tratamiento, la ciencia ofrece todo tipo de alternativas para que podamos recuperar el disfrute de relaciones sexuales plenas a cualquier edad.

Si tienes problemas de erección y estás batallando para enfrentarlo, te invitamos a que veas esta disfunción sexual masculina con los ojos de una nueva masculinidad. Aquí algunos consejos:

  • Sé amable contigo mismo. Lo que te pasa no es culpa tuya, es un problema de salud que padecen millones de hombres en todo el mundo. No te juzgues, no te enojes, no pelees con la situación. Acéptala como algo natural y haz lo indicado en estos casos: ve al médico. 
  • Busca ayuda profesional. Un especialista en salud sexual masculina podrá despejar todas tus dudas de forma objetiva y profesional. Los hombres tenemos fama de no ir al médico nunca. Ya sea por miedo a las agujas o por no parecer débiles, evitamos las visitas al consultorio a toda costa. Tu salud es primero. Hay clínicas certificadas donde las consultas son en un ambiente privado, discreto y donde tu información será guardada en absolutamente confidencialidad.
  • El sexo es cosa de dos. Quedamos que en las nuevas masculinidades, las relaciones son igualitarias. Tanto tú como tu pareja tienen derecho a gozar de relaciones sexuales satisfactorias. Si tú no te atiendes, ella también saldrá perjudicada. Ábrete al diálogo, pídele consejo. Esto es algo que les afecta a ambos y juntos pueden solucionar más fácilmente.
  • Sé responsable. Sigue el tratamiento. Desde fármacos orales, medicamentos de aplicación local, asesoría sexológica, hasta terapia de ondas de choque. Sea cual sea la causa de tu disfunción eréctil, hay tratamientos integrales que han probado su eficacia en millones de pacientes.
  • Trabaja en tu forma de relacionarte. Muchas veces, las relaciones sexuales son una “lucha por el poder”. Las batallas que se libran en la cama se llevan a otros ámbitos. Es así como los seres humanos nos acostumbramos a manipular. El verdadero amor no es posesivo ni busca el dominio del otro; por lo tanto, no tienes porqué sentirte derrotado si por el momento, no puedes satisfacer a tu pareja. Si ella te ama, estará de tu lado y seguro dispuesta a ayudarte. Aprende a ser ese nuevo modelo de hombre que no teme mostrar sus emociones. Las mujeres suelen aceptar como algo muy positivo que su pareja se abra. No olvides que la solidaridad se ejerce de forma horizontal e implica respeto mutuo. 

Consideraciones finales

  • Hoy en día, cada hombre es libre de asumir su masculinidad como mejor considere, pero debemos reconocer que en el terreno de la sexualidad, aún tenemos mucho qué aprender todos. 
  • Al cambiar el cliché de la virilidad ancestral que tenemos, podremos empezar a ver el sexo como una parte esencial de nuestra vida, no el centro de todo. El ser humano está formado de cuerpo, mente y espíritu, por resumirlo de alguna manera. Si una parte de ese ser completo se “descompone” las otras dos actuarán para reconstruir el todo. Eso es lo que los psicólogos llaman resiliencia, la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas, como una pérdida.
  • La empatía, por otro lado, es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro. Conectarse a niveles más profundos a partir de lo que uno es y menos con lo que se espera de nosotros. Es escuchar y entender la necesidades de otras personas y de nuestro entorno, sin juzgar, simplemente aceptando (la cúspide de la pirámide de Maslow).
  • Las nuevas masculinidades apuestan por el cuidado: de uno mismo, de la pareja, los hijos, el hogar, la economía y la salud, todo de forma equitativa. Eso generará relaciones equilibradas donde ninguno se sienta presionado y el sexo sea una fuente de vida, de esparcimiento y una forma de relacionarse íntimamente, no un arma de poder.
  • Las mujeres también deben hacer su parte. Ante un problema de disfunción eréctil, lo peor es el reclamo. Para nada es positivo echarle en cara su “fracaso” ni sacarlo a cuento durante una pelea. Tampoco deben violar su privacidad contándoselo a las amigas ni herir su susceptibilidad con burlas. No está de más decirlo. Apoyarlo en un momento tan difícil e incluso ofrecer acompañarlo al médico (si es que él se siente cómodo con eso), es lo que se esperaría de una pareja sólida y madura. Si superan esto juntos, saldrán más unidos que nunca.    
  • La vinculación con otros seres humanos es necesaria para crecer. Por eso no hay que temer al contacto íntimo con el otro. Volver al romanticismo, hablar sobre las cosas que les preocupan a ambos, no pensar en que hay cosas “de mujeres” o “de hombres”, sino temas humanos, acortará la distancia que se abre cuando existe un problema de disfunción eréctil o eyaculación precoz.
  • Las mujeres no son las únicas beneficiadas de esta nueva masculinidad. Los hombres obtenemos una enorme ganancia: convertirnos en mejores seres humanos.
  • Ahora que sabes algo más sobre las nuevas masculinidades y cómo viven la disfunción eréctil, ¿te animas a dar el paso?

Seguro te encontrarás con una vida más feliz.

 

¡Hasta pronto!

 

Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.

 

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