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La diálisis y la insuficiencia renal, ¿cómo pueden afectar mi vida sexual? ¿Qué inconvenientes tiene?

La insuficiencia renal crónica (IRC) y la diálisis, representan un desafío para el paciente en varios aspectos de su vida. La esfera sexual es algo que podría no considerarse prioridad, dado que lo primero, es preservar la vida. Sin embargo, sabemos que el sexo es una de las necesidades básicas del ser humano y una parte muy importante del bienestar integral. Por eso, es natural que la persona tenga inquietudes al respecto. La diálisis y la insuficiencia renal, ¿cómo pueden afectar mi vida sexual? ¿Qué inconvenientes tiene? En este artículo encontrarás información que puede ser de gran utilidad para saber cómo manejar estos dos aspectos que parecen ser opuestos: diálisis y vida sexual masculina. ¿Nos acompañas en la lectura?

¿Qué es la enfermedad crónica?

La National Foundation Kidney Disease Outcome Quality Initiative define la enfermedad renal crónica (ERC) como el daño que modifica la estructura y funcionamiento de los riñones por más de tres meses. Actualmente afecta a alrededor del 12.2% de personas en México. Según datos del INEGI, la Enfermedad Renal Crónica (ERC) ocupa el 11º. lugar en mortalidad de nuestro país y está asociada a personas con otras patologías como diabetes mellitus e hipertensión y enfermedades del corazón. Todas éstas, asociadas también a la disfunción eréctil.

Por otra parte, el estudio de la prevalencia de enfermedad renal crónica no diagnosticada en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 en atención primaria, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, 2015), informa que en México, cada año existen 400 000 casos nuevos de diabetes y más de 70 000 defunciones. Dentro de este contexto, el 34.4% de personas que viven con diabetes son diagnosticados con enfermedad renal crónica en etapas avanzadas. 

Una enfermedad como la insuficiencia renal crónica y el tratamiento con diálisis, tienen complicaciones físicas y psicológicas que afectan de forma directa la función sexual de los pacientes, tanto hombres como mujeres. 

Retomar el control de las emociones puede ser muy complicado si no se dispone de una red de apoyo que incluya a la pareja, familiares, amigos y profesionales de la salud. 

Al estado anímico, se suma el desgaste físico, ya que el tratamiento con diálisis y la propia enfermedad, demandan mucho tiempo y esfuerzo.

El paciente debe ser consciente de que, además de salvar su vida, la diálisis cambiará su vida. Pero no necesariamente debe verse como el fin de una existencia gratificante y plena, todo es cuestión de adaptarse a las nuevas circunstancias.

Será necesario llevar una estricta dieta, cuidar atentamente el consumo de líquidos, trasladarse al lugar de administración del tratamiento y encontrar la forma de sobrellevar las incomodidades del procedimiento.

Como se explica en el portal de Mayo Clinic, “la diálisis consiste en eliminar los desechos y el exceso de líquido de la sangre artificialmente cuando los riñones ya no pueden hacerlo. En la hemodiálisis, es una máquina que hace el trabajo de filtración. En la diálisis peritoneal, un tubo delgado que se inserta en el abdomen llena la cavidad abdominal con una solución para diálisis que absorbe los desechos y el líquido excedente. Luego de un tiempo, la solución para diálisis sale del cuerpo y se lleva los desechos.”

¿Y las relaciones sexuales?

Pensar en tener relaciones sexuales en estas circunstancias, puede despertar temores, dudas y preocupación tanto en el paciente como en la pareja. Pero también existen alternativas que permiten retomar la intimidad, aun cuando existan algunos inconvenientes.

De hecho, el contacto cercano -íntimo- con la pareja y los lazos afectivos, ayudan a mejorar el ánimo, a recuperar el gusto por la vida y saber que podemos volver a sentirnos felices. ¡La vida sigue! 

El sexo nos mantiene sanos física y emocionalmente. Las relaciones sexuales sanas y frecuentes mejoran el sistema inmunológico, contribuyen a regular la presión arterial y se les atribuyen poderes analgésicos, antiestrés y son coadyuvantes para conservar la salud mental.

¿Hay vida sexual para un hombre con insuficiencia renal que se somete a diálisis? 

Claro que puede haberla. Es cuestión de tiempo, cuidados médicos, amor, paciencia, fuerza interior y, de preferencia, la asesoría de expertos en salud sexual masculina.

La diálisis y la insuficiencia renal, ¿cómo pueden afectar mi vida sexual? ¿Qué inconvenientes tiene?

Habrá, sin duda, pero también soluciones. Es importante entender que la insuficiencia renal crónica afecta el organismo en muchos niveles: hormonal, cardiovascular, digestivo, sistema óseo, sistema nervioso central y por supuesto, en la función sexual.

También sabemos que, entre las causas y factores de riesgo para la IRC, se encuentran enfermedades asociadas a la disfunción eréctil (al afectar el flujo sanguíneo) como:

  • Diabetes tipo 1 y 2.
  • Presión arterial alta.
  • Enfermedad cardíaca (cardiovascular).
  • Tabaquismo.
  • Obesidad.
  • Antecedentes familiares de enfermedad renal.
  • O el uso frecuente de medicamentos que pueden dañar los riñones.

Es por eso que la disfunción eréctil y la ausencia de deseo, son las complicaciones sexuales más frecuentes en pacientes masculinos. 

La erección depende de una combinación de acciones en el organismo donde intervienen neuronas, hormonas, venas y arterias, tejidos y músculos. Si éstos se dañan, habrá fallas en la capacidad eréctil. 

La revista médica ELSEVIER menciona el estudio de Epidemiología de la Disfunción Eréctil Masculina (EDEM. España), éste revela que en pacientes tratados con diálisis por ERC en estadio terminal, la prevalencia de disfunción eréctil está en torno al 50%, variando entre el 63% y 81%.

Una prevalencia tan alta se debe a las complicaciones de la Insuficiencia Renal Crónica, como pueden ser: 

    • Retención de líquidos (hinchazón), presión arterial alta o líquido en los pulmones (edema pulmonar).
    • Aumento repentino en los niveles de potasio en la sangre (hipercalemia), que afecta también al corazón.
    • Anemia.
    • Enfermedad cardíaca.
    • Debilidad de los huesos y mayor riesgo de fracturas.
  • Disminución del deseo sexual, disfunción eréctil o reducción de la fertilidad.
  • Daño al sistema nervioso central (dificultad para concentrarse, cambios en la personalidad o convulsiones.)
  • Menor respuesta inmunitaria, lo que te hace más propenso a contraer infecciones.
  • Pericarditis.
  • Daño irreversible a los riñones que requiera diálisis o un trasplante.

Las enfermedades crónicas tienden a alterar las fases del deseo y excitación, así como el estado psicológico del paciente y, además, algunos tratamientos pueden interferir con cualquiera de las fases de la respuesta sexual.

Es muy probable que un alto porcentaje de los pacientes en diálisis no estén teniendo relaciones sexuales, pero esto podría deberse en gran medida a la pérdida de interés en lo sexual, más que a los problemas físicos propios de la diálisis y/o de la insuficiencia renal crónica, ya que sí existen alternativas si el hombre las solicita a su médico abiertamente o el mismo tratante se preocupa por dar información sobre cómo pueden afectar su vida sexual la diálisis y la insuficiencia renal.

No tener ganas es normal. El mismo medio ELSEVIER, en el artículo “Problemas de la esfera sexual en el paciente renal”, indica que “la insuficiencia renal puede ocasionar alteraciones en el eje hipotálamo-hipofisario-gonadal. La deficiencia androgénica en varones con IRC afecta al 50-75% de los que reciben hemodiálisis. Se trata de un hipogonadismo hipergonadotropo, con alteraciones en la producción de hormona liberadora de gonadotropinas, hormona foliculoestimulante (FSH), hormona luteinizante (LH) y testosterona testicular.”

La libido disminuye en relación directa al descenso de testosterona en la insuficiencia renal. Un régimen sumamente disciplinado de alimentación y ejercicio en la medida que le sea posible al paciente, podría ayudar a que éste se sienta mejor, ya que la actividad física aumenta el metabolismo de los andrógenos en los músculos y la testosterona libre. Además, debe consultar con el médico si es posible contrarrestar la disminución de testosterona u otras hormonas afectadas por la falla renal, así como buscar técnicas y ejercicios que ayuden a recuperar el deseo y promover las erecciones.

También puede ser que al disminuir la fuerza corporal o tener un dispositivo conectado al cuerpo, algunas posiciones sexuales resulten complicadas o imposibles. Pero siempre se pueden intentar nuevas posturas, caricias y otras formas de explorar el erotismo. En esto, la asesoría sexológica puede ser de gran ayuda.

Si la insuficiencia renal ha causado disfunción eréctil, pregunta al urólogo especialista en salud sexual, si algún tipo de tratamiento como la farmacoterapia intracavernosa, bombas de vacío o terapia de ondas de choque, pueden ser una opción, tanto para la rehabilitación peneana (evitar que el pene pierda elasticidad en los tejidos) o para mantener relaciones sexuales si así lo deseas.

No te sientas presionado, las cosas no tienen que ocurrir en el corto plazo. 

La intervención médica y psicológica puede ayudar mucho tanto al paciente como a la pareja. Si los profesionales acompañan a los individuos en su proceso, manejar las afectaciones a la vida sexual, serán más llevaderas y el futuro, alentador.

La diálisis y la insuficiencia renal pueden afectar a tu vida sexual, pero no todo está perdido. Aquí tienes algunos consejos que pueden ayudar

  • No dejes de pensar en el sexo. Recuerda cuánto te gusta, permítanse -con tu pareja- tener fantasías y ¡hablar de ellas! La comunicación es un factor fundamental para mantener la intimidad.
  • Si no es posible realizar el coito, existen otras actividades sexuales igualmente disfrutables. Exploren a través de los sentidos: tacto, vista, oído, olfato. Jueguen, amplíen su repertorio de caricias. El placer sexual no depende sólo del coito.
  • Programen sus encuentros sexuales con anticipación, como si fuera una cita “de novios”. Buscar un lugar donde ambos se sientan cómodos y tengan a mano todo lo que puedan necesitar. Puede ser algo tan simple como acurrucarse para ver una película juntos.
  • Busquen las posiciones sexuales más cómodas. Pueden ayudarse de almohadas en caso de que no tengas mucha fuerza muscular. 
  • La estimulación genital mutua también cuenta como relación sexual, ¿por qué no?
  • Ténganse paciencia el uno al otro y ofrézcanse apoyo, comprensión y una mano para sostener en los momentos más bajos.
  • Si te preocupa que haya alguna complicación con el catéter al tener relaciones sexuales, pregunta a tu proveedor de salud (incluso a la enfermera, sin pena), cómo puedes proteger el acceso al tener intimidad. Obviamente se debe evitar la presión directa sobre la fístula, el injerto o jalar del catéter.
  • Si se trata de diálisis peritoneal, es posible que lleve tiempo acostumbrarse a tener líquido en el abdomen. Pregunta a tu médico si puedes tener relaciones sexuales entre las sesiones de intercambio (drenaje y llenado), con o sin la cicladora. 

Consideraciones finales

Al estar estrechamente relacionada la insuficiencia renal crónica con enfermedades como la diabetes y los padecimientos cardiovasculares, es importante sensibilizar acerca de las afectaciones a la vida sexual que traerán tanto la insuficiencia renal crónica como la diálisis.

El paciente debe tomar conciencia sobre la importancia de implementar hábitos saludables en su vida diaria para evitar complicaciones que podrían afectar sus actividades cotidianas y tener un mayor impacto sobre su salud sexual. 

La diálisis y la vida sexual masculina pueden convivir si se toman las medidas necesarias.

La ciencia puede ofrecer terapias innovadoras mediante un enfoque multidisciplinario que contribuyan a mejorar la calidad de vida de las personas.

Recuerda que existen infinitas formas de permanecer conectados. El sexo es una de las más bellas e intensas, pero no es lo único. Las muestras de afecto y el contacto físico siguen ahí, así como el diálogo y la sincronía emocional.

¡Hasta pronto!

Artículo validado por el Dr. Jesse Jarrod Jimenez, Médico Especialista en Cirugía General, Urología, Andrología y Medicina Sexual de Boston Medical Group en México, Monterrey. 

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