En el artículo de hoy hablaremos del COVID-19 y cómo este tipo de virus podría causar, en algunos hombres, un bloqueo en la irrigación sanguínea al pene, lo que puede derivar en una dificultad para conseguir una erección.
Leer, escuchar, opinar y recibir información novedosa de la propagación de este virus se ha vuelto una cotidianidad en nuestra vida diaria. Sobre todo para el ámbito de la salud, en el que constantemente nos enfocamos en investigar y acercar mejoras para el beneficio de las personas.
Si bien no hay suficientes datos científicos para vincular de manera definitiva el coronavirus con la disfunción eréctil, la infección por el virus puede afectar los vasos sanguíneos.
Algunos expertos piensan que entre los efectos negativos que causa la infección del coronavirus podrían estar algunas disfunciones sexuales.
¿Cómo es posible?
La disfunción eréctil se puede asociar, en gran parte, a problemas vinculados con la irrigación sanguínea, y por lo tanto, los inconvenientes vasculares relacionados con el COVID-19 puedan estar asociados a este tipo de patología.
Cualquier efecto que impida la libertad de circulación de la sangre por el cuerpo tendrá, casi con toda seguridad, un impacto en la capacidad de lograr una erección.
¿Cómo impacta en el corazón?
Causando efectos vasculares. La función eréctil es un predictor de enfermedades cardíacas, por lo que sabemos que el sistema vascular y el sistema reproductivo están conectados. También sabemos que COVID-19 puede causar gran inflamación en todo el cuerpo, especialmente en el corazón y los músculos circundantes. El suministro de sangre al pene puede bloquearse o estrecharse como resultado de una afección vascular nueva o agravada causada por el virus.
Es clara la relación que hay entre los factores que aumentan el riesgo cardiovascular y la presencia de disfunción, ya que la disfunción eréctil puede ser una manifestación temprana de una enfermedad coronaria y una enfermedad vascular periférica, por lo cual esta condición debería considerarse como una señal de alerta a un daño cardiovascular.
¿Repercute psicológicamente?
La actividad sexual está estrechamente relacionada con la salud mental. El estrés, la ansiedad y la depresión causados por el virus y la pandemia pueden estar relacionados con la disfunción sexual y el mal humor. En muchos casos la actividad sexual se vio afectada durante la pandemia, por lo que el deseo y la frecuencia de los encuentros íntimos cambiaron durante esta época.
La disfunción eréctil afecta al 52% de los hombres entre los 40 y los 70 años con diferentes grados de severidad.
La disfunción eréctil es la incapacidad persistente de conseguir y mantener una erección suficiente que permita una relación sexual satisfactoria.
Es una condición relacionada con aspectos orgánicos o psicológicos que tiene un impacto significativo en la calidad de vida de las personas afectadas y de su pareja.
Por otro lado, no debemos olvidarnos que las personas conviven con la posibilidad de contraer la transmisión de COVID-19, lo que puede generar miedos y angustias asociados al contagio de la pareja, causando efectos negativos sobre la salud sexual, el deseo y la dinámica de las relaciones íntimas.
Además, la cuarentena obligó a las parejas a mantener una cercanía prolongada e inevitable, lo que pudo significar para algunos un aumento en los encuentros íntimos, pero para otros un impacto negativo que pudo afectar la calidad de las relaciones sexuales.
Asimismo, el aumento de la permanencia en el hogar durante la cuarentena abrió las puertas hacia la posibilidad de visualizar contenido pornográfico online y aumentar de esta forma la autosatisfacción. Es importante destacar que, la visualización adictiva de pornografía, puede alterar el desempeño íntimo en el hombre, y afectar al comportamiento sexual de la pareja debilitando la calidad de las relaciones sexuales y emocionales. Lo más importante, siempre, es acudir a tiempo al médico y consultar por los síntomas que se identifiquen como anormales en la persona.
Aconsejamos siempre hacer un seguimiento médico de la salud, tanto sexual como integral, ya que mejorar la calidad de vida íntima de las personas, identificando posibles desórdenes en la salud sexual y abordando diferentes tratamientos ayuda a recuperar la fortaleza interior.
Si el coronavirus repercute en el flujo sanguíneo de una persona y la disfunción eréctil es un efecto secundario de esta alteración, hay muchas opciones de tratamientos disponibles para comenzar.
¿Cómo saber si tienes problemas de erección?
- Las erecciones matutinas se vuelven menos frecuentes y rígidas.
- El clímax se alcanza con una erección parcial.
- Aparecen problemas de erección en, al menos, uno de cada cuatro intentos de relación sexual.
- Con frecuencia, es más dificultoso, lograr o mantener la erección durante un periodo superior a seis meses.
- El tiempo en obtener una erección es mayor de lo habitual.
- Pérdida de la erección en determinadas posiciones.
- Necesidad de un mayor estímulo erótico para lograr una erección.
¿Cuándo es el momento de acudir al médico?
Lo más apropiado es realizar una consulta, de forma rápida, cuando se detecta alguna disfunción sexual. Los médicos estudiarán el caso y determinarán el grado del progreso tras un estudio personalizado donde podrá recibir un tratamiento adecuado para intentar recuperar su vida sexual.
La disfunción eréctil suele ser un síntoma de un problema subyacente. Los hombres con mala salud tienen un mayor riesgo de desarrollar disfunción eréctil y también de tener una reacción grave al COVID-19. Dado que el virus puede causar una gran cantidad de problemas de salud, la mala salud general es motivo de preocupación tanto por la disfunción eréctil como por otras complicaciones.
Por eso es aconsejable vacunarse cuando sea posible, consultar la información, recomendaciones, medidas de prevención y seguir manteniendo los cuidados recomendados por los epidemiólogos que se centran en:
Cuidados principales
- Mantener 2 metros de distancia
- Usar barbijo, mascarilla o tapabocas.
- Lavarse las manos con agua y jabón o con soluciones a base de alcohol.
- Ventilar los ambientes de manera constante y cruzada.
- No hacer reuniones.
- Evitar reuniones en espacios cerrados.
- No compartir utensilios de comida ni vajilla.
- Toser y estornudar en el pliegue del codo.
- No tocarse la cara.
- Autoaislarse si presenta síntomas.
Si sientes uno o más síntomas no dudes en acudir al médico.
Una consulta a tiempo es más salud para ti y tu entorno.
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