Todos los medicamentos tienen efectos secundarios, algunos más tolerables que otros, pero en cuestión de fármacos, no hay excepciones. Los que nos interesan particularmente en este artículo, son aquellos que perjudican nuestro desempeño sexual. Disfunción eréctil y falta de deseo sexual son los principales efectos adversos de muchos tratamientos que, probablemente, estés tomando sin saber cómo te afectan en el sexo.
¡Aquí tienes los 7 medicamentos que pueden arruinar tu vida sexual y qué alternativas hay para seguir disfrutando de relaciones sexuales satisfactorias!
¿Qué es la disfunción eréctil?
La disfunción eréctil es el padecimiento número uno en los consultorios de Boston Medical Group alrededor del mundo. Sabemos que más de la mitad de los hombres mayores de 40 años la padecerá en algún grado a lo largo de su vida. 9 de cada 10 casos se deben a causas fisiológicas, la mayoría, asociadas a la circulación sanguínea.
48 años es la edad promedio en que se presentan los problemas de erección. La razón es que, además de una baja normal en los niveles de testosterona, es en la quinta década de vida cuando suelen aparecer enfermedades como hipertensión, diabetes, colesterol y triglicéridos altos, enfermedades cardíacas o hasta depresión, aunque para esta última, no hay edad.
Sabemos que estas patologías están estrechamente relacionadas a la disfunción eréctil. Pero hay un factor que no es tan conocido: los medicamentos para tratar estos padecimientos, pueden arruinar tu vida sexual.
Algo muy importante y que repetiremos a lo largo de todo el artículo, es no abandones tu tratamiento. Mejor habla con tu médico.
Enfermedades que pueden arruinar tu vida sexual
Indica el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que, en México, 14% del total de defunciones registradas en el país, fueron a causa de la diabetes mellitus; 52% de estos fallecimientos, fueron de sexo masculino.
La tasa de mortalidad por diabetes para 2020 fue de 11.95 personas por cada 10 mil habitantes. Para 2030, esta cifra podría aumentar a 578 millones, según datos de la Federación Internacional de la Diabetes (FID).
Diabetes y obesidad van de la mano. Según el World Obesity Atlas (Atlas Mundial de la Obesidad), la obesidad es hoy en día “una de las peores pandemias no transmisibles en la historia de la humanidad”. En 2020 había 1,079 millones de personas con algún tipo de obesidad en todo el mundo -una de las principales complicaciones para COVID-19-. Se prevé que para 2023, pueda llegar a los 1,469 millones.
¿Por qué hacemos hincapié en el tema de la obesidad? Porque esta enfermedad es el origen de muchas otras patologías como diabetes, cardiopatías, hipertensión u otras enfermedades metabólicas asociadas a la disfunción eréctil.
Además, es causa de disminución en los niveles de testosterona (ya que los estrógenos se elevan) y, por lo tanto, baja el deseo sexual.
A esto se suman los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida: tabaquismo, alcoholismo, mala alimentación -llena de grasas saturadas, sal y carbohidratos- y sedentarismo.
Todo esto es una bomba de tiempo para infartos, accidente cerebrovascular, enfermedades hepáticas e insuficiencia renal.
Es por todas estas razones que el número de hombres con disfunción eréctil va en aumento, incluso a edades más tempranas.
De acuerdo con Boston Medical Group, líder mundial en salud sexual masculina, la disfunción eréctil puede ser el primer síntoma de una enfermedad grave no diagnosticada. Es por eso que para el diagnóstico debe tomarse en cuenta toda la historia clínica del paciente, rigurosos análisis físicos y de laboratorio, hábitos de vida y de sexualidad.
Una vez hecho el diagnóstico, el médico sexólogo recomendará un tratamiento integral de acuerdo a las necesidades de cada paciente. Pero, además de la disfunción sexual, debe tratarse la enfermedad asociada.
Aquí es donde inicia el círculo vicioso: la causa física y los medicamentos para tratarla. En un alto porcentaje de los casos, ambos son causa de disfunción eréctil o disminución de la libido.
Si tu médico de cabecera te ha recetado medicamentos que pueden arruinar tu vida sexual, la recomendación es consultar a un médico especialista en disfunciones sexuales masculinas. Él puede informarte sobre las alternativas que existen para disminuir los efectos sexuales adversos. Pero, nuevamente, bajo ninguna circunstancia abandones tu tratamiento.
7 medicamentos que pueden arruinar tu vida sexual
Finasterida
Indicada para tratar la hiperplasia prostática benigna (agrandamiento de la glándula prostática). La finasterida ayuda a controlar síntomas como la micción frecuente o dificultad para orinar.
También se usa para tratar la alopecia androgénica (pérdida moderada de cabellos de la coronilla y mitad anterior de la cabeza) y puede ayudar en algunos casos de hidradenitis supurativa.
La finasterida pertenece a una clase de medicamentos llamados inhibidores de la 5-alfa–reductasa, un análogo sintético de la testosterona. La 5-alfa-reductasa es una enzima que convierte la testosterona en un andrógeno muy potente: 5-alfa-dihidrotestosterona.
La 5-alfa-reductasa de tipo II se encuentra de forma preferente en la próstata, vesículas seminales, epidídimo, folículos pilosos y en el hígado.
Su mecanismo de acción consiste en bloquear la producción de hormonas masculinas para evitar que la próstata se agrande.
¿Por qué la finasterida puede arruinar tu vida sexual? Porque disminuye los niveles de testosterona y por lo tanto, el deseo sexual, pudiendo afectar también la respuesta sexual en hombres, es decir, causar disfunción eréctil.
- Antihipertensivos: diuréticos, betabloqueantes y alfabloqueantes
Como su nombre lo indica, se usan para controlar la presión arterial alta. Su acción consiste en disminuir la presión de los vasos sanguíneos para proteger el corazón.
Al disminuir el flujo sanguíneo, los hipertensos pueden dificultar la llegada de sangre al pene para lograr la erección.
En el caso específico de los medicamentos diuréticos, también incrementan la excreción de zinc del organismo, necesario para la producción de testosterona, lo que puede llevar a una disminución del deseo sexual e incrementa el riesgo de disfunción eréctil.
En cuanto a los betabloqueantes, se indican como tratamiento de los trastornos del ritmo cardíaco y en la cardioprotección después de un infarto al miocardio.
Estos medicamentos reducen la presión arterial y bloquean los efectos de la hormona epinefrina (adrenalina) para que el corazón lata más despacio y con menos esfuerzo.
- Antidepresivos
Se conocen como Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS). Son los medicamentos más comunes para tratar la depresión y la ansiedad. Habrás oído hablar del Prozac o la Sertralina, que están entre los más conocidos, pero la lista es larga.
Estos fármacos producen una mayor cantidad disponible de serotonina, el neurotransmisor del equilibrio emocional, pero su efecto secundario más importante, es la disminución de la libido, así como la disfunción eréctil.
Explica el Dr. José Benítez, director médico de Boston Medical Group: “(los ISRS) producen una relajación que puede llevar a una disminución del interés y del apetito sexual, ya que interactúan con los niveles de dopamina y prolactina, lo que puede producir cambios en el estímulo y motivación del acto sexual, la sensibilidad del pene, disminución del deseo y el placer, así como el retardo en la eyaculación y alteraciones circulatorias que deriven en disfunción eréctil.”
Si es necesario tomar antidepresivos para curar la depresión -junto con la psicoterapia- lo más conveniente es terminar el tratamiento y después, poco a poco, recuperar el deseo y la función eréctil, ya que la depresión también es causa de trastornos sexuales.
También puedes consultar con el médico acerca de otros tipos de antidepresivos que actúen sobre los niveles de dopamina y que tienen un menor efecto sobre el deseo sexual.
- Medicamentos para la Enfermedad de Parkinson
Trastornos como la enfermedad de Parkinson (caracterizada por temblores, rigidez y lentitud en los movimientos, entre otros síntomas), narcolepsia o el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), se asocian a una deficiente distribución de dopamina en el cerebro.
Para esto, lo más común es recetar medicamentos que incrementen los niveles disponibles del neurotransmisor dopamina, sustancia que aumenta el estado de alerta, la atención y la energía, aunque no sin efectos secundarios.
Estos estimulantes suelen ser derivados de anfetaminas. En dosis controladas, suelen ser más o menos seguros. Sin embargo, pueden causar adicción.
Los estimulantes de prescripción aumentan la actividad de dos sustancias químicas en el cerebro: la dopamina y la norepinefrina. La dopamina afecta las sensaciones de placer, cuando ésta es anormalmente alta, las sensaciones positivas se exacerban.
La norepinefrina afecta los vasos sanguíneos, la presión arterial, la frecuencia cardíaca, el nivel de azúcar en la sangre y la respiración.
Entre los efectos secundarios de la dopamina artificial, se encuentra una sensación de euforia, aumento de la presión arterial y frecuencia cardíaca, aumento de la frecuencia respiratoria, disminución de la circulación sanguínea, incremento del nivel de azúcar en la sangre y dilatación de las vías respiratorias.
También pueden llegar a elevar la temperatura del cuerpo a niveles peligrosos y causar arritmias, insuficiencia cardíaca o convulsiones.
A nivel psíquico, pueden causar psicosis, ira, esquizofrenia o paranoia.
Pero la razón por la cual estos medicamentos pueden arruinar tu vida sexual, es algo llamado hipersexualidad.
Los agonistas dopaminérgicos o fármacos inhibidores de la recaptación de dopamina, al dejar disponible una mayor cantidad de este químico cerebral, pueden incrementar el deseo sexual del paciente de forma excesiva, sin control alguno. La hipersexualidad puede tornarse compulsiva, con la consecuente afectación a la pareja y a la familia. Esto puede solucionarse con ayuda terapéutica y ajustando las dosis del medicamento.
Para saber más puedes leer este artículo: ¿Qué es la enfermedad de Parkinson? Conoce las complicaciones que genera en la vida sexual masculina
- Antiepilépticos
Los medicamentos antiepilépticos o anticonvulsivos, se usan tanto para tratar la epilepsia, como el síndrome convulsivo febril del niño y, en algunos casos, el trastorno bipolar.
Además de controlar las convulsiones epilépticas, pueden ser útiles para tratar algunos tipos de dolor crónico (dolor neuropático o migrañas).
Estos medicamentos pueden disminuir los niveles de testosterona, con la consecuente falta de apetito sexual y problemas de erección. También pueden afectar la capacidad de llegar al orgasmo.
Los fármacos antiepilépticos amortiguan los impulsos nerviosos para prevenir eficazmente los ataques epilépticos, pero pueden reducir al mismo tiempo las sensaciones placenteras.
Pregunta a tu médico por anticonvulsivos más modernos que pueden tener menos efectos secundarios.
- Antihistamínicos
Parecen inofensivos, de hecho, la mayoría se venden sin receta médica. Pero este tipo de medicamentos para la tos, la gripe o incluso la acidez gástrica, pueden afectar al desempeño sexual. No suelen ser peligrosos siempre y cuando no se toman en dosis altas. Los efectos no duran más de 24 horas.
- Quimioterapia
Al recibir quimioterapia para tratar cualquier tipo de cáncer, es muy probable que haya una pérdida importante de la libido o que exista dificultad para lograr una erección, especialmente en hombres que han padecido cáncer de próstata.
Muchos de los medicamentos usados en quimioterapia, reducen los niveles de testosterona. Pero una vez finalizado el tratamiento, los niveles de testosterona se regularizan y podrás recuperar la función sexual.
Lee más en ¿Las terapias del cáncer de próstata pueden provocar trastornos sexuales irreversibles?
También puedes consultar ¿Qué medicamentos pueden afectar la erección?
Consideraciones finales
Estos son sólo 7 medicamentos que pueden arruinar tu vida sexual, pero ya viste que hay alternativas para recuperar el disfrute de las relaciones sexuales.
Esperamos que este artículo haya sido de ayuda para ti, muchas gracias por tu atención. ¡Hasta pronto!
Artículo validado por Juan Manuel Martinez Preciado, Médico Cirujano con Maestría en Sexología clínica, epidemiólogo, integrante del grupo de dirección médica internacional Boston Medical Group.
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